Tal y como decíamos en noviembre y como han repetido numerosas voces dentro y fuera del mundo del rap estadounidense, la sentencia a Meek Mill solo podía ser calificada de injusta. Y, por fin, parece que el Tribunal Supremo opina lo mismo: ayer decidía dejarlo en libertad bajo fianza y sujeto a las mismas condiciones que tenía antes de que el juez de su caso ordenara encarcelarlo hace unos meses. No es, eso sí, el fin de sus dolores de cabeza, ya que tiene otra vista dentro de tres meses en la que podría volver a entrar.
El caso de Meek Mill ha llegado al debate público estadounidense y ha vuelto a poner el foco, una vez más, en los graves problemas del sistema judicial y penitenciario. Es además especialmente paradigmático: el rapero de Philadelphia arrastra estos problemas en base a una sentencia de 2008, cuando estuvo ocho meses en prisión por posesión de drogas y armas antes de conseguir salir a cambio de una condicional de cinco años. Cinco años que se han ido alargando sucesivamente por distintas infracciones de los términos, principalmente por hacer viajes sin permiso del juez. Tal y como explicaba Jay-Z en un artículo de opinión para el NY Times, Meek Mill cometió esos delitos con 19 años, "ahora tiene 30, así que ha estado en libertad condicional prácticamente toda su vida adulta. Durante una década ha sido espiado por un sistema que considera la mínima infracción como un motivo para encerrarlo de nuevo [...] En vez de una segunda oportunidad la condicional acaba siendo una mina terrestre, un paso en falso cualquiera acaba acarreando consecuencias peores que el propio crimen". A todo esto se añade que el oficial que lo arrestó por aquel delito de 2008 acabó siendo encontrado culpable de corrupción por el fiscal del distrito correspondiente.
El propio Meek Mill ha hecho unas declaraciones a la salida de la cárcel para XXL: “Me gustaría agradecer a Dios, a mi familia, mis amigos, mis abogados, mi equipo de Roc Nation incluido Jay-Z, Desiree Perez, mi buen amigo Michael Rubin, mis fans, el Tibunal Supremo de Pennsylvania y todos mis defensores por su amor, apoyo y ánimo durante estos momentos difíciles. Aunque los últimos cinco meses han sido una pesadilla, las oraciones, visitas, llamadas, cartas y manifestaciones me han ayudado a mantenerme positivo".
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