Con la fiebre que hubo producto de la aparición espontánea de bandas de rock escandinavo a finales de los noventa surgieron nombres básicos como los de The Hellacopters, Backyard Babies, Gluecifer o Turbonegro, pero también otros, que estaban a otro nivel, y ayudaron a que se creara un escenario musical sólido que se mantuvo muy vivo durante años. Y si bien estos grupos tenían un poso cercano al del high energy rock n´roll con base en Detroit, con The Stooges o MC5 como ejemplos, había otras alternativas con un acento más clásico, caso de Diamond Dogs. Ellos se rebelaron como la opción ideal si te gustaban The Black Crowes o The Faces.
Tras estar durante unos años con una actividad frenética tuvieron que dejar de grabar y de girar, necesitaban un respiro, cesar en el empeño. Pero ante la insistencia de sus seguidores, contraatacan con un disco nuevo “Quitters and complainers”. La gira la han bautizado como “Stop barking up at the wrong tree”, y esos conciertos se los van a dedicar al saxofonista Magnus Gunnarsson, fallecido recientemente.
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