Álvaro Muñoz se marcha y vuelve con la misma facilidad que las aves migratorias. Intermitente hasta la exasperación, el músico cordobés va enlazando décadas en su carrera mientras publica discos con cuentagotas. El tiempo no pasa por este escritor, cantante y guitarrista, uno de los grandes armonizadores de pop que se ven sobre un escenario en este país. Un cuarto de siglo ha transcurrido ya desde los tiempos de Yacentes, pasando por Tarik y La Fábrica de Colores y, ahora, Rufus-T, su nuevo alter ego, inspirado en el personaje de Groucho Marx. Bajo ese rótulo publica “Going Bananas” (Happy Place Records). “La mitad lo he grabado en mi casa y la otra en los estudios de Happy Place en Sevilla. Por primera vez hemos hecho el disco que nos ha dado la gana. Sin pautas preestablecidas ni presiones. Están las canciones que había y como nosotros queríamos que sonaran”. Escurridizo y anglófilo incorregible –cabe recordar sus años de residencia en Londres–, el cambio de denominación no debe espantar a los seguidores de los dos monumentales trabajos que ha publicado como Tarik en este siglo. Continúa homenajeando a los ídolos de su álbum de cromos con esa fantástica capacidad de metabolización que le permite invocar a los grandes sin dejar de ser él mismo. Si antaño rememoraba al Neil Young del 69, ahora noquea con una versión del himno de Andalucía en clave Roger McGuinn-Spacemen 3. ¡Y en inglés! “Es una respuesta a los que me han criticado por no cantar en castellano. Me parece una tontería esa diferenciación. Yo me siento más cómodo en inglés porque lo considero el mejor idioma para la música pop, que es música popular anglosajona”.
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