“Sé que presentándome aquí he salvado la vida a 22 personas. Pero no he venido por eso, sus vidas me tienen sin cuidado: son unos asesinos. Sé que según la ley no lo son porque yo aún estoy vivo, pero lo estoy a pesar de ellos”. Con la declaración final de Joe Wilson, el protagonista de "Furia" (Fritz Lang, 1936), en el juicio contra sus linchadores, arranca "Adorno", el segundo álbum de Ornamento Y Delito para Limbo Starr. Más crudos y viscerales que nunca, presentan 16 canciones intensas y 65 generosos minutos.
Grabado en los estudios El Cariño de Zaragoza con Edu Baos y mezclado por Alfonso Ródenas en Malibú, y para la portada sólo una imagen sin título: una austera goitibera, diabólico patinete vasco empleado en competiciones suicidas en la que los participantes descienden (“Goitik-behera”: “de arriba a abajo” en euskera) pendientes insalvables jugándose, y muchas veces perdiendo, su integridad física.
"Adorno" se cierra también con otro clásico del cine, “Fresas Salvajes” de su idolatrado Ingmar Bergman y también con otro juicio, pero al contrario que en Furia, no es el protagonista el que juzga, sino el juzgado, juzgado y condenado por toda una vida de insensibilidad, de inhumanidad: “-Una obra maestra de cirugía profesor ¿Y a qué pena se me condena? ¿A qué pena? No sé, supongo que a la de siempre. ¿La de siempre? Sí: la soledad. La soledad. Claro, la soledad. ¿Y no habrá gracia para mí? No me pregunte, yo de eso no sé nada”.
Escucha la canción de avance, "Bono es Dios", bajo estas líneas...
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