El diseñador japonés falleció el pasado día 21 a la edad de setenta y seis años, pero la noticia no ha llegado a conocerse hasta hoy mismo. Yamamoto ha sido uno de los diseñadores de vanguardia más importantes de Japón, con una etapa de auge que se extendió desde los setenta hasta principios de los noventa, aunque nunca dejó de ser noticia por sus excéntricos y vistosos diseños.
Posiblemente, si no estás muy familiarizado con el mundo de la moda no sepas mucho más de Kansai Yamamoto al margen de su colaboración con David Bowie, pero es que ese fue uno de los puntos álgidos de su carrera. Aunque Yamamoto no solamente fue diseñador de ropa, sino que también firmó diseños para gafas, complementos diversos e incluso de un tren, el Skyliner (que conecta el aeropuerto de Narita con el centro de la ciudad de Tokio). A lo largo de su carrera ganó diversos premios en su país y en el extranjero, con lo que se convirtió en un referente que ha marcado también la imagen de otros artistas como la mismísima Lady Gaga.
Ahora bien, el propio Yamamoto explicó la verdadera historia de su trabajo junto a Bowie en una charla que protagonizó hace tres años cuando visitó la exposición dedicada a David Bowie que se llevó a cabo en Barcelona.
Según parece, el músico británico descubrió el trabajo de Yamamoto en una tienda de King's Road en Londres en 1971. Incapaz de pagar el elevado precio de la pieza, encargó una imitación a un zapatero de la ciudad. No fue hasta que ganó suficiente dinero que compró el original de Yamamoto. El modelo más emblemático es el que puedes ver en la fotografía y que llevaba por nombre Rites Of Spring.
Por aquellos días, Yamamoto no conocía a Bowie, pero tan pronto como le informaron de que iba a usar uno de sus diseños para un concierto de presentación en Nueva York, el diseñador japonés voló hasta Estados Unidos para presenciar el espectáculo y para conocer a Bowie.
Yamamoto también confirmó que, conforme iban trabajando juntos, él nunca recibía encargos del músico, sino que diseñaba pensando en lo que le podía encajar. Y acertaba.
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