“Cross Winds” es un gran disco.
Estoy muy contento. Lo único que me propuse antes de grabarlo fue no hacer una copia idéntica del “Fire Bird”. Tengo una personalidad como compositor y ya hay unas coordenadas en las que me muevo, pero me hacía mucha ilusión hacer algo diferente. Tenía ganas de decir cosas nuevas. Ha pasado relativamente poco tiempo entre un disco y otro, pero estoy en un momento vital diferente a cuando se publicó “Fire Bird”. Aquel era un disco orientado hacia el típico cantautor que toca solo acompañado de su acústica y en este segundo tenía muchas ganas que la banda tuviera mucho más peso. Ha habido un esfuerzo para complementar el primero en directo. Hemos estado un año y medio tocando doce canciones y, de repente, tener once más nos ha abierto nuevas perspectivas en los conciertos.
"A mí lo que me mueve es la sinceridad con la que compongo mis canciones y que acabo moldeando con la ayuda de todo el equipo que me rodea".
Vidal Soler a la guitarra, Santi García al bajo, Guillem Caballero a los teclados, Marc Clos al vibráfono y percusión, Enric Pla a la batería… Más que una banda es un dream team.
Increíble. Es una banda de un talento infinito y sería una lástima no otorgarle el protagonismo que se merece.
¿Qué importancia han tenido ellos en el proceso creativo de las canciones del nuevo disco?
Normalmente tengo un embrión o una idea primigenia de las canciones: cómo es la melodía, la estructura... pero el resultado final siempre me acaba sorprendiendo. Salgo del estudio súper contento con cómo ha quedado y las aportaciones que hemos hecho entre todos. Esta es la gracia de hacer las cosas en común. La gente que me rodea me conoce muy bien, sabe cuáles son mis influencias y sabe a dónde quiero llegar. Esto me da mucha tranquilidad porque sé que me entienden a la primera. Y lo mismo pero a la inversa, yo con ellos. Muchas veces, por ejemplo, nos entendemos haciendo referencia a grupos y ponemos títulos provisionales como “La canción The War On Drugs” o “La canción Tweedy”.
¿Cuál es “La canción The War On Drugs”?
“The Runner”, una canción con una clara influencia al sonido de la banda de Adam Granduciel. Ha habido muchos referentes en la grabación de este disco. A los de la banda les hablé mucho de Whitney, un proyecto del batería de Unknown Mortal Orchestra (Julien Ehrlich). Es uno de los grupos que más escuché en 2018. Luego están las bandas que me han influenciado desde siempre, como Nada Suf o Death Cab For Cutie. Grupos que me han dejado una herencia pop que siempre he llevado encima y que, aunque a veces se intuía, con Bullit nunca exploté del todo porque pesaba más la faceta guitarrera. Ahora está mucho más presente.
El americana es otro género que con Bullit no explotabas y que aquí tiene un protagonismo muy importante.
Totalmente, desde clásicos como Bob Dylan, Neil Young, Tom Petty a Bruce Springsteen o The Jayhawks, otro grupo, para mí, súper referencial. Por no hablar de la influencia de R.E.M., otra banda básica en mi recorrido vital como músico. Lo pienso y casi todos los grupos que me gustan han sido capaces de dar un paso más con cada disco que han hecho. Con “Crosswinds” he intentado seguir su ejemplo: ir un poco más allá para no repetirme y tener la sensación que avanzo hacia alguna parte.
Desde Bullit hasta ahora, si se hace el ejercicio de escuchar todos tus discos cronológicamente se percibe una evolución súper coherente, lógica y extremadamente bien trazada.
Yo no soy plenamente consciente de ello, pero es algo que me dice mucha gente. Cuando saqué “Fire Bird” no hubo un fan de Bullit que se sorprendiera, todo lo contrario. Del mismo modo que también ha habido gente que se ha acercado a mi música a partir de mis discos en solitario. A mí lo que me mueve es la sinceridad con la que compongo mis canciones y que acabo moldeando con la ayuda de todo el equipo que me rodea. Por sonido, por esencia, “Crosswinds” es un disco muy… californiano. Es algo que me ha acompañado siempre. Muchos críticos ya lo decían de Bullit, sobre todo a partir del “Love Or Die” (10). La búsqueda de la música luminosa, de estas ganas de que siempre salga el sol, es algo inherente en mí. Una constante que se ha repetido en todas mis etapas musicales. Como músico creo que replico lo que busco como oyente: artistas y grupos que me transmitan energías positivas. Intento que mi música sea un espacio idílico en el que todo funciona.
“Crosswinds” transmite felicidad.
Esa es la intención. Estoy a punto de cumplir cuarenta años, veinte de ellos escribiendo canciones. Llevo mucho tiempo picando piedra e intentando tirar adelante proyectos en un mundo en el que es muy fácil caer en el desánimo. Precisamente por eso mis canciones persiguen ese mensaje positivo, y principalmente para dármelo a mí mismo, porque soy el primero que lo necesita. La esencia de mi música está en la sensación de que es un camino muy largo y difícil pero que no por eso has de perder las ganas, la fe y la motivación. Sí, es la búsqueda de la felicidad a través de la música.
"Continuo pensando que soy alguien que se mira los toros desde la barrera y que si algún día alguien se flipa con lo que hago habrá unas cuantas puertas que se abrirán".
Te has planteado alguna vez que harías sin la música, a qué te dedicarías.
Durante un tiempo volqué mi creatividad en el diseño gráfico. Hice un montón de carteles para grupos y algunas portadas de discos. Pero si me tuviera que dedicar alguna cosa que no fuera la música, sería el periodismo.
No te lo recomiendo.
Desde pequeño siempre me ha atraído. Con dieciocho años entré en Geografía porque no alcancé la nota para Periodismo. La idea era acabar el primer ciclo de Geografía y pasarme a Periodismo, pero la música se cruzó en mi camino y ni acabé Geografía ni me pasé a Periodismo (ríe). Pero el mundo de la comunicación siempre me ha seducido.
¿Eres consumidor de prensa musical?
Soy un gran consumidor de prensa musical y de prensa deportiva. Y soy un consumidor moderado de la prensa que trata la actualidad política y social.
En estos discos en solitario también has experimentado una evolución y crecimiento como escritor, con tus letras.
Y estoy muy satisfecho de ello. Cada vez utilizo menos metáforas para hablar más directamente de las cosas tal y como son. Puede que, en parte, sea por el hecho de hacerme mayor y perder la vergüenza a la hora de hablar de ciertas cosas. De desnudarme emotivamente por completo sin pararme a pensar en el qué dirán. En este sentido tengo la sensación de que cada vez tengo menos prejuicios. Hay una canción, por ejemplo, que se llama “The Sunlight Brigade” en la que hablo de la vida y de la muerte. Un tema que tiene mucho que ver con la idea que tengo sobre la vida que tenemos aquí y la que tendremos cuando ya no estemos. No sabemos de dónde venimos ni a dónde vamos, y muy probablemente lo que nosotros entendemos como vida es una cosa ínfima en comparación con la eternidad y muchas otras cosas que no entendemos. La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad del que hablamos muy poco y del que conocemos menos aún.
Sobre todo en la cultura cristiana.
Totalmente. Hay sociedades que tienen una relación mucho más estrecha y natural con la muerte y son plenamente conscientes que esto es un trámite y que hubo mucho más antes y habrá mucho más después.
¿Eres creyente?
Creo en muchas cosas. Creo en la bondad del alma de por sí. Y creo que hay muchas cosas que no sabemos. Pienso que hay muchos mundos desconocidos más allá de la vida terrenal. Creo mucho en las personas, en las energías, en la fuerza de la espiritualidad y del colectivo para cambiar las cosas.
¿Qué objetivos te has marcado con “Crosswinds”?
Llegar al máximo número de gente posible siempre es la ilusión de toda persona que se expresa artísticamente. Pero también entiendo que todavía no he hecho nada para llegar una gran audiencia. Aún no he cantado en catalán para seducir a mi público potencial en Catalunya, igual que tampoco he cantado todavía en castellano para seducir al público de habla hispana y entrar en el circuito de grandes festivales. Continuo pensando que soy alguien que se mira los toros desde la barrera y que si algún día alguien se flipa con lo que hago habrá unas cuantas puertas que se abrirán. Pero por ahora no ha sucedido y, no diré que a mí me da igual, pero sí que yo voy siguiendo mi camino sin impacientarme. Cantar en inglés lo hace todo un poco más complicado, pero mantengo la ilusión de salir al extranjero y presentar mis discos en Europa o, por qué no, en Estados Unidos.
Y mientras tanto, a sacar tiempo de donde sea para proyectos como Jamie 4 President.
Nos volvemos a meter en el estudio en abril. Ya hemos grabado la demos y puedo decir que Jamie ha hecho unos temas brutales. Tengo muchísimas ganas de que tomen forma definitiva en el estudio.
AGENDA
Fecha | Ciudad | Recinto | Hora | Precio |
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jueves 13/06/19 | Madrid | Berlín Café / Madrid | 23:00 | 8€ |
miércoles 17/07/19 | La Bisbal de L'Empordà | -- | 21:00 | - |
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