¿Qué supone para ti el ansiado estreno de La Vida Chipén en el SEFF?
Pues, con todo lo que pasó cuando estalló la pandemia que no contaba ni con hacerla, es una gran alegría.
Ha sido un proceso larguísimo, ya que se tuvo que cancelar el rodaje justo cuando teníamos planeado empezar. Y, al final, la pandemia, se convirtió en un personaje más de la historia. La producción fue a toda pastilla, por las restricciones que había, teníamos fechas de entrega y nos quedaba poco tiempo, pero al final completamos la película gracias a un equipazo de profesionales que se merece ver la película en un festival de la categoría como es el SEFF, aunque para ello hayamos tenido que esperar casi un año desde que la acabamos.
¿Qué discos acumularía Paco Foto (Antonio Reyes), el protagonista de tu película?
Pues creo que, a pesar de descubrir esas músicas nuevas como el rock, el beat británico y la psicodelia que traían los anglosajones en sus maletas cuando aterrizaban en la Costa del Sol en los 60 y los 70, él prefería la música de verbena, entre lo yeyé y lo cañí, entre Los Brincos y El Fary. Una colección muy ecléctica, como es La Costa el Sol, pero eso sí, “Paco Foto”, en español, que él pueda cantar la letra, porque el inglés, no es lo suyo.
Paloma Peñarrubia es la responsable de la banda sonora, ¿cómo fue el proceso entre compositora y directora?
Tuve muy claro desde que comencé a idear la historia, y por el carácter onírico, y, por qué no, romántico de la película, que la música tenía que llevarnos a “aquel verano”, tenía que sonar a “bolero eléctrico”, que fue el primer concepto medio inventado que le transmití a Paloma. A partir de ahí y de referencias musicales que nos intercambiamos, Paloma comenzó como dice “a salir de su área de confort” y meterse de lleno a investigar la música de los años 60s y 70s, bebiendo del yeyé patrio, el giallo italiano y los sintetizadores de la época. Y creó no solo la banda sonora, sino un “universo chipén” donde se ha atrevido a hasta a meter una flauta rociera en un tema de pura psicodelia. Es una maga y tanto el productor (Daniel Méndez) como yo, sabíamos que este proyecto era suyo.
¿Qué música te inspiró durante la creación de La Vida Chipén?
Tengo la necesidad de escribir con música. Cualquier experto guionista te dice que ni se te ocurra escribir escenas escuchando música. A mí me da igual, yo no sé. Para mí, la música, las canciones, son las que me sugieren imágenes, escenas, e historias. Antes de ponerme a escribir el guión, ya tenía hecha una lista de Spotify de lo más ecléctica, que va desde Nino Rota, a La Malagueña interpretada por Sara Montiel, pasando por orquestas tropicales como la de Esquivel!. Lo que sí es verdad es que luego te enrocas en tener “esa canción” para “esa escena” y claro, como nunca hay dinero suficiente para pagarla (porque lo de los derechos de las canciones es una cosa desorbitada lo que piden) pues fastidia un poco.
Han pasado cuatro años desde tu (muy recomendada) ópera prima, Rota n ́Roll. ¿Qué te llevó a contar esa
historia?
Me atraen mucho las décadas de los 60 y 70, quizás por la música, la estética, el cine… no por esa moda nostálgica (y peligrosa) de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Me gustan especialmente las historias de los pueblos donde las fronteras entre dos comunidades muy distintas, no sólo territoriales sino ideológicas y culturales, desaparecen y dan lugar a híbridos culturales. Conocí a una chica roteña que me contaba la relación de amistad que tenía su padre en los 60 con un americano, que le regalaba vinilos y tocadiscos tipo pick-up sacados de la base. Así que se puede decir que la historia empezó por la música, por esa melodías que aún no se conocían en España: rock, blues, pop… Pero se tratan muchos más aspectos en la película. Me pasé años recolectando fotos y vídeos en super-8 de la Rota de los 50,60 y 70. Cada foto (la mayoría hechas por norteamericanos) contaba una historia, parecía un fotograma de una película. Yo no tenía intención de hacer nada con todo eso, pero cuando conocí al productor (Daniel Méndez) me dijo: “Esto hay que contarlo. Esto nos lo tienen que contar los protagonistas, así que vamos a hacer un documental”. Y nos fuimos a vivir unos meses al pueblo, a que los protagonistas de esa época, roteños y norteamericanos que se quedaron a vivir allí, nos contaran cómo se vivió aquella invasión. Me parecía increíble que todo eso hubiese pasado a una hora y pico de mi casa y no tener ni idea. Al fin y al cabo, lo que tuvo lugar en Rota era el inicio de la globalización en la que vivimos ahora.
Who you really are es el título del nuevo vídeo que has escrito y dirigido para Freddie Dilevi. ¿Qué te ha aportado esta colaboración?
Cuando Pablo (Freddie) me pasó la canción, tanto a mí como al director de fotografía, Antonio Galisteo “Gali”, nos encantó y nos dejó libertad creativa absoluta. Sin preguntarle nada sobre qué o de quién en concreto hablaba la canción, al escuchar la letra, me sugería ese momento en el que, de repente, un cantante que comienza a despuntar, llega un día que no se reconoce, porque la industria musical lo ha convertido en un “C.Tangana de la vida”, con esa pose de malote y con excesos por todos lados, un personaje que no es él, con el que no se identifica ya. Es un constructo de las discográficas, donde la música y el talento pasan a un segundo plano. Fue muy fácil trabajar con él porque, aparte de buen cantante, es un animal de escenario y se prestó a todo. Y yo encantada, porque a mí en realidad lo que me gusta, es hacer videoclips.
Freddie Dilevi tocará hoy viernes en la Sala Even (Sevilla)
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