No cabe ni la más mínima duda sobre el hecho de que Pau Riba ha sido uno de los artistas más influyentes de la música en catalán desde sus inicios. Abanderado de la contracultura y del hippismo tanto en sus canciones y su puesta en escena como en su actitud vital, Riba ha marcado a diversas generaciones de artistas que no solamente le han reivindicado, sino que incluso han llegado a trabajar a su lado. Desgraciadamente han pasado apenas cuatro meses desde que anunció públicamente que sufría cáncer de páncreas hasta la desgraciada noticia de su fallecimiento.
Hijo de poetas de clase acomodada, Riba inició su trayectoria a finales de los años sesenta colaborando con Grup de Folk y publicando poco después el mítico e influyente álbum "Diòptria", uno de los más reivindicados desde su lanzamiento –en dos partes en 1969 y 1970–.
Pero aunque siempre se acude a ese trabajo a la hora de hablar de Riba, el artista nacido en Mallorca jamás dejó de publicar discos, actuar en directo con diversas formaciones de acompañamiento, escribir o incluso aparecer en películas. Su legado incluye varios libros y discos tan emblemáticos como el ya citado "Diòptria", "Jo, La Donya i El Gripau" (71), "Licors" (77), "Disc dur" (93) o "Mosques de colors" (13, en colaboración con Pascal Comelade).
Gracias al espíritu transgresor de toda su trayectoria, Pau Riba ha sido uno de los artistas en lengua catalana que más han influido a generaciones posteriores y son pocos los grandes nombres actuales de la escena independiente que no citen a Riba entre sus referentes.
Riba también era padre de varios hijos, entre ellos Caïm y Pauet Riba, quienes fueran miembros de la banda Pastora.
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