Mia Route: de casta le viene al galgo
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Mia Route: de casta le viene al galgo

07-05-2016
Fotografía — Jal Lux

Aunque su apellido no se encuentre en el nombre del proyecto personal de Paloma Gacías alguna responsabilidad tendrá en Mia Route. Quince hermanos con pasión por la música que, según parece, plantaron buenos frutos. Recordamos al grupo zaragozano Gazza con especial cariño. “Algún gen artístico hay en mi familia, sí. Desde los dos o tres años oía ensayar a mis tíos con Gazza. Mi tía Anyi también tuvo una influencia directamente en mí, pues fue ella la que se empeñó en que yo tenía algo que decir con mi voz. Supongo que el gen musical que pulula por ahí me ha tocado”.

Tras años entre cuatro paredes, canción va, canción viene, llegó la hora. “Mi música va a la vez que yo. En mi evolución como persona es cuando ha nacido la necesidad de mostrar las cosas afuera. Necesitaba un motivo para enseñar las canciones al mundo. Hay gente que empieza por fardar, por ser guay, porque mola o para follar; hay gente

Tras años entre cuatro paredes, canción va, canción viene, llegó la hora. “Mi música va a la vez que yo. En mi evolución como persona es cuando ha nacido la necesidad de mostrar las cosas afuera. Necesitaba un motivo para enseñar las canciones al mundo. Hay gente que empieza por fardar, por ser guay, porque mola o para follar; hay gente que empieza porque simplemente le apasiona. Cualquier motivo es válido, pero los míos estaban ocultos bajo un montón de miedos. Tenía demasiado reparo a mostrar mi interior al mundo. Aún tenía que descubrir para qué hacía música y ahora que lo he descubierto es cuando lo he dado a conocer. Hacer música para mí es sanador, entre otras cosas porque me ayuda a descubrir cosas de mí que no sabía, me ayuda a conocerme. Me hace feliz y me hace disfrutar, y además quiero aportar algo bonito al mundo. Ahora estoy en mi mejor momento a todos los niveles, así que creo que habrá Mia Route para rato”.

Muchos años en la sombra artística. “Compuse mi primera canción con 8 o 9 años, aún la recuerdo. Luego no volví a componer hasta los 18. Ramón (Gacías) escuchó mi primera canción de adulta y me dijo que había talento y que le mandara más canciones para hacer algo. Pero ahí me quedé. Seguí componiendo siempre sin parar, pero nunca consideraba que lo que hacía mereciera la pena. Nunca acababa una canción. Tenía mucho miedo de fracasar, o de no ser lo suficientemente buena. Gilipolleces del ego. El ego te puede llevar a querer mostrar más de lo que eres (cosa que es mucho más notoria) o a esconderte. Pero es ego igual. Cuando vas domándolo un poco, te liberas de esas mierdas, va saliendo tu verdadera esencia y todo funciona más fluido, entonces te da igual ser buena o mala, ser mejor o peor porque lo que te importa es hacer lo que quieres hacer y lo que te hace feliz. Siempre habrá mejores que tú y peores que tú, pero nadie puede hacer lo que tú haces exactamente igual que tú. Ahora me apetece disfrutar componiendo, sin juzgarme en exceso y liberándome del perfeccionismo exagerado que solo lleva a la parálisis, me apetece disfrutar compartiendo mis canciones con la gente y regalarnos un buen rato, a mí y a ellos. No me arrepiento de no haberlo hecho antes. Todo tiene su momento perfecto y el mío es ahora”.

Mia Route presentó su música por vez primera interpretándola en directo ella sola y subiéndola a la red. Posiblemente sea el modo más difícil y honesto de mostrar una obra. “Dicen que una canción buena es la que suena bien desnuda. Y supongo que el talento se aprecia mejor así que escondido tras veinte instrumentos. Decidí empezar colgando mis canciones en Youtube tal cual, sin adornos ni florituras, con todas sus taras y fallos, y ver qué pasaba. Creo que gustaron mucho. Me escribió mucha gente que no conocía, hasta gente del otro lado del charco. De todas maneras, espero no tener que tocar siempre sola, me gusta más la riqueza que aportan más instrumentos y la energía de un grupo. ¡¡Soy de banda!!”.

Con banda y en lata hay que reconocer que las canciones están muy bien producidas y conservan la esencia del desnudo. Para ello ha sido muy importante el trabajo de estudio, en La Cafetera Atómica de Rafa Domínguez, y la labor de Ramón Gacías, tío de la artista, en la producción. “Ramón tiene una forma de producir que se basa en pocos elementos pero muy bien puestos cada uno en su sitio y sin quitarse protagonismo entre sí. Por supuesto él y todos los demás fueron cruciales para llegar al sonido final. Realmente si una canción tiene un buen esqueleto no hace falta recargarla ni sobreproducirla. Los temas mantienen perfectamente su esencia y los respetamos mucho, tanto en estructura como en carácter. Recuerdo un momento que Jordi me preguntó algo de un acorde o de una frase y yo dije... -se puede cambiar ¿eh?-. Respuesta a coro: -¡¡no, no, no!!- (risas). Fuimos bastante fieles a lo que había hecho yo previamente; mantuvimos guitarras y riffs míos, y luego cada uno aportó su manera de embellecer los temas”.

Lujo de músicos: Ramón Gacías con batería y percusiones, Jordi Mena en guitarras, Jorge Rebenaque desde teclados y acordeón, y David García 'Liborio' encargándose del bajo. “Tuve un lujazo de músicos como compañeros. Los admiraba mucho como profesionales, y ahora como personas. Es muy bonito trabajar con gente que sabe mucho más que tú y de la que puedes aprender tanto. Son músicos con muchísimo rodaje y todos fuera de serie. De los mejores de España. ¡¡Y yo, de repente, me vi con ellos!!. Dan lo mejor de sí mismos seas quién seas y eso solo lo hace alguien que ama realmente la música y no la parafernalia que la rodea. Son muy creativos, elegantes, sensibles, muy versátiles, muy profesionales y unas ‘horribles’ personas todos. No les di apenas tiempo para aprenderse las canciones, y aún así las entendieron a la perfección”.

Eclecticismo, es, sin lugar a dudas, una palabra que sale al escuchar ‘Sirius’. “Escucho música de todo tipo, pero nunca he buscado parecerme a nadie. Nunca he pensado en mí comparándome con lo que se escucha en Aragón, en España o en el resto del mundo. Me gusta estar al tanto de lo que se oye, pero no es algo que me importe mucho a la hora de hacer mi música”.

La voz tampoco es muy común precisamente. “Con mi voz siempre voy más allá. Si algo es demasiado cómodo para mí, me aburro. La voz es un instrumento limitado y a veces me siento esclava de mi propia voz porque hay cosas que no puedo hacer con ella, pero también es un instrumento con muchas posibilidades. Por eso intento llegar donde no llego o cantar de forma diferente. A veces sale fatal y otras genial. Pero intento jugar dentro de mis límites. No te extrañe que en el futuro cante mucho más grave o con otros registros. Uno tiene la voz que tiene, pero siempre puedes darle matices, y probar otras formas de expresarte. Lo importante de una voz no es la técnica ni la perfección... eso se aprende. Pero no puedes aprender la forma de llegar al corazón. Y al final es lo único que cuenta”.

Habrá que vestir de largo el disco en directo. “Tengo pensado hacer una presentación a lo grande. Después de verano. Os lo haré saber”.

Por Sergio Falces

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