“Mi período favorito en la Historia de la música es el tropicalismo"
EntrevistasWild Honey

“Mi período favorito en la Historia de la música es el tropicalismo"

Noé R. Rivas — 27-04-2017
Fotografía — Archivo

Guillermo Farré regresa con su tercer LP, titulado “Torres Blancas” (Lovemonk, 2017), consiguiendo un conjunto de diez nuevas canciones que suponen un nuevo viaje de pop perfectamente orquestado. Continuando con los sonidos mostrados en “Medalla de plata” (Lazy Recordings, 2015), su anterior EP y primero en castellano, el músico madrileño perfecciona aún más la fórmula descriptiva precisa de paisajes. En esta ocasión, Guillermo ha contado con la colaboración de Sean O'Hagan (The High Llamas, Stereolab), el angelino Frank Maston e Isabel F. Reviriego (Aries), aportando todos ellos su perspectiva musical alejada en forma pero muy cercana en su núcleo a Wild Honey.

Estados de ánimo reposados encerrados en canciones donde los arreglos suponen el refuerzo perfecto a unas melodías que discurren de forma apacible entre momentos vitales con tendencia por lo estival, enfatizando un sonidos con querencia por el tropicalismo, todo ello logrado de una forma muy sutil. Sin lugar a dudas un músico siempre muy inquieto que trata de embellecer todos sus trabajos hasta límites insospechados.


“Torres Blancas” es tu nuevo trabajo. Me imagino que debes de estar muy orgulloso de como ha quedado.
La verdad es que es un poco el tópico de los tópicos, pero este es el disco que más me gusta de Wild Honey. Siempre me pasa que me entra mucha vergüenza cuando acabo un disco. Luego me parece un rollo y no me interesa nada, pero este es el primero que lo estoy escuchando y lo puedo ver, no como algo ajeno, pero si con un poco de perspectiva y me gusta.

Lo primero de todo es preguntarte como llegas al título de “Torres Blancas”. No sé si hará referencia de lleno al edificio de los sesenta con forma de árbol que está en Madrid en la Avenida América…
Sí, primero fue la canción del disco que se titula igual. Luego viendo un poco lo que estaba contando en el disco decidí ponérselo como título. La canción que se llama “Torres Blancas” y, por lo general, la mayoría de las canciones que aparecen en el disco, hablan de aceptar un poco tu día al día. A todo esto llegué a partir de reflexionar acerca de cuando tienes 20 años, todos los meses, te pasan cambios extraordinarios, pero cuando llegas a una edad, como mis treinta, todo se empieza a producir mucho más despacio. Pensando en esto me entraba ansiedad, como si le pidieses a la vida cambios radicales cada cierto tiempo, cuando si de verdad estás a gusto con el día a día, por qué no vas a aceptarlo de esa manera. “Torres Blancas” trata un poco sobre la ciudad en la que vivo, aceptando las cosas de Madrid que me gustan. Al final el edificio es un poco eso, está en una zona un poco fea, pero en sí es precioso. Me acabó pareciendo un título muy bonito y como no hay una foto de Torres Blancas en la portada, es suficientemente ambiguo para aquellos que no conozcan el lugar.

Al igual que ocurriese por primera vez en “Medalla de Plata”, el EP anterior, ¿tenías claro que continuarías cantando en castellano en este trabajo?
La verdad es que sí. Viene un poco también de buscar cambios y cosas que te motiven. La motivación principal con Wild Honey es tirarme horas en mi mini estudio haciendo cosas. Siempre me aburro rápido y necesito nuevas cosas, como aprender nuevas técnicas de producción o tocar un instrumento nuevo. Al cantar en castellano se me abrió una nueva posibilidad. Creo que las canciones suenan un pelín diferentes aunque a nivel estético sigo moviéndome en los mismos parámetros, aunque de repente, el cantar en mi propio idioma, me ha dado un empujón creativo y ganas de hacer nuevas cosas. Con “Medalla de Plata”, en el momento en el que empecé a escribir, comprobé que estaba en mi ámbito natural.

“Cantar en mi propio idioma, me ha dado un empujón creativo y ganas de hacer nuevas cosas”

“Medalla de Plata”, aparte del cambio de idioma, lo veo como un poco la introducción a este disco. Además hay detalles como el final de “El volcán de Montserrat” que coincide con el inicio de “Tu Propia Montaña Sainte-Victoire”. ¿Lo consideras así?
Pensaba que nadie iba a ver ese detalle. El final estas dos partes de los temas es un guiño a mí mismo, indicando que es una pequeña continuación, siguiendo por los mismos caminos. Al final “Medalla de Plata” es como una pequeña introducción o precuela a una obra que me apetecía contar con mucho más tiempo como es este nuevo disco.

Más detalles del trabajo. Los escenarios que describes en el trabajo son muy tropicales, relacionados con las vacaciones y elementos constantes como las piscinas. ¿Te has intentado ceñir a algún escenario concreto más allá de Madrid?
Quería hacer un disco no temático de Madrid, pero tampoco quería hacer un disco muy descriptivo porque me parece un rollo y el tipo de música en el que parece que estás leyendo un diario íntimo no me gusta nada, a parte que me daría mucho pudor. Lo que ocurría en los discos anteriores es que siempre intentaba escribir ficción, relatos ajenos. Hay otro detalle que al final por temas de trabajo y personales, la mayor parte del tiempo que dedico a hacer canciones siempre es en vacaciones de verano. No lo había pensado pero si me dices que hay muchas metáforas e imágenes relacionadas con las vacaciones tiene sentido.

Eso es otra cosa que te quería preguntar. Creo que el disco tiene una capacidad muy grande de sugerir imágenes. ¿Crees que tiene este componente de despertar algo visualmente?
El escribir canciones entiendo que sea algo lo más intuitivo posible, porque si te pones a pensar en ello pierde la naturalidad y todo lo misterioso que no puedes entender. Pero sí que a veces cuando pienso en lo que escribo y en lo que me motiva, pienso mucho en la fotografía. Para mí las canciones siempre parten de un título, de una idea, que si se pudiese replicar en otra disciplina artística sería la fotografía, porque son como flashazos de un momento concreto. Para mí, aparte de la música, mi otra gran pasión es el cine, pero como es algo a lo que no me dedico, estoy todo el rato pensando en esa relación entre imágenes y palabras.

Un poco relacionado con toda esta relación con las imágenes. Creo que en temas como “Desenfocada” u “Ojo de cristal” hay un sentimiento onírico. ¿Crees que alguna parte del trabajo está muy relacionada con el tema de los sueños?
Puede ser. Sí que tiene que ver con el esfuerzo o el imaginario que acabo utilizando para componer los temas. En concreto, en este disco, como parto de detalles muy específicos de mi vida, al intentar llevarlo a imágenes menos tangibles, sí que acabo tirando de cosas más abstractas que remiten al tema de los sueños. Hay una canción justo que no entró en el disco, que fue un descarte de última hora, titulada “Sueños Premonitorios” y decía que alguien no quieres escuchar los sueños de los demás si no son premonitorios. Quizás sí que cuento historias que puedan tener un imaginario onírico, pero espero que no sea un pesado contando lo que ha soñado.

Más cosas interesantes. Trabajaste con Frank Maston en Amsterdam, un músico fascinante que ha colaborado con gente como Jacco Gardner. ¿Cómo conseguiste contactar y acabar trabajando con él?
Cuando haces música tú solo, al final lo más interesante es colaborar con otros músicos. Para mi es una manera de oxigenarme y llevar canciones que hago yo solo a otra perspectiva. En concreto Maston sacó un disco hace unos cinco años a través de Trouble in Mind que me volvió loco. Me pareció muy personal, al mismo tiempo compartiendo influencias como el pop de los sesenta de la Costa Oeste junto con una psicodelia de bolsillo muy chula. Me hice muy fan y le escribí hablándole sobre mi proyecto. Me contestó que le habían gustado las canciones que le había pasado y que justo estaba trabajando en Holanda porque era músico de Jacco Gardner durante los últimos cuatro años. Me dijo que iba a dejar ya de acompañar a Jacco y que iba a cambiar de vida, así que fue las dos últimas semanas que estaba allí a ver que surgía. Lo que estuvimos haciendo allí mucho tiempo fue utilizar efectos, porque había grabado ya casi todas las pistas. Lo que hizo él fue procesar muchos sonidos para darle otra textura y hacerlo todo más extraño. Me encantó la experiencia porque nos hicimos colegas y consiguió un sonido diferente que en casa seguramente nunca hubiese conseguido.

¿Entonces el proceso en el que grabasteis los vientos y las cuerdas fue ajeno a la estancia con Maston?
Las cuerdas surgieron en un proceso muy parecido al de Maston, pero con otro de mis héroes musicales como es Sean O’Hagan de The High Llamas, quienes desde hace muchos años son uno de mis grupos referencias. Lo conocí a través de Tim Gane de Sterolab con quién grabé el anterior disco. Desde que saqué “Big Flash” he grabado muchas bandas sonoras, haciendo cosas con cuerdas, más orquestales. Como soy autodidacta y nunca he tenido una formación real en esto, pensé en aprovechar la estancia para hacer algo un poco más cinematográfico y al mismo tiempo aprender para acercarme a la composición de bandas sonoras de otra manera. Finalmente lo que hizo fue arreglar con cuerdas algunos de los temas. Le mandé los temas y le dije cuatro pinceladas de los parámetros estéticos en los que quería moverme porque confiaba a ciegas con él. Quedé encantado, le dan un toque especial al disco con unos arreglos muy sofisticados. Lo mejor de todo esto es que tú mismo te sorprendes.

“Seguramente la miniatura es más interesante y aporta más que algo deslumbrante”

En esta ocasión, ¿no pensaste en Tim Gane para volver a grabar el disco de nuevo con él?
Lo que me pasó con Tim Gane es que cuando grabé el disco con él fue como un máster, como ir con él a la universidad y salir con un título de producción. Aprendí un montón de cosas, desde trucos hasta maneras de plantear un disco con diferentes instrumentos. Lo que quería luego era poner todo eso en práctica, por lo que me apetecía era producir el disco yo mismo, pudiendo equivocarme, corregir, avanzar, retroceder… con mucho tiempo en mi estudio casero. Sigo en contacto con Tim Gane. Casi nos enviamos mails todas las semanas así que no descarto volver a hacer algo con él. Me apetece.

Algo que estos días he estado pensando es que seguramente la parte rítmica y más atmosférica de Stereolab se filtra de alguna forma en este nuevo disco. ¿Crees que hay algo de eso?
Para mí Stereolab son uno de mis grupos cabecera en muchos niveles. Es un grupo que ha sacado tantos discos que abruma un poco acercarse a su discografía. El tema de la producción les obsesiona. Hay discos en los que realmente no se cómo hacen las cosas tanto de ritmos como mezclar instrumentos. Además, en su día hicieron una gran labor de recuperar estilos musicales que ya estaban denostados como el easy listening, la música de librería, la música electrónica pionera… Entonces, todas esas referencias a las que he llegado a través de Stereolab, cuando pierdo la perspectiva y no se por dónde seguir las canciones, la música que me pongo para centrarme y ver donde estar el norte son ellos. Sí que se cuela en este disco la mezcla que hacen entre instrumentos electrónicos y analógicos, donde no sabes si está sonando una batería o una caja de ritmos. Por lo que en este disco, buscando una estética, sí que se han colado. Es algo que no oculto y un legado muy bonito del que tirar.

Hablando más de instrumentos. El papel de los teclados, ¿fue cosa de Maston? Porque me recuerdan un montón al trabajo que sacó el hace unos años.
Sí que trabajamos en el procesado de sus sonidos pero no los grabé con él. Hay que tener en cuenta otra cosa. Al no ser teclista, los tipos de arreglos que puedo hacer, si quiero hacer algo ambicioso y muy complejo, no acaba bien. Por lo que intento hacer pequeñas pinceladas que superponiéndolas, pueda acabar haciendo algo más extraño. Al final añadiendo pista por pista, consigo algo más sofisticado. En los discos de Maston al final acaba haciendo lo mismo sin abrumar en la complejidad. En este sentido, llevo cuatro años dando clases de piano con Remate, que es un músico de conservatorio sensacional. Sí que al final es más importante la intención y la intuición, algo a lo que él me anima. No tiene que ser lo complejo que aparezca en el disco, seguramente la miniatura es más interesante y aporta más que algo deslumbrante.

También te quiera preguntar acerca de la influencia de la música brasileña en tus composiciones. En “Big Flash” se notó un montón en “Rogerio Duprat Looks Out of the Windows”, y en este en menor medida aparece de forma muy interesante en “Mapas de Zonas Desiertas”. ¿Crees que este estilo te ha marcado a lo largo de estos años?
Seguramente mi período favorito en la historia de la música es el movimiento tropicalista en Brasil. En mi altar de músicos preferidos están Gilberto Gil, Caetano Veloso, Os Mutantes, Chico Buarque… Me parece una mezcla interesantísima entre la explosión anglosajona y su visión local, consiguiendo algo único. Para mi es algo que me fascina y no se agota. Hay un disco de Gilberto Gil que se llama “1968” que acaba abrumando por sus arreglos infinitos, y a nivel de composición en el rol que tuvieron en su país, me parece fascinante. Una de las ideas que tenía en la cabeza cuando comencé a preparar “Torres Blancas” era que las canciones sonasen como Os Mutantes versionando las canciones soft pop de The Carpenters.

Una de las ideas que tenía en la cabeza  era que las canciones sonasen como Os Mutantes versionando las canciones soft pop de The Carpenters

En el apartado de las colaboraciones, también aparece Isa de Aries. ¿Pensaste en ella desde el primer momento?
Isa hace los coros en la canción de “Horóscopo”. La conozco desde hace muchísimos años, desde cuando ella estaba en Charades y yo en Mittens. Llegamos a tener un grupo en el local pero no salió de allí. Me encanta la evolución que ha ido consiguiendo en cada disco, no conformándose con un sonido definido. Cuando tuve la canción de “Horóscopo” pensé en ella porque su proyecto se llama Aries, le escribí y me dijo que estaba encantada de colaborar. Lo que me encantó es que me pasó unos coros que en sí mismo eran muy ricos y pensé en quitar todas las pistas de la canción para empezar a trabajar sobre ellos. Al final quité varias de las pistas para darle mucho más protagonismo a los coros porque es una de las cosas que más marca en esa canción.

Algo que también me sorprendió acerca de la promoción del disco y la portada, fue mostrar los elementos que la componían poco a poco. ¿Cómo decidisteis incluir los elementos de los temas en la portada?
La portada es obra de Pablo Serret, que firma bajo el nombre de Grande Graphix. Al igual que a Isa lo conozco desde hace muchos años. Llevamos haciendo música juntos desde que teníamos 18 años y lo admiro muchísimo. Ha hecho muchas de las portadas de Wild Honey. Cómo me conoce tanto sabe muchas de las razonas por las que hago un disco, donde me encuentro a nivel lírico… La verdad es que con esta portada me sorprendió un montón, porque me parece un equilibrio interesante entre lo extraño y la búsqueda de lo bello. Al final en mis canciones yo también intento buscar esa belleza en lo extraño y creo que la portada recoge muy bien todo eso. Pablo me ha dicho que muchos de los elementos de la portada tienen que ver con el disco, pero como se ha mudado de ciudad todavía no me lo ha explicado.

Antes de cerrar la entrevista, te tengo que preguntar acerca de tu proyecto con Remate. Hace unos meses grabásteis un tema titulado “Un Acuario en las Afueras”. ¿Estáis pensando en hacer alguna cosa más?
Con Remate empezó siendo todo una relación de alumno y profesor, pero ahora somos muy amigos. Hicimos esa colaboración y este año pensamos en grabar un disco como Remate & Wild Honey, siempre que nos lo permita el tiempo. Para mi Remate también ha sido una gran influencia en este disco, porque también dio el saltó del inglés al castellano. Vengo de un mundo más pop e incluso punk, algo mucho más directo y visceral que lo suyo. Él en cambio viene de algo más arty, algo que yo lo veía desde cierta sospecha hace unos años. Me ha ayudado mucho a quitarme ciertos prejuicios musicales y atreverme a ciertas cosas en las letras. No me ha llevado directamente de la mano, pero sus clases y conversaciones con él, me han ayudado mucho en este disco.

Para finalizar. En vuestra nueva gira me imagino que habrá variaciones por el gran volumen de instrumentos que has incluido en el trabajo. ¿Cómo lo afrontarás?
Me pasa con cada disco. Wild Honey comenzó siendo un proyecto que cuando estaba tocando en Mittens, quería algo donde estuviese yo solo tocando en directo. Al final he acabado haciendo un grupo muchísimo más complejo que Mittens, con más arreglos y que requiere una logística a años luz de lo anterior. Lo bueno es que ya llevo tocando con la misma banda desde “Medalla de Plata”. Son amigos míos y además tocan fenomenal. Llegan a un local de ensayo y son como mini gurús dentro de su mundo musical. Es muy fácil llevar las canciones y que ellos le den su propio toque. La idea es salir a tocar un poco posterior a la salida del disco porque he sido padre y tengo que ajustar el tiempo. Me acuerdo que tocar las canciones de “Medalla de Plata” en medio de las que cantaba en inglés fue una gran liberación, así que ahora tengo muchas ganas de salir de gira.

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