Somos The Suicide Of Western Culture y vamos a relataros lo que ha sido nuestra experiencia junto a DJ Coco en uno de los principales festivales de la Costa Oeste de Estados Unidos: el FYF del downtown de Los Angeles.
Lo primero que queremos destacar es que el viaje a LA es una verdadera paliza: ¡casi veinte horas de viaje te dejan destrozado! Nada que ver con nuestra anterior visita a Estados Unidos: Austin (South By Southwest Festival) y Nueva York. Nada más llegar al hotel en Los Angeles coincidimos con DJ Coco y pasamos juntos casi todo el festival con el objetivo de intentar abastecernos mútuamente de la cerveza procedente del backstage (un trabajo nada fácil...).
Nuestra actuación está programada el sábado a un excelente horario (22.30h), algo bastante atípico para lo que suelen ser nuestras actuaciones festivaleras a altas horas de la madrugada. La única pega es la coincidencia horaria con el bolo de M83 en el escenario principal: el franchute, al igual que en Europa, es poseedor de una extensa legión de fans en los USA. ¡Pero tampoco vamos a amedrentarnos por eso! Por su parte, Coco será el encargado de cerrar el festival a través de la after party oficial (¡ahí es nada!).
Una de las cosas que más nos choca es la ausencia de prueba de sonido (aunque ya nos habíamos curtido previamente en estas lides en nuestros anteriores conciertos en Austin, Nueva York y Toronto). La otra es que en el festival no se puede beber alcohol: sólo es posible hacerlo en un espacio delimitado que cuenta con una extrema seguridad. Todos tuvimos la sensación de que era más fácil introducir en el festival una pistola o un M16 que una cerveza. ¿Y esto es la cima de la civilización occidental?
Una hora antes de tocar armamos el equipo y veinte minutos antes testeamos. Previamente hemos podido ver actuar en nuestro escenario a The Field y a John Maus, con lo que tenemos la certeza que sonará bestial gracias a unos subwoofers brutales. Saltamos al ruedo a las 22.30h y durante unos cuarenta minutos tocamos casi todo temas de nuestro inminente segundo disco. La receptividad de los estadounidenses respecto a nuestra propuesta es muy positiva: de hecho, son muy receptivos con todo aquello que sea la electrónica europea (sin tener en cuenta si viene de Francia, Reino Unido o España).
Tan buen punto finalizamos el show en FYF Festival nos espera un chofer que rápidamente nos trasladará a nuestro segundo concierto de la noche: un secret show repleto de bandas locales en el mítico local The Smell. Coco nos aclara que No Age o HEALTH son habituales del local. Otro dato importante: aunque aquí tampoco hay cerveza el local está repleto de gente. Quedamos estupefactos. ¡El mismo local en Barcelona, pero sin cervezas no se llenaría ni con U2 featuring Bruce Springsteen! También nos choca mucho la proximidad de la gente: mientras montábamos nuestros cacharros y durante la actuación el público se encuentra absolutamente pegado a los bafles y al escenario (aquí no podemos marcarnos un Justice: cómo vean que vas de ful te arrojan al pilón de los caballos que hay en la entrada del local, como en el Far West…).
Al terminar nuestro show secreto estamos completamente machacados, pero por suerte disponemos del resto del fin de semana para disfrutar del festival y de artistas como Twin Shadow o Turbonegro. Es el turno de DJ Coco, quien se encarga de poner el broche de oro del festival marcándose una sesión en el Grand Star Jazz Club, un garito en pleno Chinatown (un mundo este barrio) y enfrente del festival.
La fiesta es para artistas, vips y público con invitación, y los organizadores del festival le habían pedido a Coco el mismo tipo de sesión que realiza como fin del Primavera Sound, así que a golpe de super hits de ayer y hoy finalizan los tres días del festival…
El domingo aprovecharemos para hacer un poco de turismo: en Hollywood visitamos la mítica tienda de discos Amoeba Music, en la que Coco aumentará su no menos mítica colección de singles de David Bowie y dónde un dependiente parguelas luce en su brazo un tatuaje gigantesco de…¡Lola Flores! Al interfecto rápidamente le adoctrinamos con algunas referencias de Camarón de la Isla (al que no conocía: ¡intolerable!), Enrique Morente o La Niña de la Puebla. Después nos dirigimos a Hollywood Boulevard a fotografiarnos con las estrellas de algunos de nuestros referentes como Jackie Chan, Charles Bronson, Bruce Lee, Steven Seagal, etcétera.
En definitiva, todos los que hacen películas de las buenas... A renglón seguido Coco nos llevó por los bares míticos, como el Whisky-A-Go Go o el Rainbow, el cual para nuestra desolación encontramos cerrado, perdiendo toda esperanza de fotografiarnos con Lemmy de Motörhead y así poder cerrar nuestro tour de celebridades en Hollywood...
Como ir de excursión da regomello, rematamos la jugada dirigiéndonos al (en teoría) mejor steakhouse de Los Angeles que Coco encontró en una guía independiente que algún cabronazo había recomendado (para que os hagáis una idea: es como si fueseis guiris en Barna y os recomiendo un bar de tapas en La Mina…). La carne era excelente y la cantidad ingente (una cuadrilla de encofradores españoles de la construcción no podría con una de las raciones), amenizada con una muy grata compañía: caras tatuadas, números 18 serigrafiados en la epidermis (que no sabemos a qué se refieren, pero sus portadores no tenían cara de buscar amigos), lágrimas dibujadas bajos los ojos, cruces en los brazos con nombres de familiares, etcétera. Finalmente conseguimos salir vivos del local y enfilar hacia una zona no hostil (dónde se encontraba nuestro hotel).
Conclusión: la experiencia en Los Angeles ha sido muy positiva. Nunca es fácil abrir brecha en un mercado tan surtido y de calidad como el de la música independiente en USA, pero poco a poco y con esfuerzo (¡coño, parecemos unos curillas diciendo esto!) todo da sus frutos… Todo indica que próximamente The Suicide Of Western Culture volveremos a cruzar el charco y a combatir esa estúpida manía que tienen los yankis de dejar un 20% de propina (¡y sin poner tapa!). TSOWC
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