Esta medida se ha tomado por el resurgimiento de nuevos casos que se han dado en la zona donde se celebra el festival. No quieren nuevos repuntes y buscan conseguir proteger a la población hasta que la situación este más controlada. En un principio no supondría la cancelación total, se baraja la posibilidad de que se pueda celebrar en otoño, sobre el mes de octubre, pero la evolución de la pandemia marcara el curso del evento.
El Coachella ya tuvo que cancelarse en 2020. La situación sanitaria impidió que se pudiese celebrar el acto, primero en abril y más tarde en octubre. Era la primera vez en casi veinte años que el festival no se llevaba a cabo. La edición de este año, de momento, parece ser que se pasa a octubre con la esperanza de que se pueda acabar realizando de una forma u otra. Los organizadores están tratando de tener unos artistas parecidos a los que anunciaron para octubre del año pasado. Todavía es muy pronto para poder saber si se acabará dando o no, pero, por el bien de la música, esperemos que se celebre.
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