“Que se mejoren” (Doguito Records, 21) es el segundo adelanto de su próximo disco, ni más ni menos que una actualización de su filosofía –esa intención inclaudicable de plantarse ante lo que se pretende de él - gritada con el corazón sobre una base 100% rap metal. Aprovechamos el momento para entrevistar a uno de los artistas más importantes y a la vez escurridizos de Argentina.
Aunque sea trillado hablar de artistas a los que la pandemia les detuvo el ascenso, en ese sentido el caso de este argentino es muy claro: el loco hizo dos Luna Park (18.000 espectadores) completamente petados –y vendidos en cuestión de minutos– en diciembre de 2019 presentando su disco “Caravana” (Doguito Records, 19) y de pronto ¡bum! Bomba de humo. Básicamente un raid de reconocimiento y éxito descontrolado que hizo que Buenos Aires parezca Hollywood por un instante y que frenó al borde de un precipicio de incertidumbre nivel Dios.
Había mucho que hablar con este referente, la voz de una generación de argentinos y más teniendo en cuenta que un encuentro con él se considera exclusivo per se. Adivinaron: WOS es el tipo de artista que se siente cómodo hablando en sus canciones, dando a entender mucho y explicando poco; así y todo su generosidad, educación y buen rollo saltan a la vista desde el minuto cero del Zoom en el que coincidimos.
Una de las líneas que más me resonó en “Que se mejoren” es esa en la que reconoces ser parte del mal que aborreces, que es importante saber tener autocrítica, ¿no?
Es un poco evidenciar esa situación en la que uno se reconoce en un lugar que no le gusta, o que son funcionales a algo que uno no quiere. Esa es la única manera de crecer, de salir, de modificar algo. Cuando uno siente que hace todo bien, que creo que eso no pasa nunca, entra en un espacio de comodidad y cree que es dueño de una razón o de una verdad y desde ahí es más difícil construir o ir hacia otro lado, más cuando las cosas no funcionan bien. Me interesa marcar que no es un señalamiento y nada más, sino hablar de algo de lo que soy parte, no un espectador. Soy parte del Coliseo en el que vivimos.
"Cuando uno siente que hace todo bien, que creo que eso no pasa nunca, entra en un espacio de comodidad y cree que es dueño de una razón o de una verdad y desde ahí es más difícil construir".
Otra es “acá la picardía se grita como los goles”. Me parece que es un concepto muy interesante para definir algunos aspectos de lo argentino, una condición que probablemente se repita en muchos lados. ¿Ves en tu generación alguna esperanza respecto a que estas cuestiones mejoren?
Sí, sí. Obviamente se ve eso. La cultura está en constante movimiento y muta por segundo, y sobre todo ahora con la cantidad de información tremenda que hay, todo sucede a una velocidad mayor que la de antes. A veces eso es bueno, a veces contraproducente. Pero sí creo que los pibes son muy conscientes de un montón de cosas y que tienen visiones muy interesantes. No sólo que se dan cuenta de cosas sino que ellos mismos son los generadores de un cambio sobre lo que está instalado. Y quizá no es algo que se aprenda a conciencia, sino que ya con lo que hacen modifican lo que sucede.
Me sorprendo al ver cómo todo cambia a esta velocidad, aún siendo joven, veo qué diferente es lo que están viviendo los pibes de trece a diecisiete años que ya es bastante distinto a lo que viví yo en ese momento. Obviamente los lugares, las situaciones definen las circunstancias, etcétera. Lo de los goles y la picardía tiene que ver con rebuscársela más allá del fútbol.
Claro, una idea de picardía que no siempre tiene que ser negativa, ¿no?
No, claro. Rebuscársela para seguir generando esas alegrías y esos festejos que creo que también son algo muy nuestro y esa necesidad de festejar, de gritar de hacer quilombo en el buen sentido. La picardía para buscar esas soluciones y esquivar los problemas en zigzag.
También eso de desear “Que se mejoren” a los que detestas es una forma de mostrar altura o de usar la ironía finamente. ¿Consideras, con lo crispado, lo irritable que está todo, que la ironía es un riesgo o una bendición para la comunicación entre personas?
Ambas cosas [risas]. Siempre es un riesgo pero bueno, cada uno… El que se crispa, ¡que se mejore! Yo lo siento como que, bueno, menos mal que podemos ser irónicos ¿no? Es el lugar que encontré para poder comunicar esto que también es lo que me sale. Es lo que uno le dice al que está enfermo o está mal por algo… me encuentro con gente o con actitudes que ya superan la capacidad que puedo llegar a tener de dialogar y todo se vuelve tan absurdo que lo único que puedo decir es “Que te mejores” [risas]. Te doy un abrazo y que te mejores [risas]. Creo que lo que esa gente necesita es el amor de un osito de peluche, porque con las cosas que dicen, ya están arruinados. Obviamente me incluyo en ese grupo, creo que todos podemos mejorar un poquito.
Sin ser evidente como C. Tangana en “El Madrileño”, tu música tiene mucha ligazón con lo argentino –esa experiencia siento que se transmite más con modismos o relatos que con sonidos–. ¿Te imaginas en algún momento haciendo un disco que conecte más directamente con las raíces musicales de tu país?
Sí. Es algo que muchas veces se me cruzó por la cabeza. Lo hemos hablado con Evlay, mi productor. Me parece algo súper interesante y que podría darse muy bien con el tipo de música que venimos haciendo. No lo veo como algo que pueda estar muy alejado. Pero bueno, es una búsqueda y algo que no quisiera forzar, sino que ir explorando y metiéndonos en eso. Creo que hay que ir buscando con Evlay formas nuevas, sonidos nuevos y esto apareció bastante fuerte pero que merece un espacio propio de exploración. Quizá pueda ser después de este disco que estamos terminando. Seguramente lo que se siente bien argentino es mi forma de hablar, de cantar. Supongo que en la unión de todos mis temas surge la identidad.
"Claramente salí de un lugar del que salimos muchos, que fue toda esta movida nueva que apareció con raíces en el freestyle del que salieron muchos músicos que están a tope en la escena actual".
No sé si el sonido de este tema adelanta algo de lo que será tu próximo disco, pero tiene una marcada estética noventas, muy de rap rock o hasta rap metal, al igual que “Luzdelito”. ¿Cómo llegas a ese sonido y por qué sientes que las guitarras y baterías pueden ayudar a dar más peso a letras como las de esos temas?
El disco sigue un poco con nuestra particularidad de tener muchos colores distintos en la música. Nos fijamos mucho en eso, pensamos la música en colores o matices. A mí una de las cosas que más me divierte, sin pensarlo demasiado, es pasar por muchos colores y justamente lo que le termina dando a todo la unidad son mis letras, mis formas y obviamente el trabajo de Evlay. Dentro de esto tenemos la posibilidad de pasar de un tema que suena más noventas, bien Rage Against The Machine o lo que sea, al próximo corte que se viene que es algo totalmente diferente en el que no hay baterías y tiene guitarras acústicas. Esto es algo que me produce cierto vértigo porque salgo de una, me meto en otra pero ahí se encuentra la variedad y también el amplio público que escucha. Gente que se ceba con una cosa y otra con otra. Esto nace cuando se hace y no es algo que busquemos a propósito. En el caso de este último tema viene de un sentimiento o de un color que tengo, algo que quiero decir. Tengo esto acá guardado, se lo comento a Evlay y entre los dos vamos llegando a eso que dices, ¿no? Ahí vemos cómo podemos acompañar ese rapeo, esa letra, cómo fusionarla con la música para que se transmita y llegue a la gente de la manera más fiel a lo que yo estoy sintiendo. En eso es mucha variedad de colores, tanta como sentimientos y lo bueno es tener la posibilidad de producir yendo para todos lados y usar cualquier tipo de instrumentación o tema, es una locura. En este caso elegimos meter algo orgánico como las baterías, bueno, todos los instrumentos.
Esta idea de instrumentar los mensajes según lo que pidan la conecto con la característica que tienes de gustar a varias generaciones de seguidores.
Sí, es algo que sucede muy guiado por unas “ganas de algo”, puede ser un sonido, un color como te decía o un mensaje. Después nos sorprendemos con lo que pasa, con cómo conecta con la gente, nunca es al revés.
No eres el único solista de rap exitoso del país, pero siempre buscas diferenciarte. ¿Te sientes parte de una escena hoy en día?
Es algo que no sé [risas]. No estoy seguro. Claramente salí de un lugar del que salimos muchos, que fue toda esta movida nueva que apareció con raíces en el freestyle del que salieron muchos músicos que están a tope en la escena actual. Pero han pasado varios años desde ese momento y los caminos van siendo diferentes. Sí, me siento parte de un comienzo, de la génesis de algo muy potente y muy zarpado, algo que construimos entre todos los que estuvimos ahí junto al público y ahora toma distintas ramas. No sabría en qué lugar ubicarme porque claramente reguetón-trap no es, rock no es, rap ortodoxo puro y duro no es, indie no es… Entonces es complicado. Pero sí siento pertenencia a ese grupo de artistas que surgimos al mismo tiempo.
El hecho de ser freestyler y compositor expone condiciones artísticas casi opuestas. Las letras que quedan en tus temas, ¿surgen también del impulso?
La esencia de mis letras nace del impulso. Yo compongo mucho desde la improvisación. Si escuchas las maquetas, yo tiro un primer freestyle y lo que queda tiene la esencia de ese flow. Le prestamos mucha atención a la intención de los versos, el cómo está diciendo lo que se está diciendo. No es freestyle lo que queda, pero tiene su intención. Es esa combinación entre la impro y el juego inicial y todo el trabajo que pasa por muchas etapas y se da vuelta, se corta, etcétera. Me gusta que ambas ideas puedan convivir así como en los shows sigo teniendo mi pequeña parte de improvisación y freestyle. Uso todo lo que soy para poder expresarme.
Respecto a las batallas y la urgencia en la que te ponían, ¿alguna vez esa inmediatez te llevó a decir algo de lo que te pudiste haber arrepentido o algo que no te identificara?
Así como bardeo (vacileo) fuerte, no. Pero sí, obviamente hay muchas cosas que escucho y me dan vergüenza. Me cuesta mucho verme, sobre todo en videos viejos porque bueno, justamente la improvisación pura tiene eso. Yo siento que cambio lo que pienso y lo que digo cada mes, y también en la vida cotidiana uno dice cosas que si se escuchase seguramente le pasaría lo mismo. Es raro que todo lo que uno dice quede grabado ahí, hasta la eternidad, desde mis catorce años, aunque desde ya que siempre se dice dentro de un contexto artístico. Me pasa de escucharme y pensar “Uh… ¡qué feo esto!”, pero luego me comprendo a mí mismo. Tiene que ver con lo que hablábamos antes respecto a los jóvenes y los cambios culturales. Hay cosas que yo decía que me parecían graciosas o eran una forma de atacar al otro, ahora no las podría decir ni a palos, porque a mí mismo me darían rechazo.
Tus letras siempre han sido (o lo parecen al menos) auto referenciales. ¿Qué porcentaje de lo que vives y sientes te guardas para ti y no lo plasmas en una letra?
Nunca puedo decir todo lo que me pasa con el psicólogo, así que menos voy a poder hacerlo en una letra, de todos modos es verdad que es una forma de decir cosas que uno no puede decir de otra manera. También hay que tener en cuenta el contexto artístico/sonoro, una canción no es simplemente un confesionario, sino que uno le tiene que imprimir una rítmica, una melodía, una intención, un juego que incluye la música misma. En esa combinación aparece algo que me pasa pero junto a una fantasía que me lleva de un lado al otro; al final lo que me pasa en la vida “real” es un punto de arranque para entrar en el terreno onírico de la creación de una canción.
¿Qué planes tienes con respecto a tocar en España? Tendrías que haber actuado en festivales como Maleducats, Portamérica o Royal Summer.
Bueno, antes de la pandemia teníamos unos tres viajes planificados a España, una locura. Tengo muchas ganas de ir porque la única vez que fui fue para Red Bull Internacional [ndr: fue campeón de la final internacional de 2016]. Fueron sólo cuatro días y en ese contexto. Ahora la idea es que apenas se reanude un poco la cuestión estaremos por allí. Ya hay planes, aunque no quiero pensar mucho porque con esta situación nada se sabe concretamente y no quiero ilusionarme al pedo. Pero sí, como sea, vamos a estar.
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