“La pintura es mi principal actividad, es con lo que me gano la vida. Música siempre he hecho, a mí manera, lo que pasa es que poco a poco fue tomando más fuerza”. El suyo ha sido un proceso natural pero no del todo intencionado. “El cuerpo me pedía canciones, me cansé de salir sin tener ni idea de lo que iba a hacer. Y cuando la gente empezó a escucharlas dijeron: ‘¡coño, si son jotas!’. Me costó asumirlo pero enseguida lo hice y me pareció lógico y bien”. La curiosidad fue mucho más allá: “Me llegó a enganchar el trabajo de campo de antropólogos que van por los pueblos grabando la gente, hasta llegar a un punto en el que no escuchaba música grabada en estudio”.
Tras varias maquetas bajo diferentes pseudónimos, inicia con el 7’’ “Cada cual con su mal”, grabado por Javi Álvarez, lo que podría considerarse su trayectoria profesional. “Su premisa fue ser fiel a mis grabaciones caseras pero con buenos medios. Y creo que consiguió conservar esa naturalidad”.
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