La carrera de estos dos músicos se ha ido entrelazando en los últimos años hasta consolidar este proyecto que conjuga el antídoto de sus canciones con el veneno de dos personalidades singulares. Un matarratas que con su primer single "Oye mujer" se ha extendido rápidamente por la red gracias a un videoclip sonrrojante.
Las trece canciones de "Hemos visto cosas que harían vomitar a un murciélago" (Saltelite K /Kzoo Music) son una crónica en clave de rumba rock de las vicisitudes que estos dos personajes han visto con sus propios ojos en lo que ellos llaman el mundo de la farándula. También una exaltación de la amistad y de los venenos, de las cosas malas como dicen que Jerez cuando hablan de Estricnina, que hay que sortear en la vida. Para ello, que mejor que la compañía de un buen colega y una guitarra a pachas. Suficiente para dedicarle unos tanguillos a un canuto, cantar un reggae revolucionario a Caños de Meca y mandarle una carta de amor a Sevilla.
Aunque ellos ironizan y se denominan flamenco indie, Estricnina es heredero directo de Pata Negra, Triana, y Smash. Grupos de una época ilustre, cuando Sevilla era el Liverpool de España. Aunque en el disco también hay gotas de Pink Floyd y The Meters; órganos Hammond, palmas, el Dylan del 65, Extremoduro, Frank Zappa y Manuel Molina.
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