Lo primero de todo, me gustaría preguntarte por el origen de BOI. ¿Cómo surge la idea del proyecto? Si no me equivoco es tu primera película.
Sí, es mi primera película. Y el origen se encuentra en un texto breve que escribí para Apartamento Magazine con el título de "Reasonable Blood". Un amigo trabaja allí y me propuso colaborar con un escrito libre. Por aquel entonces tenía un guion de largometraje ya escrito que parecía no avanzar en términos de producción. Así que me dediqué a expandir el universo de "Reasonable Blood", ahora BOI.
Una de las cosas más chulas de BOI es que está rodada en localizaciones naturales de Barcelona y de su área metropolitana. De hecho, la ciudad es un personaje más. ¿Hasta que punto fue complicado rodar en las localizaciones y qué me puedes contar del uso dramático de la ciudad?
Boi, el protagonista, es la perspectiva de la película. La mirada de un oriundo de Barcelona que ahora se encuentra trabajando como conductor privado. Un oficio en buena parte contemplativo que te permite redescubrir tu propia ciudad. Y si añadimos que la mirada de Boi es a su vez la de un escritor, era esencial tratar la ciudad como un personaje más y aprovecharse de ella para encerrar el peculiar universo de Boi. Así que parte de la complejidad estuvo en la definición de cada espacio y en el proceso de encontrarlo. Durante el rodaje las complicaciones las encontramos en el exterior y con el coche. Por un lado, las condiciones meteorológicas (rodamos durante unas semanas que llovió constantemente e incluso nevó en un par de ocasiones) y por otro, las condiciones técnicas. Al rodar en 35mm tuvimos que diseñar circuitos precisos para perder el menor tiempo posible, ya fuera cargando la película, cambiando la posición de la cámara, etc. Requirió mucha disciplina, fe y café.
Es difícil catalogar BOI en un género. Es un drama, pero también tiene toques de comedia y un MacGuffin de thriller enigmático. ¿Esa mezcla de géneros ya estaba en el guion original? ¿Como cineasta te interesa esa mezcolanza de tonos?
Estuvo desde la primera versión del guion. Y eso fue lo que enamoró a Pedro Hernández (productor de Aquí y Allí Films) y explotó para seguir adelante. Pero para mí esta mezcolanza ha fluido de una forma natural y lo impregna todo mires donde mires. Pongo como ejemplo la banda sonora, que transita por El Guincho, Les Surfs, Mark Cunningham (MARS, Blood Quartet) y Gracias Miami. Todo ello ha ido en función de mi interés, que era experimentar la realidad a través de la visión de Boi, ser fiel a su mirada imaginativa y contemplar su proceso de creación como escritor. El riesgo está en mantener el equilibrio para que el conjunto respire de forma orgánica. Y también puede caber en el sentido de que a Boi le interesa lo que le interesa. Y es posible que alguien sienta una expectativa por algo que Boi no va a perseguir. Pero eso al mismo tiempo va a generar incertidumbres y ambigüedades con las que jugar y que van a mantener al espectador libre y activo.
¿Cómo convenciste a David Sust, protagonista del film de culto Tras el cristal de Agustí Villaronga, para que apareciera en la película (lleva años retirado del cine)? Su escena es muy lynchniana...
Conozco a David y le tenía reservado este momento. Leyó el guion y comenzamos a buscar juntos la manera de encajar la idea que tenía en la cabeza. Sobre el papel estaba clara, pero llevarla a la práctica era un ejercicio sumamente delicado. David es muy intuitivo y generoso y se lo cargó todo encima. Y también es alguien imprevisible. Dentro y fuera de la cámara. A mí me dijo desde el primer instante que haría el papel, pero luego lo estuvo llamando el equipo de producción para concretar las fechas, condiciones y demás y su respuesta hasta el último día fue: "Todavía me lo estoy pensando...". Desesperó a producción. Y estos dudaron de mí, ya que yo les aseguraba que David aparecería. Fue genuino de él y estuvo bien. A veces se necesita que alguien rompa la rigidez de los rodajes.
Me gustaría preguntarse sobre la BSO de El Guincho, ¿cómo la trabajaste con él? También ¿cómo llegaste a la versión del "Be My Baby", original de las Ronettes, de Les Surfs?
Con El Guincho es una historia de admiración. Tuve su disco "Alegranza!" muy cerca durante la escritura del guion. De hecho, a los dos nos pareció buena idea mantener la canción "Polca Mazurca" como cierre de la película, que estaba escrito así desde la primera versión. Por todo ello, tenía sentido plantearle la composición de la banda sonora. Para él suponía un reto y aceptó. Esto sucedió dos años antes de que la producción se pusiera en marcha, así que Pablo se ha ido formando una idea de BOI desde el comienzo. Pusimos varias referencias en común para orientar el tono y la atmósfera. Entre ellas estaban Philip Glass, Geinoh Yamashirogumi y algunas piezas instrumentales muy específicas de The Beach Boys. El resto es su viaje. De mi parte tenía toda la libertad y la confianza. Y ha hecho una maravilla.
Respecto a Les Surfs, llegué a través de la versión original. Soy un enamorado de la producción de Phil Spector de los sesenta. Creo que la calidez y la nostalgia de esas canciones le sentaban bien al personaje de Boi por su cadencia anacrónica y romántica. En una película como esta, en la que se establecen tantos cambios de idiomas, quise forzar la propuesta hasta el final y optar por su versión en español. Además, es una canción que funciona como un mantra para Boi. La escucha, la canta, la silba, etc. Y lo hace para invocar el personaje de Anna. Y tal como anuncia un hombre misterioso a través de la radio en la introducción de la película, jamás vas a sentir lo mismo al decir las cosas en tu idioma nativo que en otro ajeno.
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