"Amor Amargo", el disco con el que Rocío Saiz debuta en solitario tras su paso por Las Chillers y Monterrosa, es un recorrido emocional por las heridas y las marcas que deja el amor cuando se consume. Una narración canción tras canción sobre los lazos que se rompen y el dolor consecuente, sobre los vacíos que se crean, las inseguridades y la gestión emocional de ese dolor.
Las fechas para los conciertos serán el 29 de octubre en La Térmica en Málaga, el 30 del mismo mes en el Festival San San en Benicàssim. El 12 de noviembre tocará en Play Club en Valencia, el 20 en Monkey Weer en Sevilla y el 27 también de ese mismo mes en TBC de Barcelona. Además, en 2002 actuará en el MadCool en Madrid.
Bajo la producción de Pau Paredes (Ginebras), Rocío Saiz crea un trabajo atemporal, un proyecto cargado de aire fresco y popero. “Amor Amargo” llega con siete canciones redondas de pop electrónico que pretenden llenar con letras y música un vacío existencial. En sus temas anteriores ya nos percatamos del talento de la artista, canciones con las que convertía la ausencia en rutina como hizo en "Autocensura". El sentimiento a flor de piel impregna sus obras eso es innegable, así ocurre en "Si mañana me muero, te habré dicho que te quiero", toda una clara declaración de intenciones.
El melón estaba a punto de abrirse y entonces la artista sacó "La Juventud", compuesta para la banda sonora de la película "La Amiga de mi amiga", o "Nietas del Ruido" junto a Ariadna Paniagua de Los Punsetes, donde desafían al destino cantándole a la libertad de expresión, a tirar el muro que no nos deja ver más allá. El descanso del guerrero baja las revoluciones de los temas a los que hasta ahora nos tenía acostumbrados todo ello para explicarnos lo difícil que es tener que encajar y cuán importante es saber pedir ayuda.
Ya llegando al final, Amor Amargo regala "Prodigioso Desastre" junto a Víctor Algora, quizás la canción más luminosa del disco. Pero la pieza que ella ha decidido convertir en imágenes es Cortisol en Sangre, un auténtico hit que te transporta directo a la pista de baile, esos lugares que después de tanto tiempo nos esperan impacientes para que volvamos a saltar en ellos.
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