Coproducido junto a Remi Kabaka Jr (Gorillaz), este segundo trabajo, inspirado por gente como Beastie Boys, Nile Rodgers, Ennio Morricone o Fela Kuti, está lejos del anguloso post-punk en blanco y negro de “The Overload” desde su colorida portada. Y aunque su esencia sigue ahí, siempre es un acto de valentía negarse a repetir lo que funciona. Nos conectamos por Zoom con el cantante James Smith y el guitarrista Sam Shipstone.
Ambos parecen haber digerido el éxito de su debut con total naturalidad y recuerdan con mucho cariño su improvisado bolo junto a OFF! en Madrid el día cancelado de Primavera Sound. Irrumpen en la conversación Beastie Boys, Nick Cave y John Steinbeck, y valiosas reflexiones humanistas hacia el final. El optimismo luminoso que irradia su nuevo álbum lo explica todo. Lo presentan el 9 de abril en Madrid (Mon) y el 11 en Barcelona (La 2).
Es un LP muy distinto al primero, mucho más sofisticado. ¿Cómo ha sido el viaje?
(James) Estoy tratando de pensar, pero creo que fue en el verano del 22, después de la gira británica de entonces, cuando empezamos a componer. Sin saber que estábamos haciendo nuevas canciones para otro disco. No es que estuviéramos componiendo un segundo disco, era más bien un punto de partida. Digo que era un punto de partida porque nos salían más y más bolos y ofertas para ir a sitios más lejanos, que sabía que nos iban a quitar más tiempo. Pero no queríamos meternos en 2023 y que todo el mundo dijera: ¿Dónde está el nuevo disco? Estábamos sacando cosas, pero más que componer un disco era más bien sacar ideas. Y al final todo se precipitó más rápido de lo que pensábamos.
“Hacer este disco ha sido muy lúdico, es la mejor forma de resumirlo”
¿En qué sentido?
(James) Lo que siempre hago cuando tengo un puñado de maquetas es organizarlas en un orden como si fueran un disco potencial, le pongo nombres con títulos potenciales, empiezo a jugar con el orden y a pensar qué es lo que hay. Al final del verano de hace dos años teníamos tres o cuatro canciones. Teníamos otras cosas que no estaban mal, pero no encajaban en la narrativa. Y de repente empezaron a salir más. El trabajo de componer funciona así: una vez lo desbloqueas, sale rápido y casi sin pensar en ello. Muchas de las canciones clave del disco salieron de este modo, una vez nos dimos cuenta de que teníamos algo. Nunca sentimos presión o entramos en pánico, más allá de la preocupación inicial de si iba a ser bueno y cuándo íbamos a hacerlo, pero quitando eso, no hubo estrés.
Supongo que habéis gestionado muy bien el éxito de “The Overload”, cosa que no todo el mundo consigue.
(James) Sí, creo que la parte del éxito estuvo bien. Yo me sentí bastante cómodo. No me sentí presionado por los elogios. Sí que sentí presión y estrés por la parte de las giras. Se me hizo duro. Pero creo que es algo que le pasa a cualquier músico. A mí me costó estar alejado de mi familia. Y eso ha permeado en el disco. Por primera vez desde que empezamos todo empezó a ir muy deprisa, y se me hizo tan emocionante que empecé a estar mucho de fiesta. Hasta entonces la música había sido un hobby, una actividad social, y los bolos eran el momento para emborracharse, porque montabas uno cada dos semanas. Y en el local te tomabas ocho latas de cerveza simplemente porque te estabas divirtiendo. Me llevó de seis a nueve meses darme cuenta de que, joder, no podía hacer eso cada noche. No puedo hacerlo si me importa la música.
Claro, girar es físicamente muy exigente.
(James) Bueno, ya no somos chavales en la parte de atrás de una furgoneta.
Siendo un disco tan distinto al primero, me pregunto si lo grabasteis esencialmente en directo o no.
(Sam) Oh, pensamos que íbamos a grabarlo igual, en directo, pero la mayor parte de la estructura de las canciones no es así. Lo enfocamos más como si fuera música de baile, con loops y beats en un ordenador. Ha sido un proceso de sumar capas, quitar cosas, y meter otras capas. Ha sido mucho más así que los cuatro tocando juntos.
Al escucharlo me ha venido a la cabeza una referencia clara: Beastie Boys. Sobre todo, por su apertura de miras y su espíritu positivo.
(James) Beastie Boys, en especial para mí, siempre han sido una grandísima influencia, sobre todo en su enfoque hacia la música. Son uno de mis grupos favoritos. Me encanta todo lo que tienen y todo lo que han hecho. Estuve una banda tributo haciendo de MCA (Adam Yauch), así que te puedes imaginar que soy muy fan. Leí su libro hace unos años, y cuando estuvimos en Los Angeles fuimos de peregrinaje a los G-SON Studios en Atwater Village. Está tal cual por dentro. O sea, ahora se alquila como restaurante o lugar de eventos, pero han dejado el graffiti de Beastie Boys, el aro de baloncesto y todo eso. Fue muy especial. Y volviendo al libro, no se ponían reglas. Se juntaban y hacían música. Y así pasaba que después de estar horas y horas tocando a MCA le salía la línea de bajo de “Sabotage”, y estaban un año con ella sin saber qué hacer. Hasta que poco a poco se convertía en una canción.
Grandísimo grupo.
(James) No estoy tan cómodo en el universo como ellos, pero como compositor quiero tener esa actitud despreocupada. No cabe duda de que eso ha influido en este disco. No grabamos en un estudio sino en nuestro local reconvertido en estudio, sin un reloj, poniendo discos, sacando riffs y viendo a dónde podíamos ir. Fue muy lúdico. Es la mejor forma de resumirlo.
“Incluso en mis momentos más bajos sigo viendo que las cosas buenas de la vida superan a las malas”
¿Entonces grabasteis en vuestro local con el productor in situ?
(James) No, le llevamos todas las maquetas a su estudio y las cambiamos allí de arriba a abajo. El disco ha pasado por cinco espacios diferentes, tres estudios propiamente dichos. En el estudio del padre de Jay (Russell) en Kettering, en Leeds, donde trabajamos con Remi, y en Metropolis, Londres, donde grabamos las cuerdas y el coro de góspel. También ha pasado por nuestro local y nuestros dormitorios. Y en el ático de Jay, que tiene un lugar para mezclar. Una vez hicimos todo esto, nos metimos a grabar en el estudio de Ross Orton en Sheffield y lo mezclamos con él, así que Ross también jugó su papel. Como ha acabado siendo un disco muy coherente, todo esto no tiene importancia. Me da la impresión de que fue en el ático de Jay donde todo encajó. Hubo algunos toques de última hora, pero esto es lo bueno de la tecnología moderna: lo puedes hacer, no te atascas. Puedes meterte a grabar un sonido brutal de batería y bajo en la sala de madera de una iglesia, y después terminarlo en otro sitio. Jay lo hizo en su dormitorio y sitios así. Eso es lo bonito, es alucinante.
Lo que está claro es que está más producido que el primero, pero por lo que me cuentas la producción se ha hecho de un modo informal.
(James) No cabe duda de que podría haberse sobreproducido.
En todo caso, la base rítmica sigue siendo el elemento crucial en vuestras canciones. ¿Cómo trabajasteis en ella?
(James) Ha sido un poco como construir bloques, realmente. Muchas de las canciones salen de las líneas de bajo de Ryan (Needham). Las solía mandar con una especie de loop por debajo que podíamos quitar rápido y reconstruir luego. Le dedicamos mucho tiempo a los ritmos, especialmente cuando la canción se había terminado. Creo que la parte de la percusión y los overdubs es la más emocionante de hacer un disco. Ahí es cuando se te ocurre meter una pandereta, que siempre es algo muy satisfactorio. Es la guinda, el toque final, ¿no? Le dedicamos mucha atención a todo esto, y Remi es una mente maestra de la percusión, y tocó el cencerro y muchas cosas. Como habíamos grabado toda la percusión nosotros juntos en una sala con un micro, no se podía separar. Pero esto dio ese toque relajado de que las cosas se aceleran o se ralentizan un poco. ¿Queríamos volver a grabarlo para controlar más el tempo? No. Ha sido un disco descuidado en ese sentido.
En relación al título, me parece interesante esa noción de darte cuenta de que las utopías son, como su nombre indica, inalcanzables. Creo que lo dices en “Blackpool Illuminations”, que es probablemente la canción más reveladora de todo el LP.
(James) No sé si te voy a poder responder a esa pregunta. Creo que hacer ese disco me ha acercado a ello. Me parece que la paz interior es el primer paso hacia la paz exterior. No sé qué más decirte. Creo que todo se resume en eso.
No, está perfectamente expresado. Precisamente hace unos días terminaba de leer el libro de Nick Cave y Sean O´Hagan, donde hablan de estas cosas. Aunque es mayor, él ha llegado a conclusiones similares después de una vida muy turbulenta.
(James) Me encanta ese libro. Lo leí justo después de acabar el disco, mi mujer me lo regaló por mi cumpleaños. Y sí, muchas de sus conclusiones parecían alinearse con las que yo he sacado en este disco, lo cual me ha reconfortado mucho y ha sido muy tranquilizador.
“No me trago el rollo del artista que sufre, eres creativo porque te ayuda”
Bueno, el disco desprende un optimismo vital que obviamente no viene del estado del mundo, sino del interior.
(James) Sí, yo siempre he sido en líneas generales más optimista que pesimista. Quizá sea eso, que simplemente lo tengo. Puede que a lo largo de los años me hayan pasado suficientes cosas buenas que me hayan hecho darme cuenta…quizá la distribución de cosas buenas me ha llegado en el momento justo para que me diera cuenta de que siempre hay esperanza en el horizonte, que siempre hay algo bueno a la vuelta de la esquina. No sé si esa disposición tiene que ver con la suerte o las circunstancias, es probable, pero sé que a otra gente le cuesta mucho tener esa perspectiva. Creo que la negatividad y la miseria se propagan más rápidamente, y entonces parece que ganan y nos abruman. Pero incluso en mis momentos más bajos, sigo viendo que las buenas cosas de la vida superan a las malas.
Ya…
(James) Esto siempre me ha dado un motivo para seguir adelante. No sé por qué tengo fe. Creo que el mito está en que los seres humanos son malos. Nos dicen constantemente que somos un virus y que lo estamos destruyendo todo, que somos malvados y egoístas y que estamos dispuestos a joder a cualquiera con tal de salirnos con la nuestra. Pues yo no veo eso en mi vida. Cada día veo más y más bien. No lo veo en las noticias, pero sí en mi vida cotidiana. Y creo que cualquiera, incluso en circunstancias de pobreza y desesperación, puede verlo. Uno de los primeros libros que leí por mi cuenta fue “Las uvas de la ira”, de John Steinbeck. “A Vineyard For The North” es una especie de referencia indirecta. Ese libro destaca que incluso en las circunstancias más adversas, los seres humanos pueden hacer lo correcto. Yo lo pienso: es tu elección. Y sé que todo lo que te rodea influye en esa elección y las conclusiones que sacas. Pero tengo fe en un mejor mañana.
Me pregunto qué dificultad tendréis para tocar este disco en directo.
(Sam) Aunque “The Overload” era un disco en cierta manera menos ambicioso, también teníamos que reinterpretar las canciones en vivo. Algunas de ellas no son en directo como en el disco. Pues vamos a tener que hacer lo mismo con éste. Es un reto creativo, las canciones tienen que ser reinterpretadas. De todas formas, para que sea más fácil vamos a tener a un par de músicos adicionales que nos ayudarán.
Respecto a las expectativas, ¿estáis justo en el lugar donde queréis estar?
(James) Sí. Me siento mucho menos asustado ahora que como solía estarlo. Eso no significa que el disco vaya a ser un éxito comercial, pero estoy más calmado y cómodo que nunca. Quizá es algo que llega con la edad, pero también creo que llega por sentirnos completamente satisfechos con lo que hemos hecho. Creo que no hay nada que hubiera hecho de otra forma, y me parece que todos sentimos lo mismo.
(Sam) Totalmente de acuerdo.
(James) Ahora no está en nuestras manos. Podemos hacer entrevistas y tocar para intentar que el álbum sea un éxito, pero más allá de esto no está en nuestras manos. Estoy en un buen lugar. Podría perder todo esto, pero te pueden pasar cosas peores. Creo que este álbum me ha hecho darme cuenta de lo agradecido que estoy. Por mi familia y mis amigos. Mis amigos están en mi grupo. Todo esto no ha salido exclusivamente de las observaciones de las letras y las exploraciones que hago. Es más bien al revés, y cuantas más entrevistas he hecho, más me he dado cuenta: no me trago el rollo del artista que sufre. Creo que eres creativo porque te ayuda y lo quieres compartir con otras personas. Es lo mejor del mundo.
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