El disco ha sido grabado en los Sweetspot Studios de Suecia, su tierra natal, a través de Atomic Fire y saldrá el próximo 1 de abril. La mezcla ha ido a cargo de Rickard Bengtsson y Staffan Karlsson, mientras que el mastering lo han dejado a cargo del laureado y reputado Vlado Meller (conocido por sus trabajos con Metallica, Red Hot Chili Peppers o Rage Against The Machine).
Después del inmenso "The violent sleep of reason", sacado ya hace seis años y nominado a un Grammy, Meshuggah vuelve a la carga para reventarnos los oídos. Sin renunciar a su sonido, nos traen su disco más creativo hasta el momento, explorando más matices en su música. El álbum se prevé estimulante y a la vez esotérico, y veremos a una banda volando más allá de sus límites. Según el guitarra Mårten Hagström:“Para nosotros, no estaba tan claro que fuesemos a hacer un nuevo disco. Sabíamos que podíamos hacerlo pero ¿queríamos hacerlo?. Tras una larga discusión nos pusimos de acuerdo en varias cosas. Haríamos un disco sin apenas restricciones. Intentaríamos hacer el disco más guay que pudiésemos, sin ansiedad y lo veríamos como una oportunidad. ¿Como podíamos hacer de ello un reto que nos apeteciese aceptar y asumir? Pronto teníamos un punto de partida. Todo el mundo comenzó a componer, la pelota comenzó a rodar y de pronto estábamos hablando de cuántas canciones íbamos a incluir”.
Meshuggah siguen regalándonos los oídos desde su formación en 1987, y se han establecido a lo largo de estos 35 años como los reyes del metal más técnico y complejo. Con una creatividad sin límites, se han redefinido y han reiventado el significado del metal infinidad de veces. Han mostrado un gran abanico de posibilidades, desde el crudo y salvaje "Destroy Erase Improve" de 1995, hasta el espiritualy psicodélico "CatchyThirtyThree". Después de todo, los suecos han demostrado ser unos visionarios y unos vanguardistas con una trayectoria envidiable.
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