Genesis P-Orridge, quien nos abandonó en 2020 debido a leucemia, fue la pionera del rock industrial y un referente en cuanto a la contracultura. Además, su implicación en bandas como Throbbing Gristle y Psychic TV elevó la importancia del sonido experimental. Su vida y todos sus logros quedarán plasmados para siempre en sus memorias, bajo el nombre de "No Binarix".
"No Binarix" fue escrito por Genesis a sabiendas de su crítico estado de salud. Las memorias no son convencionales, en primer lugar, porque ella era partidaria de la técnica surrealista del cut-up, en la cual a partir de un texto, se recortan las palabras y se extraen para formar un segundo. Y, en segundo lugar, porque durante las casi 500 páginas que tiene el libro, el yo está intervenido con su relación con otros, en este caso como con el artista visual William Burroughs, Ian Curtis (Joy Division) o su pareja Lady Jaye, quien decidió acabar con el paradigma masculino y femenino y dar nacimiento a un nuevo ser unificado, dos mitades de una nueva totalidad.
Las memorias, que salieron en inglés como "Nonbinary" en 2021 y que por fin han sido traducidas, son también el testimonio de una época revolucionaria en la que ella tuvo mucho peso. Asimismo, habla de narrativas contraculturales y estéticas pioneras y trata temas de identidad de género y en cuanto a la comunidad LGBTIQ+. Esta historia de creación y destrucción es el trabajo final y el legado de una de las figuras más influyentes de la época.
Por eso, en estas memorias, Genesis emerge como representante de lo híbrido y de la fluidez y nos adentra en su historia a través de sus vivencias y sus pensamientos. Gracias a estos escritos podremos entender mejor que nunca su historia y explorar su arte."¡Salgan y traten de cambiar este maldito mundo!", escribe Genesis. Y es que Genesis lo intentó hasta el final y esta es su guía definitiva. Puedes comprar el libro en este enlace.
Aquí tienes un fragmento del libro, gentileza de la editorial Caja Negra:
En 1985, Psychic TV realizó un concierto en el club Hacienda, en
Mánchester. Después del show, Terry McLellan, que era nuestro
mánager en aquel momento, me vino a ver muy entusiasmado al
camerino. Estaba transpirado y sus ojos brillaban con la luz de una
codicia proveniente de alguna fuente desconocida.
–¿Cuál es esa nueva canción que tocaron esta noche?
–¿Cuál canción?
–¡Esa sobre Brian Jones! –insistió.
Cuando me empujó contra la pared del pequeño cuarto, me sentí
amedrentadx, con mi espacio personal violentado. Podía sentir su
sudor empapando mi camiseta mientras goteaba sobre la pared de
ladrillo pintada de blanco.
–Oh, no lo sé, la inventé sobre el escenario. No recuerdo lo que
dije, excepto “Godstar Oh Oh Whoa”.
Amaba a Brian Jones y creía que había recibido un pésimo trato en
la historia de la banda.
–¡Mierda! Si la grabamos, es un éxito. ¡MIERDA!
Terry estaba visiblemente decepcionado.
–¿Quizás alguien la grabó? –ofrecí con esperanzas–. Podemos preguntar
por ahí a ver si la tienen y si nos la prestan para que yo pueda
anotar la letra y Alex también pueda escuchar lo que tocó.
Y eso fue lo que sucedió.
Me abrí paso entre la gente a los empujones, preguntando si alguien
había grabado nuestro concierto, enfatizando que no nos importaba
y que, de hecho, queríamos que alguien lo tuviera grabado.
Con el tiempo, encontramos a unx fan que, con cautela, admitió que
tenía un casete de casi todo el show. Cuando le expliqué mi dilema, me
entregó la cinta, que prometí devolverle ni bien hubiera localizado y
duplicado la “nueva canción” que habíamos tocado esa noche. Escribí
su nombre y su dirección con meticulosidad sobre un pedazo de papel
todo marcado que levanté del suelo, con toda la intención de cumplir
mi promesa y devolver el casete.
Así fue como se canalizó nuestro éxito “Godstar” y se preservó su
esencia improvisada. Aunque hasta el día de hoy tengo raptos de culpa,
ya que, tal vez de modo inevitable, perdí el nombre y la dirección de
aquella persona, rompiendo de forma estúpida lo que había sido un
juramento sincero.
En fin, aquí y ahora, permítanme aprovechar esta oportunidad
para decir gracias, queridx asistente anónimx al concierto. Gracias por
grabar a escondidas ese set crucial en Mánchester y por tu generosidad
y tu confianza, aunque hayan sido producto de la confesión avergonzada
que me hiciste.
Recuerdo hacerle escuchar el demo a Muff Wonwood de la CBS,
porque habían sacado nuestro álbum anterior, Dream Less Sweet.
–Escucha esto; es simplemente una pequeña y perfecta canción
pop. Y tengo estas otras canciones psicodélicas que en verdad quiero
hacer.
–Quiero Dreams Less Sweet –me dijo mirándome.
–Pero eso ya lo hicimos, Muff. Esta es una pequeña gran canción y
el álbum podría de verdad convertirse en un éxito.
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No cambió de opinión.
–Cuando haces un trato conmigo, estás alquilando mi cerebro
–le dije–. Pero no te alcanza el dinero, Muff. Hasta un simio podría
vender este álbum y convertirlo en un éxito, y voy a demostrártelo.
Así que comencé Temple Records y de esa forma sacamos “Godstar”,
como ya lo había hecho con Throbbing Gristle. Gracias a Industrial
Records, sabía lo que tenía que hacer para manufacturar y sacar un
disco, además de las otras cuestiones involucradas en el proceso.
Debido a mi carácter obsesivo, acabé encontrando a la mujer que
llevaba el club de fans de los Stones; trabajaba en una tienda de ropa
infantil en algún lugar de Londres, así que fui hasta allí.
–Estoy haciendo este disco sobre Brian Jones –le dije–. ¿Quieres
escucharlo?
Le di un casete. Le encantó. Le pregunté si tenía alguna foto que
pudiera usar. Tenía todas estas fotos que nunca había ni siquiera revelado.
–Mira, si puedo usar las copias, las voy a revelar con la mejor calidad
posible y te voy a dar el set completo y los negativos.
Me dijo que sí. Así que tenía todas estas hermosas fotos para publicitar
el tema.
Al parecer, el secreto del éxito de la canción fue que conseguimos
una lista de las tiendas que se usaban para obtener la información para
elaborar los rankings, todas las tiendas de discos cuyas ventas cuentan
para llegar ahí. Cuando obtuve la lista, le escribí a la red de TOPY para
decir: “Si van a comprar ‘Godstar’, cómprenlo en una de estas tiendas”.
Como sabíamos dónde estaba la mayoría de la gente de TOPY, les
enviamos los nombres de las tiendas que estaban cerca de su zona. Y
una vez que subió en los rankings, la empezaron a poner en la radio;
también hicimos un video con Akiko Hada, mi exnovia japonesa.
Nos costó básicamente nada; todo lo que tuvimos que hacer fue pagar
el alquiler de una cabra. El metraje del noticiero en blanco y
negro lo conseguimos gracias a una empresa que filmó bastantes de
esas cosas en los años sesenta, y que nos dejó usarlo por el precio
de revelar el film. Así que también conseguimos a los Stones para
nuestro video; unas imágenes nunca antes vistas y que ni siquiera
habían sido reveladas. Los Stones aparecían haciendo dedo en la calle.
Nosotros filmamos a nuestra banda haciendo dedo y mezclamos
las dos imágenes entre sí. Y después, mientras Brian Jones tocaba
su guitarra Teardrop, Akiko de alguna forma hizo que se moviera al
ritmo del riff de “Godstar”. En la parte donde yo cantaba: “Where
are all your laughing friends?” [¿Dónde están todos tus amigos que
se reían?], se ve a Mick y a Keith riéndose en un aeropuerto al pasar.
Por eso a Mick no le gustó la canción, porque implicaba que él había
estado involucrado en el asesinato de Brian Jones, acusación que yo
creía que era cierta en aquel entonces. Ahora no creo que él lo supiera
de antemano, pero creo que le vino perfectamente bien. Los Stones
le debían un millón de dólares a Brian Jones como parte del acuerdo
por dejar la banda y el pago estaba previsto para un mes después de
su repentina muerte. En ese momento, Allen Klein ya había asumido
como su mánager, así que tengo la certeza de que hizo que acabaran
con él.
En la TV recién había comenzado un programa con videos de las
canciones que figuraban en los rankings y pusieron nuestro video en
el ranking indie; había llegado al número uno. El programa salía cada
noche de viernes cerca de las 18.30 hs, y ahí estaba nuestro video. Tal
que así.
No mucho tiempo después de que saliera la canción, estaba en un
concierto de Psychic TV cuando un tipo se me acercó.
–Tengo un regalo para ti –me dijo.
–¡Genial! ¿Qué es?
Me entregó una chaqueta.
–Esta es la chaqueta de Brian Jones –dijo–. Me ocupé de sus equipos
durante un tiempo. Como no le gustaba usar esas chaquetas,
estaba a punto de tirarla. Así que yo la salvé.
Era una tela de espiguilla en blanco y negro con un poco de terciopelo.
Y me quedaba tan bien que era espeluznante. Luego, vino
otro tipo a un concierto con una caja que contenía todos los recortes
de prensa acerca de los Stones desde la primera vez que los mencionan
hasta cuando murió Brian Jones. El tipo había trabajado para
el Daily Mail y el periódico se había mudado de oficinas. Se estaban
deshaciendo de archivos en los que guardaban todos los recortes
acerca de diferentes personas; me dieron todo lo vinculado a Brian.
Era algo increíble de leer: de banda desconocida a amenaza para toda
Gran Bretaña.
“Godstar” alcanzó el número uno en los rankings indies, donde
permaneció durante dieciséis semanas gloriosas, lo que era algo muy
importante en aquella época.
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