Hoy se ha escrito uno de esos capítulos que años o incluso meses atrás hubiéramos creído imposibles: César Strawberry ha sido finalmente condenado a un año de cárcel y seis años y medio de inhabilitación por enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas. La razón, seis tweets cargados de humor negro en los que ironizaba sobre Carrero Blanco, el secuestro de Ortega Lara o la idea de regalar un roscón-bomba al Rey. Los mismos por los que, meses antes, había sido absuelto por la Audiencia Nacional. Según Manuel Marchena, presidente de la sala, estos "alimentan el discurso del odio, legitiman el terrorismo como fórmula de solución de los conflictos sociales y, lo que es más importante, obligan a la víctima al recuerdo de la lacerante vivencia de la amenaza, el secuestro o el asesinato de un familiar cercano".
El músico madrileño no es, ni de lejos, ni el único ni el último en ser llevado a los tribunales por este tipo de casos. De hecho la sentencia llega tan solo una semana después de conocerse que la fiscalía pide dos años y seis meses de cárcel a una tuitera por un puñado de chistes sobre Carrero Blanco. Cabe pensar si estos y otros casos, todos ellos tremendamente mediáticos, no están más que allanando el camino hacia una reforma legislativa que tenga el punto de mira en Internet y concretamente a las redes sociales.
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