Una de las primeras cosas que me ha llamado la atención es que hay una base rítmica más acentuada y presente que en “Kondaira eder hura”. Toques sutiles que aportan matices realmente excitantes y parecen abrir un nuevo mundo de posibilidades a tu música. De hecho, hay elementos de beat que me suenan a una especie de reggaetón narcotizado y al ralentí. ¿Cómo se ha dado esta evolución y el proceso de composición de los temas y de las bases?
Yo también siento que, en general, el disco tiene una base rítmica, de alguna manera, más bailable. Ha sido un proceso orgánico que se ha ido dando a lo largo del tiempo, tras sacar Kondaira Eder Hura. Me apetecía crear otras cosas más luminosas, y también me apetecía más bailar.
Ocurre algo similar con tu voz, que se abre a juegos cada vez más diversos amplios y atrevidos. También en las melodías, con aires incluso de bolero en algún momento. Sin embargo, se percibe siempre una esencia inconfundible. Una especie de concisión que me parece prodigiosa, sinceramente. Me fascina esa capacidad de usar siempre los elementos justos y precisos, de dejarlos respirar, repetirse y vivir hasta surtir el efecto deseado. ¿Hacia dónde evoluciona Verde Prato en cualquier caso?
Me gusta sentir que no estoy atada a un estilo, o a una tradición musical en concreto, para poder aprender y crear lo que me apetezca en cada momento. La voz, para mí, siempre es la herramienta principal, pero estoy intentando coger la técnica para componer más bases electrónicas y rítmicas. Me gusta también lo que dices de lo conciso, porque sí que intento que haya cierta sencillez que mantenga la fuerza de ciertos elementos que me parecen poderosos, como algunos graves, o las melodías de voz.
Las letras remiten a menudo a experiencias y vivencias personales. En algunos casos, te muestras más explícita y cruda, diría que incluso más desafiante. ¿Son tuyas todas las letras? ¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de estas?
Sí, las letras son mías, en este disco escribo desde mi vivencia, transformándola en un relato o al contrario, yendo a un pequeño detalle, y regodeándome en él, pero siempre intentando que resulte interesante, digamos, más allá de mi vida en particular. Lo directo, lo sencillo, creo que de algún modo está en mis letras, por el hecho de que intento no utilizar frases rimbombantes y mantener cierta claridad, aunque eso pueda parecer absurdo leyéndolas, según a quién le preguntes jaja
El ejemplo de “Niña soñando” es uno de los más bellos del disco. Posee una sensualidad, tanto en la letra como en la interpretación y en esa cadencia rítmica de dub, que quizás aún no habías explotado del todo y que me parece absolutamente embriagadora. ¿Cómo lo ves desde tu perspectiva?
¡Me alegro de que te guste! A mí me resulta una canción que me emociona, porque habla de unas preguntas y un estado general en el que yo podía estar mucho cuando era una niña, y no sólo me refiero a la letra, si no al tono de la canción, a la cadencia, a la atmósfera. Para mí es como una canción triste y alegre al mismo tiempo, soñadora, y los ritmos también me llevan a un baile así.
“Me gusta sentir que no estoy atada a un estilo, o a una tradición musical en concreto, para poder aprender y crear lo que me apetezca en cada momento”
En este caso, me recuerdas particularmente a Kate Bush. De todas formas, y aunque sea una pregunta manida, siempre da lugar a conexiones interesantes, ¿Qué artistas has tenido presentes durante el proceso de elaboración y grabación del disco?
Sí, he tenido diferentes fuentes de inspiración, siempre son muchas; desde artistas de ritmos de bachata como Monchy y Alexandra, Romeo Santos, proyectos de electrónica como Tirzah o Oklou, o cosas más clásicas de folk como Catherine Howe.
El disco vuelve a editarse en Plan B Records. De momento, sólo apareces tú como artista del sello, ¿es algo exclusivo e intencionado o simplemente es cuestión de tiempo que se incorporen más artistas? También vuelves a trabajar con Jon Aguirrezabalaga, con quien entiendo qué te sientes muy cómoda. ¿Qué dirías que aporta Jon a tu música y hasta qué punto es responsable de este cambio en tu sonido?
Seguro que con el tiempo se incorporan más artistas. ¡¡Aunque eso tendrán que responderlo ellas!
Jon es una figura importantísima para mí, lleva mis canciones a puntos más sofisticados y armados en cuanto a sonido. Tiene toda la técnica y conocimiento que a mí me falta completamente en cuanto a sonido, y como nos conocemos cada vez más, también sabe qué me puede gustar más o menos, y yo me voy fiando también más de ideas que tiene que en un principio no me convencen, así que nos vamos poniendo de acuerdo cada vez más fácilmente.
El diseño gráfico es de Sahatsa Jauregi con fotografías de María Muriedas me parece sumamente atractivo y acertado para el tono del disco. En cierto modo quizá por el hecho de ser una fotografía en blanco y negro, más definida y “real” que el dibujo de “Kondaira eder hura”, me remite a esa crudeza de la que te hablaba en una pregunta anterior. ¿Cómo has contactado con Sahatsa y cuál ha sido vuestro concepto de trabajo en cualquier caso?
Sahatsa es una artista a la que admiro mucho, su trabajo me encanta, y aunque ella es escultora, en el 7” que saqué, llamado “Jaikiera”, ya diseñó la tipografía, y me quedé muy contenta. Además, hemos colaborado también en trabajos suyos, donde yo he cantado, por ejemplo. Así que, es una colaboración que viene de antes y que va a continuar, en la forma que sea, porque digamos que su criterio y su trabajo siempre me gusta tenerlo cerca.
“Adoretua” viene precedido por esa pequeña bomba que ha sido “euskal pop erradikala” y tus deliciosas versiones de clásicos del RRV. Más allá del aire completamente renovado que les aportas y la reinvención tan sugerente que haces, me sugiere una idea. En “Kondaira” hablabas de antiguas canciones folk, de tus recuerdos de infancia, de melodías de nuestros abuelos. Pero ¿hasta qué punto a estas alturas el RRV no podría considerarse ya “folk”? ¿Cuándo deja algo de ser transgresor y actual para pasar a ser tradicional? No es que espere una respuesta, pero me apetecía compartir esta sensación contigo…
A veces me parece que el tema de la tradición y el folk, aunque para mí es un referente importante, no lo es tanto como cuando se ha nombrado en medios de comunicación. Se insiste mucho en esto, y veo la relación, pero yo no me considero tan cercana a este concepto, o no más que de otros estilos musicales. Supongo que tiene un sentido desde una perspectiva de marketing y de relato en prensa, para etiquetar y ser prácticos, pero yo creo que la música que hago es más ecléctica que eso. Así que, “Adoretua” me parece que va también por ese camino, mezclando estilos, sean o no provenientes del folk.
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