Inmersos en una escena musical catalana que ha empezado a premiar nuevos artistas surgidos del urbano –fácilmente comercializables y actualizados en relación a las tendencias contemporáneas-–, Vittara salen a flote presentando una contrapropuesta mucho más amistosa con los amantes de la música pop. “Incògnita brutal” es el fruto de un año y medio de trabajo con el que Uri, Fèlix, Tuliv y Pol, a través de lírica introspectiva en consonancia con la vivacidad brillante de melodías inscritas en géneros como el rock clásico, han intentado resolver enigmas de la vida. Uno de ellos fue el de hacer un álbum debut. “Hemos ido a trompicones; si hubiésemos seguido una estrategia premeditada no se hubiera llamado así. El proceso creativo se ha dividido en tres fases distintas y, aunque ha quedado un elepé con concepto propio, jamás partimos de uno en concreto. Grabamos las primeras canciones y dejamos que el proyecto reposara. ‘La meva sang’, ‘Referent’ e ‘Incògnita brutal’ nacieron de la necesidad de levantarlo de alguna forma. Se nos quedaba en algo muy triste. El título sintetiza a la perfección la idea de que no hay ninguna idea; no saber dónde acabará. A veces no puedes explicar que te está pasando y eso también tiene su qué. Es bonito”. Viendo el consenso que denotan sus explicaciones, parece que han gestionado bastante bien la incertidumbre del interrogante. Que exista unanimidad en un grupo de cuatro personas es algo atípico. De igual manera, puede que eso dialogue con su fijación por el contraste existente en sus canciones; combinar versos íntimos con la potencia sonora de producciones atrevidas. “Claramente, las divergencias existen dentro del grupo. Forman parte de nuestra identidad como banda; que a cada uno le muevan cosas distintas y podamos aportar granitos de arena individuales. El punto de partida suele ser la composición; la raíz. Lo demás son accesorios. Normalmente, empezamos desde el mismo sitio, pero luego la influencia de los referentes que tenemos por separado entra en juego, desvirtuando la energía inicial. Sin embargo, en esa construcción secundaria enriquecemos las grabaciones. Podríamos definirlo como una espiral de crecimiento progresivo que sustituye la intimidad por la oscuridad. Sí que es cierto que la letra nunca varía; termina siendo lo último, cuando el archivo del DAW agrupa más de setenta pistas de sonido”.
"De cara al futuro, vivimos con el miedo en el cuerpo de pensar: ‘Ostia, no somos un producto comercial, ¿será nuestro destino favorable o desfavorable?’"
Resulta llamativo que describan “Incògnita Brutal” como un álbum-recorrido por el estado de ánimo en el que se encuentran (o se encontraban). Teniendo en cuenta esta premisa, así como el porvenir, les pregunto acerca del momento en el que se encuentra realmente Vittara. “Una cosa que le pasa a Vittara en el estudio es que está mucho de cachondeo, por más que luego la gente piense ‘vaya memos de mierda’. Nos sale escribir las penas sin necesidad de tener que hablar de ellas entre nosotros. Tipo, una vez estuvimos produciendo una canción muy dark mientras reíamos por alguna broma. Creemos que nos viene de ser un grupo que cuida mucho la estética de lo nostálgico y la melancolía. Tirar del lirismo apesadumbrado se acopla a la idea de mantener un empaque con esa imagen. De cara al futuro, vivimos con el miedo en el cuerpo de pensar: ‘Ostia, no somos un producto comercial, ¿será nuestro destino favorable o desfavorable?’. Hay una vocecilla que nos empuja a romper el equilibrio entre lo que nos gusta, música honesta, y crear algo escuchable que se pueda capitalizar. No obstante, el peso de la balanza debe ser proporcional y este disco pedía esto. Habernos dejado llevar por el mindset de intentar hacer música más comercial, adaptada a los cánones, no nos hubiera salido natural porque no seríamos nosotros. Se ve a la legua cuando alguien trabaja buscando ese objetivo. Forzarlo es lo peor; no lo sientes. Luego te toca defenderlo en un escenario y, entonces, ¿qué?”. Por añadidura, ahora han pasado de cuatro integrantes a ser solo tres. Sin que les suponga un impedimento demasiado significativo, ya están preparando próximos lanzamientos. Su intención es la de explorar escenarios más luminosos; cambiar de registro. Probar de hacer canciones goofy sin abandonar sus adoradas guitarras. “Queremos jugar con sintetizadores que nos permitan crear un disco divertido que siga transmitiendo lo que el grupo consigue transmitir. Es hora de mostrar la otra cara de Vittara; de romper con la línea continuista. Tendemos a la intelectualidad, por eso nos tomamos todo en serio; no hace falta llevar siempre la solemnidad musical al extremo”.
De nuevo, no contar con la figura de Julieta –a quién 2023 la catapultó al estrellato– cambió totalmente las normas del juego. Sin ella, el grupo se aventuró a un escenario desconocido en el que nada se podía dar por sentado. Había que empezar de cero. “Obviamente, el alcance de ‘Incògnita brutal’ es incomparable al de ‘dosmilset’. La ausencia de Julieta hace mella. Solo una masterpiece hubiera podido superarlo. Los números han resultado ser mucho más humildes, aunque tampoco nos fijamos demasiado. Hemos aprendido a apoyarnos en las opiniones de la gente a la que de verdad les importamos. No tendría ningún sentido medir el recibimiento en cifras porque hemos hecho un Benjamin Button; empezamos de forma muy grande y que íbamos a ir a menos era algo evidente. Hoy en día fluctúa todo más que antes. Hay gente que sube y baja de oyentes mensuales descaradamente porque las listas algorítmicas dejan de incluirlos. Si eres un artista independiente, como lo somos nosotros, y estás yendo a buscar un nicho de mercado, tu objetivo debe ser el de ganarte al público y su fidelidad para crear un circuito propio. Por eso también es importante saber crear un universo genuino alrededor de lo que quieres contar, un lore; una iconografía reconocible que le facilite al espectador la entrada a tu mundo”. Ahora bien, dejando a un lado las peculiaridades, les preocupa no saber adaptarse o, incluso, no llegar a entender el ritmo frenético de la industria. Dicen tener claro que no les gustaría pertenecer a una discográfica que les obligara a encajar en el modelo de producción actual, a no ser que beneficiara al proyecto. “De momento estamos contentos. Agradecemos que en medio de este torbellino capitalista en el que se ha convertido la música podamos coincidir con artistas como Cesc [Triquell] que comparten la misma pasión y nos ayudan tanto. Lo malo es que, por ahora, ni de coña podemos dedicarnos a esto por completo. Todos tenemos nuestros curros de horarios imposibles que nos impiden reunirnos ni que sea un día a la semana para ensayar. Por como nos gusta trabajar, lo ideal sería parir un disco de diez temas y cerrarnos año y medio en el estudio hasta sacar el siguiente. Pero bueno, las normas son las que son y, actualmente, se antepone el lanzamiento de singles efímeros a obras consolidadas que requieren más tiempo. Al final no nos quedará remedio y tendremos que coger ritmo. El tiempo ya nos mostrará el camino”.
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