Shoegaze, emo, hardcore melódico... llámale Z, porque Palmeras Negras son de esta nueva generación de bandas que pillan de un lado y de otro para situarse en ese recodo de sonidos que pellizquen las entrañas. Ya saben, guitarras amuralladas y melancomelodía, la fórmula perfecta para ese caramelo envenenado que reparten Nothing, Title Fight o sus paisanos Monte Terror.
La historia es más común. El grupo comenzó como un proyecto lo-fi en solitario de Jesús Barrau, del cual surgió recuerdos de algo que no viví (EP, 2021), pero del que posteriormente buscó hacer un grupo, consiguiendo en menos de un par de meses llegar a la formación actual, en la que ninguno de los miembros ha nacido antes del cambio de milenio: Jesús Barrau (Voz, guitarra, sintes, drum machine), Jesús Torres (Guitarra) y Diego García (Bajo).
Almería es una ciudad que facilita la contemplación y la nostalgia, tanto por el mar como por la lentitud de sus días, pero también acarrea opresión y truncamiento del desarrollo artístico y personal, favoreciendo la apatía y la distorsión. Esto influye y se ve reflejado en la música de palmeras negras, más presente aún en su nuevo Ep ya no queda nada donde lo dejé, que lanzan bajo el sello Desorden Sonoro en junio de 2022.
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