Camino de los tres lustros de carrera, Zachary Cole Smith y sus DIIV pueden decir que su música ha capturado el espíritu de su tiempo no una sino dos veces. Ratifican ahora este estatus generacional con "Frog in Boiling Water", su primer disco en cinco años.
Lo presentarán el 25 de noviembre en Madrid (Sala But) y el 26 de noviembre en Barcelona (Sala Apolo) para que el ciclo de la distorsión siga girando.
La primera vez, en los albores de su carrera, fue cuando publicaron su álbum de debut, "Oshin". Era 2012 y, en cierto modo, ejemplificaban perfectamente ese prototipo de banda de guitarras desteñidas made in Captured Tracks donde también encajaban Wild Nothing, Beach Fossils o Craft Spells.
La segunda, a día de hoy, cuando toda una nueva generación de grupos se ha infiltrado por sorpresa en TikTok y en la playlists virales de Spotify sonando a shoegaze y dream-pop. No es una exageración: para Hotline TNT o Full Body 2, la figura de Zachary Cole Smith supone algo parecido a lo que la figura de Kevin Shields (My Bloody Valentine) supone para el propio Smith. El ciclo de la distorsión.
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