Inicialmente, su cofundador Lee Rickard quería cambiarle el nombre, pero ante lo grande que se ha hecho el asunto y la negativa de Jessa Zapor-Gray a convertirse en presidenta, se ha decidido que cerrará definitivamente. Todo se ha ido desarrollando a través de la cuenta de Instagram @Lured_By_Burger_Records, en la que han aparecido muchas acusaciones hasta el extremo de decir que muchas personas habían sido víctimas de “depredadores relacionados con Burger Records”.
Entre esas bandas se cita a The Growlers, SWMRS, The Buttertones, Cosmonauts y The Frights, aunque solamente The Growlers han respondido a las acusaciones. Su líder Brooks Nielsen dice que, en lo personal, es responsable de “haberle tocado el pecho a una chica periodista durante una entrevista hace diez años” y que el guitarrista Matt Taylor rechaza cualquier acusación de ataque sexual. Lo que sí apunta es que: “a lo largo de quince años de carrera, ha habido muchos miembros que han ido y venido de la banda y que a algunos se les echó por no estar en sintonía con la banda que queremos ser”.
La cuenta ha recogido decenas de acusaciones contra trabajadores y grupos que forman parte del sello, a quienes se relaciona con “tendencias pedófilas, fetichismo teenager, permitiendo a los depredadores el acceso a centenares de teenagers que pagaban dinero para ir a sus shows”. Todo está supuestamente relacionado con el provecho que algunos artistas tomaban de sus fans jóvenes. En todo caso, veremos qué sigue ocurriendo con el caso.
En un primer momento se intentó llevar a cabo un cambio de estructura en la empresa, pero conforme el escándalo ha ido evolucionando se ha confirmando que se bajaría la persiana para conseguir “huir de la cultura de la masculinidad tóxica”.
Por otro lado, la productora Total Trash Productions, que llevaba a cabo el festival Burger Bogaloo ha decidido cortar cualquier tipo de relación con la discográfica y continuar bajo otro nombre.
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