En noviembre de 2018, White decidió dar un giro a su música en el momento de dar forma a la continuación de su segundo álbum de estudio “Fresh Blood” (Dominio Records, 15). El artista reunió a un grupo de siete músicos y los dirigió para crear varias composiciones sueltas. No obstante, el resultado no encajó del todo con el proyecto de White, así que decidió aparcarlo a mitad del proceso.
Pero todo cambió al aparecer la “musa” adecuada, Lonnie Holley, cuya voz derramó una especie de sabiduría en el trabajo en espera de White. El resultado es “Broken Mirror: A Selfie Reflection”, un álbum de cinco pistas. El disco pretende ser una crítica social mordaz, aunque empática, con un gran sentido del ritmo. El resultado sorprenderá a los seguidores de White, puesto que se sumerge en unos terrenos en los que la experimentación toma el protagonismo.
"I'm Not Tripping", primer avance del disco, es un himno de autoestima y disfrute propio para una sociedad sumida en la duda. Con las palabras rompiéndose como rayos de luz a través de nubes de baterías y sintetizadores atomizados.
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