“Superbucle” es el tercer disco de la salmantina, afincada en Madrid, Elena Nieto bajo el nombre de Yawners. Una obra que puede entenderse como un viaje entre el optimismo y la decepción. No en vano, el álbum se abre con un tema titulado “Un día genial” y se cierra con “Un día horrible”, dos canciones con tonos narrativos ciertamente contradictorios que dejan en el aire el concepto argumental en torno al que gira la obra. “Es un loop vital repetitivo que, efectivamente, va del optimismo a la decepción. Y vuelta a empezar. Y así hasta el infinito. Habla del comportamiento humano. De vivencias personales, pero a la vez universales. En estas once canciones se relatan decisiones, ideas, pensamientos y sentimientos con mucha literalidad, de mi puño y letra, pero sin firma al final. Me han ocurrido a mí, pero ya habían ocurrido en el pasado, y ocurrirán en el futuro. Nadie es tan especial como podemos llegar a creer y viceversa. La vida moderna es muy propensa al ‘superbucle’: a la que te despistas, ya estás dentro”.
“La vida moderna es muy propensa al superbucle”
Quizá sería mejor, entonces, hablar de realismo, referido a esos diferentes estados de ánimo que parecen tener cabida en “Superbucle”. En “Dolor en el pecho”, por ejemplo, la artista proclama desesperadamente “Te odio/Te quiero”. “Soy una persona con los pies en la tierra y en mis letras hablo de cosas del día a día. Ordinarias, pero no por ello menos importantes. No hay que ser filósofa para ser trascendental. La mayoría de las veces lo importante está en lo básico”. Incidiendo en el tema, cabría preguntarle a Elena, de manera más concreta, cuál ha sido el enfoque para estas nuevas canciones. “He aprendido mucho a lo largo de estos años. Antes era bastante naif y más insegura. Ahora me dan exactamente igual muchas cosas que antes me preocupaban. Esta es la perspectiva que enseño en el disco. Para mí tiene igual peso la capa musical que la lírica, a la que probablemente haya dedicado más tiempo y que creo que también lleva mensaje”. El resultado es un álbum especialmente sincero y directo en esa lírica, recipiente de una importante resaca emocional. “Realmente no lo concibo de otra manera. Me gusta mucho la literalidad en las letras, que se entienda lo que estoy contando y que a la vez cualquiera pueda verse reflejado. Que sirva de alivio para otros al escuchar algo que también les pasa a ellos y poder crear conexiones. Hay mucho reflejo emocional proveniente de retrospectiva y de aprendizaje. Decir las cosas en alto es muy buena terapia”.
Desde fuera se percibe también como el disco más elaborado hasta la fecha de Yawners, en un pespunte diferenciador con respecto a los dos trabajos previos de Yawners. “He tardado dos años en componerlo y producirlo. Lo que más disfruto es el proceso de creación, y me he asegurado de que las canciones quedaban tal como las imaginaba. Es un disco con mucha más profundidad. He trabajado con diferentes productores y en diferentes estudios”. “Self-diagnose” es la única canción de “Superbucle” que apuesta por el inglés, con la autora pasándose definitivamente al castellano, en un proceso que ha sido progresivo. “La compuse mientras dormía. Me desperté y tenía toda música, letra, y arreglos en la cabeza. Me pareció feo traducirla al castellano y cambiar algo que vino del mundo de los sueños. El resto son en castellano porque me han salido así. Supongo que tiene que ver con mi nueva postura vital: prefiero ser lo más directa posible con mi público más inmediato”. Las influencias tan noventeras, marca de la casa en Yawners, siguen ahí. Latiendo e inspirando. “La música que más disfruto es la simple y efectiva, y con gusto, claro. Y de eso hay mucho en el rock indie americano de los noventa. No empecé a escuchar estos grupos hasta casi los veinte años, así que tal vez es una buena jugada del subconsciente. Todo el emo indie-rock de hace veinte años para acá es lo que más me gusta y escucho. Si algo me influencia, es esto”.
“No hay que ser filósofa para ser trascendental”
Lo cierto es que Yawners apareció en escena cuando no había tantos grupos noveles haciendo música de guitarras, algo que ha cambiado sustancialmente en los últimos años hasta dar lugar a una escena propia. “Los ha habido siempre, pero creo que lo que está ocurriendo ahora es un relevo generacional muy grande. Esto es pendular, y ahora estamos entrando a un momento en el que el público general vuelve a identificar a los grupos de guitarras como ‘lo que mola’, cuando hace poco solo lo pensaban los más melómanos”.
Sobre el escenario, Yawners se caracteriza por firmar conciertos en los que naturalidad y espontaneidad siguen presentes como una de las marcas de la casa. “Llevo más de ciento ochenta conciertos, y creo que, una vez que empiezo cada gira, acaba saliendo todo automático y natural. Al final, e igual que escribiendo canciones, creo que lo que más transmite es lo genuino. He tenido la suerte de tocar con músicos de muy buen rollo que hacen que los conciertos sean divertidos y alivian todo el trabajo que hay detrás”.
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