Hacía la casualidad que Merle Haggard perdiera la vida justamente el 6 de abril, día de cumpleaños, tras venir luchando contra una neumonía doble desde el pasado de marzo. Hablar de él es hablar del country no domesticado, y de hecho sería uno de los pilares del sonido Bakersfield oponiéndose a aquel sonido Nashville que definiría Chet Atkins agitando un puñado de monedas.
Con la clase obrera y la realidad social más cruda siempre presentes en sus letras, se convirtió en uno de los iconos del country -y uno de los mayores representantes de su corriente outlaw- desde los años 70, y llegaría a tener 38 números uno en la lista de country de EEUU. Puede que por estos lares no sea el nombre más conocido del country, pero la influencia de Haggard en la música de raíces nortamericana de las últimas décadas es innegable. Y como tal será recordado.
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