“Me preocupa que perdamos algo de frescura cuando toquemos en salas grandes”
EntrevistasYard Act

“Me preocupa que perdamos algo de frescura cuando toquemos en salas grandes”

JC Peña — 17-03-2022
Fotografía — Archivo

El Reino Unido post-Brexit sigue a la vanguardia como cantera de muchas de las nuevas bandas de guitarras más interesantes. Y no todo es Londres y sus alrededores. Ahí están Yard Act desde Leeds con su recien publicado The Overload (Island/Music As Usual, 22).

Yard Act es un cuarteto procedente de Leeds, en el norte de Inglaterra, que muestra sus credenciales en The Overload. Un inspirado debut que se ha llevado las mejores críticas (un nueve para Mondo Sonoro), bebiendo de las inagotables fuentes primarias del funk punk y ahondando en la tradición del estoico sarcasmo costumbrista local.

Zoom nos reúne con el vocalista James Smith y el bajista Ryan Needham, cuya amistad se convirtió en base del grupo. Tras dar apenas tres conciertos y pese a la que nos cayó encima con la pandemia, durante 2020 y principios de 2021 lanzaron cuatro singles que recibieron la atención de BBC 6 Music y una creciente legión de fans. Era obligado grabar álbum, que completaron en Bristol bajo la supervisión de Ali Chant (PJ Harvey, Gruff Rhys, Perfume Genius).

“Si te empiezas a creer que tus ideas son más importantes que las del resto, te pones a sermonear”

La primera pregunta es obligada: ¿Cómo están digiriendo el inesperado éxito de su debut? Habla James. “Es una pasada. Sabía que había gente que lo iba a escuchar, porque no había salido de la nada, habíamos recibido cierta atención. Pero me ha sorprendido mucho que todo el mundo haya sido tan positivo. Para cuando salió, ya no estaba en la posición de poder decir si es bueno o malo. Ahora mismo lo considero algo que hemos hecho. No puedo estar orgulloso de él: simplemente, existe. Ya no me parece que sea mío, sino de todo el mundo. Es muy beneficioso para nosotros que la gente diga que es bueno, porque nos ayuda a tener más atención. Nos facilita la vida. Pero en términos de verlo como una obra de arte, siento desapego, porque lo hicimos hace mucho tiempo. ¿Tú cómo lo ves, Ryan?”. Interviene el bajista. “Es así desde un punto de vista artístico. Pero respecto a la importancia de las letras, creo que ahora ha entrado a formar parte de la conversación cultural. Creo que el periodismo y la crítica musical son importantes si lo que haces tiene cierto mensaje: y me gusta leer cosas en este momento, ser consciente de cómo ha calado. Me encanta lo que está diciendo la gente”. “Yo lo veo un poco al revés: no quiero saber”, se ríe el vocalista mostrando una falta de ínfulas y una sorna que mantendrá a lo largo de la conversación. Para explicar lo bien que ha caído su disco reconoce que “la música de guitarras fuertes está viviendo una especie de revival. Creo que en breve, el próximo año o así, vamos a ver una reacción. Va a acabar entrando en el mainstream, y los críticos van a empezar a buscar otras cosas nuevas otra vez. Nosotros hemos llegado bastante tarde, pero me parece que por primera vez en mucho tiempo hay más receptividad hacia las letras. Y creo que el público ha sido muy abierto al hecho de que abordamos cosas oscuras, políticas y complejas de un modo más ligero y alegre a como se venía haciendo. Este país está ya muy estresado, y si tratamos los temas con un sentido de desastre inminente y desesperación total, sería un bajón total. Como lo hacemos de este modo, se digiere mejor”.

“La clave del grupo es que las letras tengan su espacio”

El sarcasmo, claro, está en el centro de su propuesta. “El humor es un mecanismo de base muy bueno para hablar de asuntos muy serios. Y… [larga pausa]... Creo que es bueno decir que vamos a hablar de estas cosas. Queremos hablar de ellas, pero recordando que existimos meramente como pequeñas criaturas en este mundo raro al que hemos llegado sin que nos preguntaran. En cuanto me parece que me estoy dando demasiada importancia, mis colegas se cachondean de mí y me ponen en mi sitio. Yo lo agradezco. Es una cura de humildad que hace que seas consciente de ti mismo. Si te empiezas a creer que tus ideas son más importantes que las del resto, te pones a sermonear. Pierdes el contacto con la realidad. Nos criamos en el norte de Inglaterra, y en la escena musical de Leeds, con los amigos que tenemos, y en nuestras propias familias, hemos recibido una dosis alta de hablar de las cosas y discutirlas sin pensar que siempre tienes razón. Mi padre siempre me daba un toque cuando me ponía demasiado serio sobre algo”.

Porque la tentación del sermón panfletario está siempre ahí. “No es nuestro estilo. Pero yo mismo he estado peligrosamente cerca de eso cuando tenía veintipocos años. Te pasa cuando te desesperas, porque quieres que todo cambie al momento y quieres a toda costa que todo el mundo esté de acuerdo contigo inmediatamente, porque te da la impresión de que puedes solucionar los problemas. Quizá lo que sucede es que te haces mayor y te das cuenta de que no es así. O puede que cuanto más tiempo pase, más pienses: “Mira, llevo un tiempo intentándolo y no lo puedo cambiar. ¡Pero lo he intentado de verdad!” [risas].

Smith cita a Ian Dury, el rapero MF Doom, Alex Turner, el escritor Kurt Vonnegut y Courtney Barnett como influencias. Respecto a la australiana destaca que “cuando salió me pareció que lo hacía muy bien en cuanto a la manera de rimar. Yo estaba empezando a escribir así, y me dio la confianza para seguir al ver lo bien que lo hacía y el éxito que había tenido”. Pero Leeds es la cuna de una de las bandas del post-punk seminal, Gang Of Four. Hablando de la parte estrictamente musical de sus canciones, el bajista lo explica así: “Es donde estamos cómodos todos. Tenemos referencias e influencias muy distintas, pero realmente nos hemos encontrado en este lugar. Siempre me ha gustado esa especie de punk funk tipo ESG, The Rapture, James Chance y ese tipo de cosas. Era la primera vez que tocaba el bajo en un grupo, así que la idea es que fuera muy sencillo. No puedo tocar cosas muy técnicas. Pero sí, creo que el ritmo del bajo y la batería y el espacio que generan sustentan bien lo que canta James. La clave del grupo es que, aunque toquemos material anguloso e interesante, las letras tengan su espacio. Hacemos las canciones más como en la electrónica o en el hip-hop: todo alrededor de la voz. Es un proceso compositivo interesante”.

“Ya no estoy en posición de decir si el disco es bueno o malo”

Respecto al sonido claro y orgánico que han conseguido Smith dice que “Ali [Chant] hizo un trabajo increíble en la producción y las mezclas. En principio sólo íbamos a mezclar con él, pero nos dijo que le encantaría que bajásemos a Bristol a ver qué pasaba. En una semana del anterior mes de enero Ryan y yo hicimos las once canciones. Sólo faltaban las guitarras y los coros. Usamos muchas maquetas como bases. Fue muy fluido, no hubo distracciones porque el país estaba cerrado. Trabajábamos en el disco, nos íbamos a dormir, y volvíamos. Doce horas al día. Nos metimos totalmente en ello”.

James tiene una teoría acerca de por qué están saliendo tantos grupos interesantes de Reino Unido precisamente ahora. “Las compuertas se han abierto. Creo que es más fácil para las bandas salir adelante porque hay interés. Hace pocos años habría sido más difícil recibir un poco de atención, y ahora es más difícil tener mucha atención. Pero más bandas consiguen saltar esa barrera, que es muy importante. Hay grupos que están saliendo que me encantan, como Benefits, de Teesside, y Panic Shack, de Cardiff”. Su amigo condensa el misterio en una frase: “La gente está enfadada, quiere hacer ruido”.

Pero el éxito tiene su peaje, y la gira que Yard Act se van a meter entre pecho y espalda en estos próximos meses asusta. El vocalista está de acuerdo. “Sí que me da un poco de miedo. Cambiamos el repertorio cada noche. Queremos ser espontáneos con la gente que viene a vernos, y me preocupa que cuando empecemos a tocar en salas grandes se pueda perder algo. Tenemos que seguir trabajando para mantener la frescura. Yo no podría tocar el mismo setlist en el mismo orden cada noche; me moriría de aburrimiento, y todas las canciones perderían significado. Sé que va a sonar a bajón, pero por mi bien y por el de todo el público, no puedo tocar ‘Tall Poppies’ cada noche. No puedo hacerlo con el poso que necesita. Me parece que hemos dicho que sí a demasiados conciertos [risas], pero creo que tiene que ver con el hecho de haber estado confinados durante tanto tiempo. Todo el mundo estaba deseando tocar, pero cuando vi mi agenda el otro día me di cuenta. Estoy mentalmente preparado para tocar al máximo hasta septiembre, y luego, Ryan, tenemos que ser más selectivos”. El bajista lo matiza. “Hay diferentes niveles de opinión aquí: yo tocaría el mismo set cada noche. Llevo tres años girando y me encanta. Pero no tengo que interpretar letras sentidas que me importen mucho cada noche. Estoy ahí con mis colegas haciendo funk. Son curros distintos. Obviamente diferimos porque él tiene el trabajo más complicado emocionalmente”. James zanja el tema emocional con un cariñoso “Vete a la mierda” y más risas. Lo que está claro es que Yard Act acaban de empezar en esto. Y hay ganas, según se desprende de las palabras de James. “Mira, tenemos después una entrevista más, y luego nos vamos a componer nuevo material. Estamos en ello. Suena un poco como Rage Against The Machine [risas]. Sí que hay cierta presión porque como este disco ha sido tan bien recibido, va a haber expectación. Pero no puedes pensar mucho en ello. No puedes adivinar qué quiere la gente. Y sé qué cuando más tiempo pasas componiendo, más ideas salen. Aunque la espontaneidad es importante y una canción puede salir de la nada y cogerte por sorpresa, hay mucho de ponerse a ello. Cuanto más componemos, mejores cosas nos salen. Creo que pronto una continuación. Sonará distinto y trataremos nuevos temas porque no puedes hacer el mismo disco dos veces”.

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