El punto de partida para tu anterior trabajo era la libertad. Tres años después, el late motiv de este nuevo álbum es la muerte, la tragedia. ¿Qué ha sucedido durante este periodo para motivar este cambio?
Alguien muy cercano intentó suicidarse dos veces en cuestión de semanas, y otra persona también muy ligada a mí fue diagnosticada de un cáncer terminal. Todo esto en una etapa en la que tuve que superar mis propios desafíos con la depresión.
¿A qué te aferraste para hacer frente a la depresión entre tanta tragedia?
Volver a vivir cerca de mi familia me ayudó mucho, en especial para conectar conmigo misma y obligarme a concentrarme en mi salud.
¿El contacto cercano con la muerte cambió tus planes respecto a tu carrera artística?
De alguna manera estas experiencias me han recordado que puedo usar mi música como un medio para entender y superar las dificultades que soy incapaz de comprender por mi cuenta.
En Soak te pones en la piel de una víctima de un asesino en serie. ¿Cómo lograste tomar este punto de vista? ¿Te basaste en algún caso en concreto?
Fue un ejercicio automático. Mientras componía la canción, empecé a imaginarme a mí misma atada y arrojada a un río. Comencé a preguntarme qué pensaría en esos últimos minutos mientras me ahogaba… Me di cuenta de que mi vida estaba siendo robada.
"Una parte de mí quiere morir completamente olvidada, vivir como si ya estuviera muerta. Pero otra parte quiere dejar algo en el camino, clavar una estaca en el suelo y erigir un monolito en honor a mi existencia"
El suicidio está presente en el disco de forma muy directa, a sangre fría. Has dejado atrás las reflexiones otros trabajos. ¿Por qué esta necesidad?
Porque es algo real. Como te comentaba antes, el suicidio ha estado presente de forma muy cercana y necesitaba llegar a esta persona en concreto con algunas de estas canciones, así como intentar también transmitir algo a cualquiera que las escuche.
La palabra que da título al álbum, Okovi, significa “grilletes” en la mayoría de idiomas esclavos, ¿qué te impulsó a poner este nombre?
No importa cuál sea tu nacionalidad o qué idiomas hables, todos estamos encadenados a algo. Todos nacemos en contra de nuestra voluntad y forzados a encontrar el camino a través de esta vida. Me gustó que una palabra pudiera ser tan universal.
En relación a esta concepción de la vida, en el disco también encontramos una referencia al poema Ozymandias de Percy Shelley, el cual trata de la idea de construir algo más allá de la muerte. ¿Te obsesiona la idea de no dejar nada que sobreviva al paso del tiempo?
Lucho con el legado…. Una parte de mí quiere morir completamente olvidada, vivir como si ya estuviera muerta. Pero otra parte quiere dejar algo en el camino, clavar una estaca en el suelo y erigir un monolito en honor a mi existencia. Lucho entre estos dos impulsos y no estoy segura de cuál es más digno.
Una vez más demuestras que te gusta tratar temas complejos y no superficiales. ¿Es una necesidad?
No estoy segura si es por necesidad. Pero lo que sí es importante para mí es que cuando cante esté diciendo algo, no unas simples frases vacías. Las palabras son muy poderosas.
En una entrevista para Pitchfork afirmabas: “Siento que nací para fallar, porque constantemente siento que todo lo que hago es fracasar”. ¿Tienes esa sensación con este trabajo y de cara al futuro?
Sí, siento que mi destino está más ligado a mis fracasos que a mis éxitos.
¿Cómo describirías tu paso por Mute Records?
Como una experiencia de aprendizaje realmente interesante y positiva. Conocí a mucha gente amable.
Tu relación con la emblemática discográfica apenas duró un disco (Taiga), ¿de alguna manera volver a Sacred Bones es un intento por dejar atrás la etiqueta pop que supuso tu fichaje por Mute?
Escribo canciones pop. No me avergüenzo de mi amor hacia la estructura propia de la música pop. Siempre será parte de mi música aunque esté envuelta en otras cosas.
¿Con este trabajo sigues teniendo el objetivo de ser Número 1?
Quiero ser el número uno conmigo misma. Siempre me esforzaré por hacer el mejor trabajo posible. Forma parte de mi ADN.
¿Qué ha supuesto tu vuelta a Sacred Bones?
Ha sido como un reencuentro con la familia. He vuelto a sentir la solidaridad propia de una comunidad en la que todos se ayudan mutuamente.
Quien sin duda forma ya parte de tu familia profesional es Alex DeGroot. Una vez más has contado con su ayuda en la producción. ¿Qué te aporta?
Alex es el yin musical de mi yang. Hemos trabajado juntos desde hace muchos años, prácticamente desde el comienzo de Zola Jesus. Siempre me ha ayudado a completar los vacíos que dejaban mis deficiencias como técnico o realizadora.
"No me avergüenzo de mi amor hacia la estructura propia de la música pop"
Sin duda, algo que también ha marcado la concepción de este trabajo ha sido la mudanza a tu Wisconsin natal.
Sí, extrañaba a mi familia y quería vivir en el bosque, aislada. Estar en casa, en definitiva.
¿Y hasta qué punto te ha llegado a influir este cambio?
Ha sido una fuente de motivación y me ha ayudado a aprender mucho sobre mí, tanto que me ha servido como inspiración en muchos aspectos.
Y a nivel artístico, ¿dónde has encontrado la inspiración?
La verdad es que he tenido muchas fuentes: La música folk de Europa del Este, la obra del escultor Richard Serra, la película Begotten, el cine de Tarkovsky, el Sumi Ink (tipo de arte japonés),…
¿Cómo vas a llevar este trabajo al directo? No parece una tarea sencilla.
En realidad la preparación está siendo divertida. Mi banda y yo estamos trabajando juntos para reimaginar las canciones con instrumentos propios para el directo. Serán conciertos íntimos y crudos.
De momento España no está entre tus próximos destinos, ¿te veremos en un futuro?
¡Me encantaría venir a España lo antes posible!
Para terminar, ¿qué planes tienes para el futuro? ¿Alguna colaboración a la vista?
En este momento me estoy centrando en la gira, requiere mucha energía.
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