"Me gusta que la gente tome de mi música lo que necesite, lo que quiera"
EntrevistasXavier Rudd

"Me gusta que la gente tome de mi música lo que necesite, lo que quiera"

Marta Terrasa — 15-04-2022
Fotografía — Archivo

El australiano Xavier Rudd es mucho más que un gran músico, que lo es. Relevante activista medioambiental, el también surfista acaba de publicar un nuevo trabajo, “Jan Juc Moon” (Virgin/Universal, 22) en el que vuelve a hablarnos sobre la relación que los humanos tenemos con el planeta que habitamos.

Y por si no hubiera suficiente con escuchar canciones como “Stoney Creek” o “We Deserve To Dream”, en unos meses también podremos disfrutarlas en directo en los dos conciertos que Rudd ofrecerá en nuestro país: Madrid (11 septiembre, La Riviera) y Barcelona (12 septiembre, Razzmatazz).

Hablas de que cada disco conlleva cierta revelación que aparece a nivel musical. ¿Cuál ha sido la que ha surgido en este nuevo disco?
No ha habido ninguna revelación como tal, sino más bien que he grabado el disco cuando he sentido que estaba preparado. De hecho, mi idea era grabarlo mucho más adelante, porque justo antes de la pandemia me tomé mi primer año sabático en veinte años y después sucedió todo esto. En ese momento acababa de emprender un viaje por el norte de Australia, alejado de toda vida social y eso inspiró mucha de mi música. Recuerdo estar ahí, sin cobertura y el primer día del viaje empezó a soplar un viento muy fuerte que duró los tres meses. Se sentía como un viento de cambio. Y en cuanto volvimos a la civilización me encontré todo lo que estaba pasando en el mundo. Con lo que más que una revelación, fue una inspiración para escribir y producir el disco en mi tiempo libre. Es un disco que reflexiona sobre la vida, la libertad y el mundo tal y cómo lo conocíamos frente al mundo al que hemos sido arrojados. Así que este disco se parece un poco a un sueño; en el sentido de las cosas que nos importan en los momentos traumáticos.
Ese aspecto más de ensoñación se traduce también en los sonidos, intentando capturar el hecho de que todos merecemos poder soñar. En el fondo, los humanos somos una especie bonita, aunque estemos todos jodidos por la herencia de nuestros antepasados o por nuestra propia existencia. Somos seres frágiles y esta pandemia ha causado estragos. Por eso la idea es recuperar aquello que nos hace bien: aire puro, agua fresca, el océano, el amor, conectar con los demás… Todo para poder sentirnos lo más completos posibles. En general son temas recurrentes en mi música, pero en este disco lo he sentido aún con más fuerza.

"En el álbum hay dolor, sí, porque aunque partas de un lugar mejor, a medida que te haces mayor no dejas de cuestionarte qué cosas podrías haber hecho diferente"

Por el disco también planea un halo de nostalgia, reflejado tanto en las melodías como en parte de las letras.
Sí, porque también sentí mucha pena, mucho dolor. Porque cuando el mundo se paró y viendo cómo cambiaba todo a la velocidad de la luz, me causó mucha impresión y me obligó a pararme a pensar en lo que realmente era importante. Yo pude marcharme al norte de Queensland, pero no podía dejar de pensar en cómo lo estarían pasando todas esas personas en las ciudades, en los espacios pequeños, a los que rutinas como bajar al parque con el perro les habían sido prohibidas y se les pedía que se quedaran en casa. Todo ello dio forma también al disco.
Es mi primer disco en solitario, desde “Spirit Bird” y en ese trabajo también hay mucho de reflexión sobre mi camino, de revisitar todo lo que he pasado para llegar hasta quien soy hoy. No sé muy bien cómo explicarlo, pero por ejemplo, “Jan Juc Moon” es una canción que escribí cuando grababa “Spirit Bird”; así que tiene como diez o quince años. No la incluí en el disco porque era muy personal y en ese momento no estaba seguro de lo que me sucedía. Recuerdo estar en Jan Juc [un pequeño pueblo costero a una hora al sur de Melbourne] y que había muchísima luz de la luna reflejándose sobre mí, sobre el país que me había visto crecer. Era como si esa luz de luna fuera a llevarme de ahí, dejando atrás todo aquello que debía dejar ir.
Cuando todos estos cambios llegaron con la pandemia, llegó el momento de grabarla de nuevo. Había dolor, pero también empezaba una nueva vida, con una nueva pareja que estaba embarazada mientras escribía este nuevo trabajo. Y por eso en la canción homónima se oye el ultrasonido de los latidos de nuestro bebé dentro de la barriga de su madre. Eso para mí fue muy potente. Un ciclo completo y que llegue esta nueva vida con el disco.
En el álbum hay dolor, sí, porque aunque partas de un lugar mejor, a medida que te haces mayor no dejas de cuestionarte qué cosas podrías haber hecho diferente, o de sentir cierto vacío, todo eso. En mi cultura, soñar es una manera de dejar manifestar nuestros guías, de que nos ayuden a encaminarnos. Así que el disco captura esa idea de sueño, de ciclos completos en los que se va de la euforia a la tristeza también. A veces todo eso no cobra sentido hasta más adelante, pero ahí tienes un poco el concepto del disco.

Johanna es un lugar muy especial en la costa remota de Victoria, en Australia. No es la imagen de postal que te imaginas de días soleados y playas de aguas cristalinas. Es un espacio natural entre montañas que terminan abruptamente en el océano y que no mucha gente conoce. Sin embargo, aparece en el disco como una de las últimas canciones.
Mi padre solía llevarnos ahí de acampada y de eso trata la canción. Teníamos un coche que era un trasto, sin radio, así que él nos cantaba Neil Young. “Jan Juc” significa, en la cultura aborigen, la ceremonia de enterrar los cuerpos en los árboles. Se ponen los cuerpos en los árboles para que así asciendan al cielo sin tocar la suciedad de la tierra, como una manera más elevada de trascender. Por eso también se llama el álbum así, el trascender espiritual. Antes te contaba ese día en el que creía que la luna llena iba a llevarme, y yo estaba en uno de esos árboles y fue jodidamente duro.

Es como si dejaras atrás canciones más pop, más hits fáciles e inmediatos para inspirarte por paisajes mucho más oscuros y violentos, como la propia costa de Victoria. No son la típica imagen idealizada que existe de Australia…
Hay un montón de espíritu en esos lugares y eso es lo que sientas cuando pasas un tiempo ahí, aunque lo entiendas o no. Eso puede ser muy poderoso pero también duro, ya que existe muchísima tristeza en esa costa; hubo muchos asesinatos, muchas movidas, incluso después de que vinieran los colonos blancos, se cometieron muchas atrocidades y era una vida dura para los convictos, para todos. Nuestro país entero está fundado en las dificultades. Pero es como el yin y el yang, a su vez es un lugar poderoso y enriquecedor, bonito pero triste y heavy. Es como los dos extremos de Australia.

"Siento que han sido unos años duros para el mundo y sé que la música es una buena medicina y quiero salir y compartirlo, porque creo que la gente lo necesita"

Todo el feeling ensoñador del que hablabas en el disco, se ve abruptamente cortado por unas canciones que parecen estar colocadas de manera estratégica. Hablamos de “I Am Eagle”, “Ball And Chain” y “Slidin Down A Rainbow”.
¡Sí! Incluso en mis conciertos me gusta que haya muchos sentimientos, subidones y bajones, como una montaña rusa emocional. Una buena pieza de arte debería capturar todas las emociones y llevar al oyente hacia un viaje en el que explore todos esos sentimientos. Sin embargo, colocar las canciones esta vez me resultó muy duro. Me costó más que en otras ocasiones, cuando había fluido todo más.

¿Te han dicho que “The Calling” tiene un aire a Led Zeppelin?
[Risas] La verdad es que todavía no ha salido el disco, así que tengo poco feedback.

“Jan Juc”, “Stoney Creek” y “The Great Divine” son piezas mucho más desnudas y seguramente esta última es la que tiene un imaginario natural más evidente y menos críptico. Pero luego, en algunas otras letras, utilizas muchas metáforas.
Sí, en “Stoney creek” hablo del viento de cambio, pero es que al empezar el viaje, cuando la compuse, comenzó a soplar muchísimo viento del sudeste y no paró en tres meses, coincidiendo con el inicio de la pandemia. Para mí fue como si la tierra, no sé, dijera algo. Y como esos vientos traían cambios, un nuevo mundo, distinto. Pero a nivel de letras hay tanto en este disco; existen muchos lugares a los que voy.

¿Prefieres ser más críptico y dejar la interpretación más abierta al público o bien que sea algo más literal?
No pienso en cómo será mi música recibida. No escribo con eso en la cabeza, porque en ese caso estaría hablando mi ego. Para que la música sea una expresión cruda y pura de lo que siento tiene que surgir. De ahí que esté muy agradecido cuando la gente se vale de mi música para su viaje personal, conectando en momentos y ceremonias muy poderosas como funerales o bodas. Siento un enorme honor. No creo que la gente se imagine de lo que hablo en las letras, porque para ellos igual significan algo totalmente distinto. Pero, de alguna manera, la música es energía. Es comunicación a través de conectar, del espíritu… Así que me gusta que la gente tome de mi música lo que necesite, lo que quiera. Es nuestra propia experiencia, la forma en que sentimos las cosas, cómo las escuchamos o las vivimos. Y nadie puede arrebatarnos eso.

Eres conocido también por tus extensas y sistemáticas giras. Imagino que después de la pandemia, debes estar con ganas de salir ahí fuera de nuevo…
Me encanta estar en casa. Vivo en un lugar precioso y sé que ir de gira puede ser duro y todo eso… Pero siento que han sido unos años duros para el mundo y sé que la música es una buena medicina y quiero salir y compartirlo, porque creo que la gente lo necesita. Siempre he trabajado duro, he tomado todas aquellas oportunidades que la vida me ha brindado, y eso también lo hago para honrar a todos aquellos músicos buenísimos que, por circunstancias de la vida, no han tenido las oportunidades que yo he tenido. Así que en honor a ellos y en el espíritu que me atraviesa, quiero salir ahí y compartirlo, porque sería muy egoísta por mi parte no hacerlo. Además, sé que en Europa lo habéis pasado fatal, en lugares con los que tengo una conexión especial, porque siempre me han recibido genial como España o Italia. Lugares que adoro por su gente, su cultura… Y habéis tenido unos meses de mierda, porque además tengo amigos ahí y sé que han perdido a seres queridos, etcétera. Así que estoy especialmente emocionado de ir y de compartir buenas vibraciones.

Agenda de conciertos

20.30h 30,50€
20.30h 30,50€

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