"La música es mi pasión, no hay motivos para tenerle miedo al fracaso"
EntrevistasXabi Bandini

"La música es mi pasión, no hay motivos para tenerle miedo al fracaso"

Amaia Santana — 29-10-2018
Fotografía — Archivo

Xabi Bandini, quien fuera voz de Kerobia, se mudó hace un año a Madrid, y en los tres metros cuadrados “entre el minisofá y la minicocina” montó su estudio de grabación del que es fruto “Begibakar”, su primer disco en solitario (minimalista, por fuerza). “¿Recordáis la película Apolo trece? Bien, pues mi piso de 29m2 es mi nave”, bromea.

- Se trata de un disco compuesto en tu piso de Madrid de 29 metros cuadrados. Por tanto, tiene que ser un álbum ‘minimalista’, necesariamente…
Después de producciones muy tochas con Kerobia -fueron más de 15 años y siete discos-, uno se encuentra en su casa, con su guitarra, un pequeño sintetizador, unos cachivaches y un programa de grabación -que me regaló Fran Pérez, nuestro emblemático técnico-, y piensa: “¿Será suficiente?” Afirmo: esto es lo más suficiente que he hecho hasta ahora. Lo más minigrande.
Efectivamente, hace un año que me bajé a Madrid a vivir, y comencé a escribir temas de nuevo. Poco a poco, me he ido haciendo mi pequeño estudio de grabación entre los 3 metros cuadrados que están entre el minisofá y la minicocina. Así que todo es mini. Entonces hice un blog donde ir colgando mis temas, y comencé a desarrollar el proyecto; en colaboración con artistas visuales como Lapizero (el creador de gifs animados de autorretratos); más adelante con Borja Lezaun (el director del clip “Begibakarraren Bidaia”); Xabi Angós, un diseñador que mola mucho, que además del disco me ha hecho la web xabibandini.com. Todo el disco está grabado con mis manos y en mi casita. Hay temas que han conseguido emocionarme, y creo que a algunas otras personas les puede ofrecer lo mismo. Ese es mi gran deseo.

- La nota de prensa de GOR comienza así: “A Xabi Bandini le pasan cosas este último año….”. ¿Qué te ha pasado (que ha inspirado el disco)?
Me han pasado cosas normales, como que te deje tu pareja y te quieras marchar un rato (aún siendo verdad, lo digo con risas). Cada uno tenemos nuestra particular historia épica, y la mía ha comenzado este último año. Por ejemplo, estuve más que a punto de abandonar la música. La rechazaba, me daba miedo no alcanzar las expectativas de la gente. Y descubrí -entre bastantes cosas más-, que yo quiero hacer música, quiero pelear con y por mi música y miraré en todas las ventanas que se me abran en la escena musical, para que pueda vivir de esto. Es mi pasión, no hay motivos para tenerle miedo al fracaso (pregúntaselo a alguien en su último suspiro…) y quiero ponerle valor a lo que hago. El mismo título de este primer disco en solitario, “Begibakar”, no es ajeno a este cambio de mirada sobre mi vida.

- ¿Qué te ha llevado a contar la historia de “la transmutación” de un personaje mítico y mitológico como Begibakar?
Begibakar puede traducirse como Cíclope o el hombre tuerto. Este trabajo quiere contar su historia, la cual se divide en tres episodios. Begibakar navega en la frontera entre el humano y la bestia, entre el retrato del hombre y el bisonte. Encontramos la transmutación de las pasiones del humano hacia la trascendencia del bisonte, cuando la piel del personaje se pega a las paredes de su habitación. Es decir, se transfigura en algo permanente. La habitación se abre en una sola ventana, que sirve para mirar dentro y hacia fuera. Ojo del bisonte. El único ojo. Puede ver algo terrible o profundamente amoroso, pero no juzga, simplemente observa. O sea, ese ser hibrido es lo mejor que ha sabido ser un hombre, y resulta ser una bestia. Es por este motivo que en el propio diseño aparecen estas tres figuras: el retrato como la pasión y debilidad, el bisonte como lo permanente y el ojo, que observa.

“Todos los temas son de producción instantánea. La construcción es súper intuitiva: te van saliendo los recursos como por arte de magia”

- Una primera escucha del disco evoca cierto aire ‘transfronterizo’, al estilo DePedro, ¿estás de acuerdo?
¿Recordáis la película “Apolo 13”? Que tienen el famoso problema, y los ingenieros de la tierra se estrujan sus cerebros hasta que encuentran una solución con los materiales que disponen en la nave. Bien, pues mi estudio de 29m2 es la nave; mis guitarras y artilugios son de lo que dispongo y sólo me quedaba ver de qué forma aplicar mi mente. Estoy completamente de acuerdo que tiene ese tinte transfronterizo, y creo que también hay algo de DePedro en el disco. No obstante, también te encuentras temas mucho más electro que acústicos, como “A Sangre & Fuego”. Para mí son muy energéticos.

- Al margen de la influencia de las “bestias”, ¿qué otras influencias aparecen en “Begibakar”?
Apenas escucho música, y menos últimamente. Casi todo lo que escucho son cosas que hago yo mismo. Salseo muchísimo, por puro placer. Por ejemplo, el tema “Begibakarraren Bidaia”, lo compuse y lo grabé en un día. La construcción de un tema es súper intuitivo: te van saliendo los recursos como por arte de magia.
Todos los temas son de producción instantánea; hasta, eso sí, llevarlos a masterizar a los estudios Lorentzo Records, con Aitor Ariño. Le considero uno de los técnicos de estudio más importantes a nivel estatal. Sin dudarlo.
En resumen, sigo con pasión ciertas bandas, que estoy convencido de que me influyen una barbaridad, pero no soy consciente de ello. Bandas como Vetusta Morla o The Do.

- En el videoclip de “Begibakarraren Bidaia” se evidencia esa apuesta por la sencillez a la que aludes. ¿Al panorama musical de hoy le sobra parafernalia?
Simplemente es mi propuesta. Creo que lo que puedo ofrecer, disfrutando con ello, y que puede gustar, es mi voz junto con una melodía agradable y las historias que cuento. El gusto es algo que no se mide por kilos, sino probablemente con la claridad en lo que quieres trasmitir. Para mí, lo esencial es que sea genuino y verdadero. Y esta medida sobre todo te la pones a ti mismo, al emocionarte con lo que haces.

- ¿Por qué esa fusión de castellano y euskera en la misma canción? Se perciben giros notables, no sólo en el cambio de idioma, como puede apreciarse en “A Sangre y Fuego”. ¿Te lo pedían así las canciones o es algo intencionado?
Cuando te desnudas completamente, subes a la roca y estás en el borde del lago, tirarte te lo pide el cuerpo y también es intencionado. Me explico.

- Por favor.
Tengo claro que quiero abrir campo. Quiero poder llegar a la gente que no escucha música en euskera. Por este motivo, en el álbum hay temas cantados completamente en castellano -“El mundo y el Pez”, “Fantasman”-, o temas que combinan euskera y castellano. Poder cantar en ambos idiomas le da un punch que mola mucho. Lo he usado como forma de dinamizar un tema, como una herramienta más. Quiero llegar con más facilidad al público estatal.

- ¿El álbum lo has editado bajo tu sello Y Las Ardillas Mágicas y/o en colaboración con GOR?
Es una colaboración entre GOR y nuestro sello. Llevábamos muchos años editando discos con nuestro propio sello. De hecho, trabajos como “SUPERNOVA” -con un crowdfunding que consiguió que 1.000 personas adelantaran 30 euros-, lo pudimos hacer gracias a la versatilidad y capacidad de reacción que te da la independencia, y rodearte de personas como Carles García Mikel Markuleta e Iraia Errandonea (de Sharpa). Pero un buen día, Patxi de Gor se bajo a Lavapiés a tomarse un café conmigo y me pareció muy guay volver a hacer algo juntos. Así que tenemos un acuerdo para sacar el disco, que está ya disponible en las tiendas y en las plataformas digitales. Estoy contento con el proyecto, y creo que GOR ha encajado bien en la forma de trabajar que tenemos; en red y de forma horizontal.

- ¿Cómo te planteas la puesta en escena de “Begibakar”?
Ahora mismo estamos dándole forma al directo, es prematuro hablar de ello. Un equipo de cuatro personas nos hemos puesto a diseñarlo con una cerveza: Eduardo Galán, que ha sido nuestro técnico de luces de siempre y un auténtico todoterreno a la hora de ponerse con estas cosas; Iñigo Chalezquer, que junto a Sara montaron el espectáculo de proyecciones de Anticontinente -último proyecto que teníamos los exkerobios-; y Alberto Isaba (Kerobia), el típico músico que lo quieres tener siempre al lado porque no hace más que resolver cosas, además de un buen amigo mío. Aunque todavía es pronto, yo me veo en un escenario junto con uno o dos músicos más, con una propuesta acústico-electrónica, de butaca y con un fuerte peso de proyecciones que nos ayuden a contar esta historia de Begibakar.

Primeras fechas de presentación:

25 Noviembre - Gaztezulo Festa en Kafe Antzokia (Bilbo)
6 Diciembre - Ahotsenea (Durango)
1 Febrero - Sala Totem (Iruña)

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