“La edad me ha enseñado que el mejor arte nace de una rutina vital sana”
EntrevistasWarhaus

“La edad me ha enseñado que el mejor arte nace de una rutina vital sana”

Fran González — 06-03-2023
Fotografía — Archivo

Hoy estará tocando en Madrid y mañana en Barcelona, pero antes se sentó con Mondo Sonoro para explicarnos más sobre la reciente salida de “Ha Ha Heartbreak” (PIAS, 22) tercer álbum de Warhaus.

Un corazón roto suena de tan diversas formas que el hecho de lograr dibujar un discurso común para el sufridor medio se convierte en una tarea más compleja de lo que a priori cabría esperar. Hay territorios compartidos que no pueden faltar, pero el toque personal del relator en cuestión es lo que convierte una mera ruptura en una pieza sofisticada y reveladora, tal y como sucede en “Ha Ha Heartbreak” (PIAS, 22), el tercer álbum del artista belga Maarten Devoldere, más conocido por ser una parte indispensable de Balthazar y por firmar música en solitario como Warhaus.

A pesar de esa esfera sensual y funky que en ocasiones podría llevarnos casi al otro extremo del romanticismo y de la intimidad conyugal, Devoldere no se esconde a la hora de señalar el contexto torturado y lastimado que hermana las diferentes canciones de “Ha Ha Heartbreak”, tratando de buscar en ellas respuesta y cura a sus malas experiencias sentimentales. Maarten Devoldere se cita con nosotros para charlar sobre la carga emocional que ha supuesto llevar a término este nuevo trabajo.

La verdad es que con “Ha Ha Heartbreak” tuve un flechazo a primera vista, y es irónico precisamente por el dolor que hay dentro. A pesar de su mensaje, las canciones no suenan nada tortuosas, sino más bien lo contrario.
Sí, estás en lo cierto, el disco no suena para nada llorica y creo que ello se debe a varias razones. La primera es sencilla, simplemente no quería aburrir a la gente con mis dramas, ya sabes. A nadie le interesa un llorón. También está el hecho de que el ser humano tiende a aparentar estar bien, aunque por dentro esté destrozado. En el caso de una mujer, por ejemplo, después de una mala racha decide maquillarse, ponerse tacones altos, empoderarse y salir con sus amigas aparentando que todo está bien en su vida. Se podría decir que la música, y todos esos arreglos groovies, son en cierto modo mi maquillaje, siguiendo con esa analogía. Y por último, diría que otra razón que explica el sonido del disco es el hecho de que lo compuse y lo grabé en la soledad de una habitación de hotel en Palermo. Decidí emplear las mismas voces y demos que grabé ahí, y esa intimidad, contrastada posteriormente con los arreglos grandilocuentes que se añadieron a posteriori, creo que son la clave definitiva para entender el álbum.

Hablando de eso, me consta que tu primer disco lo compusiste en un pequeño barco amarrado en las aguas de Gante y éste ha sido compuesto a través de una experiencia similar, a solas en una habitación de hotel, como nos cuentas. ¿Sientes que es necesario para ti trabajar en estos contextos?
Sí, meterme en ese mood introspectivo es definitivamente algo que el cuerpo me pide hacer cada vez que compongo. El hecho de alejarme y aislarme por completo de la vida ordinaria es algo que considero casi obligatorio a la hora de componer. En el caso de este álbum, mucha gente me preguntó que qué tal había sido mi experiencia en Palermo, y realmente nunca sabía qué responderles porque literalmente no salí de la habitación de hotel para prácticamente nada. Fue después, cuando decidimos volver para tomar fotos promocionales y grabar los videoclips, cuando realmente empecé a descubrir la ciudad como tal y a darme cuenta de lo maravillosa que era y de las cosas que me había estado perdiendo por estar metido demasiado en mí mismo. Un poco metafórico, si lo piensas bien. 

El título en sí nos demuestra que eres un tipo que sabe lidiar bien con las desgracias o al menos reírse de ellas. Mucha gente piensa que el título es irónico, pero realmente lo único que pretendía era jugar con la musicalidad de las palabras y crear un ritmo que fuera fonéticamente pegadizo. Ya sabes, como esos versos que cantan los coros que se ponen detrás del cantante principal… “Ha, Ha, Heartbreak”. Realmente, y a diferencia de otros de mis discos en los que sí que he sido consciente de que ponía muchas dosis de humor negro en ellos, en éste he apostado por una onda mucho más oscura. Las cosas como son, no he estado en mi mejor momento. Es la primera vez en mi vida que he atravesado una ruptura de estas dimensiones. Tal vez sonará engreído por mi parte, pero hasta ahora había sido yo quien solía dejar a las chicas, así que lidiar con esto ha sido bastante nuevo para mí. En cuanto al álbum, he intentado que quedara recogido en éste ese sentimiento de vulnerabilidad que me hace humano. Como persona, estaba hecho polvo, pero como mente creativa traté de que ese dolor al menos me sirviera para poder hacer el álbum más bonito que me fuera posible llevar a cabo.

Tu música siempre ha tenido matices muy sofisticados y elegantes, pero creo que en “Ha Ha Heartbreak” encontramos tu lado más crooner. ¿Has trabajado especialmente con el fin de sacar a flote esta faceta tuya?
Realmente todo viene y surge de forma muy natural. Con el tiempo, creo que simplemente me he convertido en un reflejo de todas las influencias que me apasionan y les he acabado dando mi propio toque. Tus referentes musicales son, a fin de cuentas, como tu ADN: van evolucionando contigo con el paso del tiempo pero en cierto modo siempre son los mismos. Es el que te toca, por así decir, no lo eliges tú. Con los años he aprendido a ver esta profesión como un viaje y a mí mismo como un mero pasajero. Por eso considero que lo que logro proyectar finalmente con mi música no es algo pretendido o buscado, sino más bien fortuito y fruto de las casualidades.

En “Open Window”, por ejemplo, trabajas la necesidad de comprender una nueva realidad tras una ruptura. ¿Sacaste algo en claro que creas que puede servir de lección para otros?
Bueno, no me pongas en esa tesitura, por favor, te aseguro que nadie querría tenerme de consejero sentimental [risas]. Cada persona es un mundo, suena a tópico pero es así. Lo que he podido comprobar, por parte de amistades y demás, es que cada individuo sobrelleva este tipo de situaciones de mil maneras muy diferentes. Una ruptura te permite conocerte mucho mejor, es como mirarte de repente en un espejo y verte a ti mismo por primera vez en mucho tiempo. Yo, por ejemplo, cuando era más joven solía lidiar con la tristeza llevándome a mí mismo a extremos del todo insalubres, con el único fin de recrearme en ese sentir amargo y ver incluso si éste podía llevarme a algún lugar creativo interesante. Ahora mira atrás y pienso, ¿pero en qué coño estabas pensando? No sé, en lo que a mí respecta diría que con el tiempo te das cuenta de que ningún drama es para tanto, aprendes a ver que en el fondo, y hablando de forma muy generalista, somos personas más afortunadas de lo que parece a priori. Tenemos el control en nuestra mano de esos problemas básicos y terminas entendiendo que hay muchas situaciones que se agravan de más en nuestra mente y de forma ilusoria.

¿Crees que el arte tiene más calidad si nace después de haber vivido una tragedia o no eres muy amigo del tópico del artista torturado?
A día de hoy, no. Pero reconozco que cuando era más joven sí caía en esos tópicos. Consumía drogas de manera muy salvaje con el fin absurdo de llevarme a mí mismo al extremo más trastocado posible. Cuando creces te das cuenta de que el mito de Jim Morrison ha hecho mucho daño en la música [risas]. Es cierto que explorar esos rincones de tu mente es algo que te permite iluminar lados oscuros de tu personalidad que de otro modo no saldrían a flote o crear personajes sobre los que exportar tus más bajas pasiones u oscuras fantasías, pero la vida te pone en tu sitio y creo que no siempre hay que recurrir a ese contexto para ser un buen creador. Existen ejemplos que rompen este estereotipo. Por ejemplo, David Lynch parece un tipo de lo más alegre y entusiasta a juzgar por sus entrevistas, y luego es capaz de crear un arte de lo más oscuro e interesante. La edad me ha enseñado que el mejor arte nace de una rutina vital sana, por eso acostumbro a nadar, a meditar… Cuanta más rutina, trabajo mejor y logro que más ideas salgan a adelante. Así que a todos esos imitadores baratos de Jim Morrison que hay por ahí fuera les diría, ¡madurad de una puta vez! [risas].

Imagino que tanto con Balthazar como con Warhaus te habrá pasado lo mismo y es el hecho de ver cómo has pasado poco a poco de tocar para menos de cien personas hasta lograr congregar miles y colgar el cartel de sold-out en tus shows. ¿Cómo describirías la sensación de contemplar el crecimiento progresivo de un proyecto musical?

Creo que una cosa maravillosa que ha sucedido tanto con Balthazar como con mi proyecto en solitario es que ambas bandas han crecido muy poco a poco y eso nos ha permitido disfrutar mucho del proceso. Cada disco, cada concierto, cada ciudad que visitábamos… Son cosas que se valoran mucho más cuando, como en nuestro caso, no perteneces a una gran escena ni hay un hype enorme sobre ti. Nuestra música no se escucha en las radios, por ejemplo, así que este tipo de logros se saborean mucho más. Pero debo confesar que poco a poco cada vez me importan menos los números, si te soy sincero. Hago mi música, vuelco en ella todo lo mejor de mí, y una vez que sale, me desentiendo bastante de si logra o no un éxito concreto. Por supuesto que quiero que guste y me siento muy agradecido de que la gente venga a vernos, pero trato de no obsesionarme con el hecho de valorar cuánta gente viene a nuestros bolos y demás. La obsesión por los números es algo que puede empobrecer la satisfacción por haber creado un álbum y cuando entras en esa espiral, este trabajo deja de tener gracia.

Al contrario que con Balthazar, con Warhaus te has podido adentrar con mucha más profundidad y detenimiento en tus sentimientos más privados. ¿Cuál dirías que es el aprendizaje más revelador que esta experiencia en solitario ha podido ofrecerte?
Bueno, confieso que me gusta mucho trabajar en ambos formatos, la verdad. Estar en una banda es genial, te sientes respaldado por muchos artistas con talento y eso es maravilloso. Pero indudablemente y aunque tus compañeros de banda sean muy flexibles, trabajar en un proyecto en solitario es algo que te permite hacer las cosas de forma mucho más natural y fluida. Haciendo memoria, me doy cuenta de que mis discos favoritos de siempre han estado firmados históricamente por artistas en solitario, ya que por su forma de expresarse y de sacar a afuera sus demonios más personales he logrado sentirlos casi como si el responsable de ellos te invitase a dar un paseo por el interior de su cabeza. Diría que esa habilidad para dejar que la gente se cuele dentro de mí es lo que poco a poco he terminado dominando más gracias a este proyecto.

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