Al cruzar la frontera de la provincia china de Xinjiang (junto con otros niveles administrativos, la mayor de las cinco regiones autónomas que conforman el país) no parece ocurrir nada extraordinario. Sin embargo, la revista Vice, a través de una investigación, ha afirmado que un caso de espionaje gubernamental está teniendo lugar en ese área. No solo de espionaje sino, además, de censura. De nuevo, el Estado asiático parece estar en el ojo del huracán en cuanto a la libertad de expresión.
La publicación norteamericana habría descubierto la instalación de determinado malware en los teléfonos de los inmigrantes que cruzasen la frontera. Éste sería una herramienta, por supuesto, sutil: monitorización de mensajes, indagaciones de documentos relacionados con el Islam y búsquedas de documentos prohibidos. Entre este tipo de documentos se encontrarían manifestaciones culturales y, en particular, parece que musicales: la banda de grindcore Unholy Grave está entre los objetivos que busca el malware. No es nada casual: hablamos de una formación que, entre todas sus canciones, tiene una titulada "Taiwan: Another China" (país, éste, con el que mantiene desde hace décadas una agria disputa). Las sospechas, por tanto, vuelven a caer sobre el país asiático, para el que la expresión en la música parece haberse convertido en una amenaza.
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