Hay ocasiones en la vida en las que es muy complicado escribir ni tan solo una línea de texto. Hoy es una de ellas. Nos ha dejado Xavi Turull y aunque la prensa hablará de su indudable maestría a la percusión, habilidad que había puesto al servicio de grandes artistas como Ketama, Rosarios Flores o Estopa, a mí me gustaría recordar al Xavi persona, amigo de su amigos, de amplia y franca sonrisa.
Hace solo unos meses tuve el placer –porque sentarse a charlar en una mesa con Xavi era justamente eso: un placer– de entrevistarle juntos a sus compañeros en Ojos de Brujo Ramón Giménez (guitarra) y Marina (cantante) para un proyecto que estamos elaborando con motivo del aniversario de la revista. Precisamente nuestra conversación nos llevaba a repasar la carrera de cada uno de ellos antes de la andadura Bruja. Xavi, con ese brillo del entusiasmo que tenía en los ojos, me explicaba que él, a diferencia de sus compañeros, sí que había recibido una formación clásica que le había llevado a estudiar solfeo, chelo y piano hasta los quince años de edad, aunque luego se había decantado por la percusión. Se trataba de estudios que había completado buscando maestros que ampliaran su formación ya fuera en Cuba, Brasil o en la India. Fue ese amplio bagaje el que le llevo a formar parte de formaciones de auténticos primeros espadas de la escena flamenca.
También durante la charla rememorábamos los inicios de Ojos de Brujo. Unos inicios basados en la experimentación, el respeto, la búsqueda de un sonido propio basado en la fusión. De hecho, el propio Xavi me contaba como fue su primer contacto con la guitarra de su compañero Ramón. (Xavi Turull) "Recuerdo que cuando empecé a tocar contigo Ramón, pensé: ¡Joder! Por fin he encontrado a alguien con el que puedo tocar libre y además tocar libre en el flamenco y poder, a partir de ahí, meternos en un rollo más reggae, más funk. Porque claro venía de estar tocando en Madrid con los flamencos más puristas que a mí, además, me veían como el catalán y el payo".
Me cuesta expresar con palabras lo que siento al recordar esa fantástica tarde que pasamos en el Carmel de Barcelona en la que posiblemente sea una de sus últimas entrevistas. Una cita que pudo haber dado incluso pie a una posible reunión de Ojos de Brujo, que luego quedó frustrada y de la que Xavi, sin duda, hubiera disfrutado como el que más, pues se notaba que había una espina clavada por la forma en la que se desarrolló todo el proceso de disolución de una banda en la que era tan importante el fondo como la forma. Un grupo que funcionaba de forma autogestionada y que participaba en los movimientos sociales porque formaba parte de su ADN.
Xavi Turull tenía un corazón de oro. Y eso, que puede resultar en muchos casos un tópico cuando alguien nos deja, es una realidad que pueden constatar todos los que le conocían. Yo entre ellos. Sirvan por tanto estas letras a modo de homenaje, y queremos hacer extensible nuestro más sincero pésame de parte de los que confeccionamos la revista a sus familiares y amigos. Xavi nos ha dejado, pero su recuerdo y su música perdurarán en nuestros corazones.
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Xavi Turull fue un gran percusionista barcelonés que inició su carrera musical en los años ochenta. Es difícil recordar todos los proyectos de los que ha formado parte desde entonces, pero cabe destacar unos cuantos: Amalgama en los años noventa (fusión de flamenco con música hindú); músico de directo de Ketama, Rosario Flores o Estopa, entre otros… y finalmente uno de los miembros fundadores de Ojos de Brujo. Con ellos logró desarrollar todo su aprendizaje y conseguir un prestigio y reconocimiento internacionales con un Grammy Latino al Mejor Álbum Flamenco-Fusión en 2007, premio de la BBC a mejor banda en directo 2004 y muchos otros…
Tras la disolución de Ojos de Brujo y siempre con un espíritu luchador en el difícil mundo de la música, creo el proyecto Kejaleo con la hoy mundialmente reconocida Rosalía, junto a Diego Cortés ,Cristo Fontecilla y el también fallecido Roger Blàvia. Nadir fue otro gran proyecto suyo, acompañado por Antonio Restucci, Zoltan Lantos y Marcelo Cordova.
Por otro lado, Turull seguía manteniendo relación con sus camaradas de Ojos de Brujo; en especial con Panko y Ramón, quien, junto con su hija Sandra Turull, formaban parte de La Nave Bruja, proyecto de versiones de sus temas con ODB.
No solo nos deja un gran músico, sino una gran persona conocida y reconocida en el mundo entero.
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