“Sólo queríamos entradas gratis para festivales”
EntrevistasWet Leg

“Sólo queríamos entradas gratis para festivales”

JC Peña — 29-03-2022
Fotografía — Archivo

Wet Leg son el grupo de moda en Reino Unido. Domino se ha volcado con este dúo femenino procedente de la minúscula y encantadora isla de Wight, al sur de Inglaterra, que debuta con un disco homónimo, “Wet Leg” (Domino/Music As Usual, 22), repleto de canciones de pop fresco e ingenioso con un punto de descaro juvenil y guiños al indie de los noventa.

Rhian Teasdale y Hester Chambers, ambas guitarristas que comparten deberes vocales y labores compositivas, no se lo acaban de creer. Han pasado de tocar para divertirse a encadenar entrevistas en un hotel madrileño. Arrellanadas en el sofá del bar, su timidez natural se combina con las píldoras humorísticas propias de quienes no se toman demasiado en serio. En pocas semanas estarán metidas en un autobús de gira por Estados Unidos y tocando en salas de su país con todo el papel vendido. Visitarán las antípodas en pleno invierno austral (“hará más calor que en Inglaterra”, señalan con sorna).
La culpa de su éxito meteórico la tienen unos singles certeros arropados por vídeos que condensan su esencia: una frescura por momentos surrealista y gamberra, que se demuestra especialmente necesaria en estos tiempos. “No tenemos ni expectativas, planes o reglas”, sueltan con una sonrisa. Pero aquí están. Hester pisa Madrid por primera vez.

Rhian explica su estado de ánimo respecto a la polvareda que han levantado. “Estamos bastante emocionadas. No parece que acabáramos el disco hace un año. Y es emocionante tenerlo ya ahí. Nos hemos tomado las cosas según han venido. Da la impresión de que todo está yendo muy rápido. Empezamos el grupo un poco como un hobby. Jamás esperamos nada, ni siquiera estábamos buscando manager o queríamos firmar por un sello. Estamos muy contentas de haberlo hecho, pero nos parece divertido”. Su compañera lo resume de manera mucho más prosaica. ¿Esperaban que el grupo tuviera éxito? “¡No! Sólo queríamos que nos dieran entradas gratis para festivales”. Rhian abunda en esta línea. “Siempre hemos tocado, pero ya habíamos renunciado a estar en un grupo que llegara a algún sitio. Teníamos trabajos a tiempo completo que estaban bastante bien. Estábamos contentas, pero de repente tuvimos que rehacer nuestras vidas. ¡Y aquí estamos! [risas]”.

“Con Domino tuvimos el típico síndrome de impostoras”

Todo empezó en 2018. Hester cita algunas de las influencias compartidas inicialmente. “Cuando montamos el grupo nos molaban cosas como los primeros Kings Of Leon o The Strokes. Queríamos tener un sonido más descuidado, no nos preocupaba que no estuviera refinado. A partir de ahí, inevitablemente cambió, pero fue para mejor, porque creo que hemos tenido la oportunidad de sonar como queremos. Nos dicen que sonamos a esto o aquello, pero en realidad el número de influencias que tenemos es bastante amplio. ¡No lo sé!”.

La razón por las que sus canciones han caído tan bien entre un público amplio parte del cual ha encontrado la frescura y gracia de bandas como The Breeders les resulta enigmática. Hasta cierto punto. “Es tan gracioso… Creo que se puede ver de varias maneras. Nuestro primer single, ‘Chaise Longue’, es muy repetitivo y tonto. Pero la gente parece haber conectado mucho con él. Lo escribimos desde el punto de vista de nosotras divirtiéndonos por la noche sin que nos importara nada una mierda. Probablemente eso sale. Da una visión auténtica de nosotras enredando, y puede que la gente conecte con ello. O quizá hubiera un poco de alivio por salir del confinamiento, cuando todo era muy serio, no se podía ni oír música porque todo era Covid, Covid, Covid. Supongo que ha sido una especie de vía de escape”.

La pandemia “influyó en el sentido de que no pudimos hacer antes ni siquiera un pequeño tour, como algunos de nuestros amigos. La única cosa productiva que podíamos hacer era entrar a grabar”. Dicho y hecho, se pusieron a ello con Dan Carey (Goat Girl, Fontaines D.C.), convertido en el productor de moda desde su estudio literalmente doméstico de Londres. Un técnico que sigue cosechando algunos de los elogios más sinceros de los artistas que trabajan con él. “Es la bomba. Nos encantó que accediera a hacer el disco. Es súper amable, tiene muchísima experiencia. Es como el rey Midas: todo lo que toca se convierte en oro. Tiene mucho amor y pasión por lo que hace y por la música. Grabar un disco nos intimidaba porque nunca lo habíamos hecho. Hacerlo con Dan fue bonito, porque además de tener mucho talento y visión, es un ser humano muy majo y apasionado. Y muy entusiasta: siempre que tienes dudas sobre una parte o algo se levanta de la silla así [levanta los pulgares]. Hace que todo el proceso de grabar sea muy divertido y que haya energía siempre. Ha sido una experiencia buenísima. Su estudio está en su casa, con lo cual sus hijas igual estaban pululando por ahí antes de irse al colegio”. Carey ha sido fundamental para aliviar la presión. “Que nos dieran la oportunidad de hacer este disco ha sido brutal. Recuerdo que Dan nos pidió que le pasáramos algunas referencias para saber cómo queríamos sonar y sólo eso me pareció una tarea enorme… Así que entramos un poco esperando que todo saliera bien [risas]”. ¿Miedo o respeto? “Daba un poco de miedo, pero nada más entrar vimos que Dan tiene mucha experiencia: le gusta grabar grupos, y no es el tipo de productor que quiera que todo esté muy pulido, le gusta que suene a directo, y creo que eso a nosotras nos funciona muy bien. El bajo y la batería se hicieron a la vez, las guitarras también, y de ese modo queda ese elemento del vivo. En una semana ya estaban todas las pistas. Pasamos la siguiente semana añadiendo cositas, y por supuesto, las voces. Con las mías hubo que dejar pasar otra semana porque algunas de las letras no estaban acabadas. Y eso vino bien para encontrar las piezas que faltaban”.

“Nuestra banda ha sido un extraño accidente feliz”

Sus vídeos, repletos de surrealismo absurdo que acompaña a letras impagables como las de “Wet Dream” y “Oh No”, han sido claves en la amplia difusión de los singles. “El tema con nuestra banda es que ha sido un extraño accidente feliz –confiesa Rhian–. El vídeo de ‘Chaise Longue’ lo rodamos en tres tardes con un equipo pequeño de Londres que molaba mucho. Los productores nos preguntaban: ‘¿Tenéis storyboard?’. Y nosotras: ‘no…’. Se trataba más bien de salir con la cámara y unos disfraces divertidos. Todo el mundo fue maravilloso y se puso a nuestra disposición. Está bien tener control sobre lo que haces. Trabajamos con diferentes equipos y directores. Nos encantaría poder hacer todos nuestros propios vídeos, pero con tanto lío tenemos que delegar porque hay muchísimos compromisos”.

Mucha coña, pero en canciones como el reciente single “Oh No” también tocan temas serios como la grotesca (y a veces trágica) adicción a las redes sociales que golpea a nuestra sociedad. “Nunca habíamos pensado en ello. Cuantas más entrevistas hago, más sale esto y más reflexionas sobre lo que has hecho. Creo que está en la condición humana encontrar humor en los tiempos más oscuros, y me parece que es algo que nosotras hacemos”.

Un dato asombroso: Wet Leg había dado sólo cuatro conciertos antes de fichar por Domino en pleno confinamiento, sin que el sello las viera en vivo. Rhian lo relata de manera hilarante. “Encontramos manager primero y se puso en contacto con tres sellos. Uno diminuto, Domino y una multinacional. Domino estaba en nuestro radar porque alberga a muchos artistas que nos gustan. Nos sorprendió muchísimo que nos ofrecieran un acuerdo, porque fue en pleno confinamiento. Normalmente, cuando un sello te ficha primero van a verte a un bolo, y en este caso no pudo ser, con lo cual tuvimos el típico síndrome de impostoras [risas]. Como que les habíamos engañado. Firmamos con ellos antes de que nos vieran tocar. Probablemente nos benefició [más risas], porque no habíamos tenido mucho tiempo para ensayar. Tenemos mucha suerte, sí”.

Muchos de sus bolos cerrados para esta primavera en Reino Unido tienen ya el cartel de “no hay entradas”. ¿Presión añadida? Vuelve a hablar Rhian. “No sé qué pensar, veremos. En realidad no me siento conectada a ello, como si no fuera la vida real. No puedo interiorizarlo. Todo va muy rápido. Ninguna pensamos que íbamos a estar aquí hoy haciendo promo. Pasa lo mismo con los bolos grandes que tenemos agendados. El mes que viene vamos a tener un bus en la gira de un mes por Estados Unidos, lo cual es divertidísimo. Es muy raro”.

Cuando se publique el álbum “va a ser bonito, como cuando conoces a algunas personas y te muestran su mejor cara. Todo mola, os hacéis amigos y luego, al conocerles mejor, te das cuenta de que no son felices al cien por cien todo el rato y que a veces pueden estar tristes o de mala leche. Pues para la gente que oiga el disco va a ser un poco eso: después de oír ‘Chaise Longue’ o ‘Wet Dream’, si al oír todo el disco siguen siendo nuestros amigos, será una amistad más profunda [risas]”. Más allá de eso, Rhian cree que “seguiremos haciendo canciones pop. Cuando era más joven, solía hacer canciones tristes e introspectivas, pero ahora que soy un poco mayor quiero hacer buenas melodías y canciones directas que también digan algo”.

Hester confirma que “la isla de Wight está llena de gente creativa porque está un poco aislada del resto del mundo. Es muy pequeña, veinticuatro millas de un lado a otro, y como no hay mucho que hacer allí, se hace un montón de música y arte. Salen nuevas bandas constantemente, especialmente de gente joven, Cada vez que voy a casa hay algo nuevo”. Desde luego, todo Reino Unido vive un momento de explosión creativa en cuanto a bandas. “Es que ponen algo en el agua –se ríe Rhian–. No sé, todo el mundo necesita modelos. Si tus amigos tocan, te convences de que puedes hacer algo. Es como si alguien de la isla de Wight nos ve a nosotras haciendo lo que hacemos y monta un grupo. Ven que se puede conseguir. Probablemente hay gente haciendo buena música en todos lados, pero quizá en Reino Unido hay más recursos. Es una locura, porque es una isla pequeña pero exporta muchísima música”.

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