Alejado del mundanal ruido desde que finiquitó Grandaddy, Jason Lytle lleva una vida calmada en Modesto, California. Allí ha dado forma a “Dept. Of Disappearance” (Anti/Pias, 12), un disco que ha ido cambiando de orientación con el tiempo. “Tenía una idea completamente diferente de cómo quería que sonara”, confiesa Jason Lytle. “Al final de la gira de ‘Yours Truly…’ comprendí que era un álbum demasiado manso, me aburrí un poco, así que planeé el siguiente disco como una desaliñada cacofonía, pero está claro que no me ha salido así”.
“Dept. Of Disappearance” empezó siendo un par de canciones y mucho ruido para pasar a ser canciones y ruido al cincuenta por ciento y finalmente canciones al cien por cien. “Me rendí”, comenta él. Aunque en realidad no lo dice con resentimiento. “Está bien, me conformo. Hay que estar abierto a que las cosas no salgan como tienes planeado”.
Es muy probable que los fans de Grandaddy se sientan como en casa en este nuevo disco, algo que Lytle niega que tenga nada que ver con la reciente gira de reunión de su anterior grupo. “En los últimos días de Grandaddy acabé aborreciendo la música. Creía que nunca más sería capaz de componer una canción”, asegura. “La gira de reunión estuvo bien. Al principio. Fue emocionante volver a tocar ante tanto público, pero al final acabé cansándome y tuve que volver a mi reserva espiritual”. “Pero creo que en general”, añade, “todas mis canciones provienen del mismo lugar, tanto las que escribí para Grandaddy como las que he escrito para mis discos en solitario. Descubrí muy tarde que escribir canciones y grabarlas era lo mío. Quizás algún día me pase a la pintura, eso me apetece, pero por ahora sigo sorprendiéndome a mí mismo”.
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