En formato vinilo con once canciones, que serán trece en el CD que lo acompaña. Un álbum grabado en septiembre del 2.000 por Josetxo Ezponda, Alfonso Asio y el batería Carlos Beroiz, único superviviente de aquellas sesiones de los estudios Jamalandruki. Josetxo y Asio se quedaron con el anhelo en un presente torcido y cruel, en espera de que la eternidad actuara.
Esta suerte de revisión continua de la historia, de nuestra historia emocional, marca con claridad qué cosas nos siguen conmoviendo, cuáles simplemente nos hacen gracia, y qué otras acaban ahora en un entrañable sonrojo. Lo de los Bichos pertenece a la primera categoría, y ahí se van a quedar para nuestra efímera eternidad, para ese “siempre” ambiguo, y sin sentido, como descubría Oscar Wilde, a nada que se le compare con un buen capricho. Pero quizá en este caso, su pecado mortal fuera haber nacido en los alrededores de Pamplona y no en alguna urbe anglosajona, como el dios del underground rocker manda. Así las cosas, no cabía la posibilidad del éxito ni siquiera en su variante de malentendido.
Ya nada importa, aunque duela imaginar a Josetxo Ezponda pendiente de una última oportunidad en forma de llamada telefónica, como cuenta Fernando Gegúndez en el libreto del disco que comparte junto a Jaime Cristóbal, donde se da buena cuenta de todas las complicidades y secundarios necesarios (Kasti, Inma...) para llegar hasta aquí. Pendiente, decimos, de la promesa de una compañía, Subterfuge en concreto, que nunca llegó. Quizá todo seguía su curso natural para que veinte años después una pequeña independiente bilbaína, Hanky Panky Records, le rinda los honores merecidos en esta edición esmerada y enamorada con fotos y material gráfico inédito, cuya edición va a coincidir con un desolado San Fermín.
Pero volvamos al inicio de aquel otoño que aproximaba un nuevo milenio. Josetxo, Asio y Carlos se reúnen por última vez en los estudios Jamalandruki que el propio Asio había montado en Gasteiz. Nadie podía sospechar que a Asio le quedaban apenas tres meses de vida. Probablemente tampoco que aquellas grabaciones dormirían tanto tiempo el sueño de los justos. Es evidente que los Bichos no competían el torneo de los superventas, pero se habían hecho con un público fiel merced a sus brillantes grabaciones anteriores, “Color hits” (1989), cinco mil copias sin apenas promoción, y el doble “Bitter Pink” (1991), elegido entre los mejores álbumes estatales del s.XX por Rockdelux. Pero los intentos posteriores de Josetxo, principalmente “A Glitter Cobweb” (1995) no le habían colocado en el status merecido y esperado.
Josetxo, como Johnny Thunders, Marc Bolan, Lux Interior o Rowland S. Howard, poseía una extravagante belleza pálida que no se sabe muy bien, si se extendía desde su arte a su figura, o viceversa. “Doberman Yoghourt” nos lo devuelve si acaso más depurado, quizá más encaminado a eso que él mismo llamaba “la suavidad” (quizá inconscientemente influenciado por la cadencia del son cubano que tanto le gustaba?), sin renunciar claro está a su vertiente más enardecida y electrizante. Estaba escribiendo un último capítulo del libro de su vida que bien podría titular: el fracaso es una de las bellas artes.
EL BICHO "Doberman Yoghourt"
(Hanky Panky Records, HPR-045)
Formato: LP + inserto y CD con 2 canciones extra
Fecha edición: 10 de julio 2020
Cara A
1.- Meltin' Lips
2.- 'Coz You're Nice
3.- St God (sólo en CD)
4.- The Porks’ Revenge
5.- Bored And High
6.- Tuareg
Cara B
7.- A Brighter Pearl
8.- Baby
9.- Someone Bangged The Door
10.- Pretty Bones
11.- Doberwoman (sólo en CD)
12.- My Bell Of Gold
13.- Lazin' By The Disco Lights
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