Después del nacimiento, el suelo es lo más sólido a lo que agarrarse. Si Ven’nus se daba a conocer con “Naixement”, su debut en 2021, renace con “Bocaterrosa” (2023, Halley Records), una nueva etapa en la que la artista de Sabadell se pasa al autotune en un gran gesto a la experimentación, pero sigue con lírica poética y con un indie-pop muy madurado. “’He estado dos años trabajando en “Bocaterrosa””, explica Valeria N. Saurí, el nombre que se esconde bajo Ven’nus, y añade: “Tiene una base sólida y es una intención de seguir”. Un segundo trabajo que se presenta con una abertura en canal de sus emociones, de cómo el mundo gira demasiado deprisa y de las relaciones tóxicas: “No lo sé hacer de otra manera. Admiro mucho a la gente que escribe desde un lado menos real. Solo me salen las palabras cuando las cosas me afectan en primera persona. No me importa nada enseñarlos porque hay que desmitificar y construir a partir de tabús que ya se van borrando”, afirma.
"Acostumbro a priorizar la letra porque no sé hacerlo de otra manera. No haré algo que piense que no va a transmitir nada”
La pandemia, como a muchos artistas, le hizo empezar a proyectar su debut musical: “Hice la carrera de cine y el confinamiento me pilló en el medio de la carrera. Llevaba una vida muy estresante y de pronto pude parar y pensar algo que siempre hubiese ido haciendo. Surgió de manera muy orgánica”, cuenta Saurí, que en este nuevo trabajo ha decidido colaborar con nombres como Ferran Palau, Meritxell Neddermann y Flashy Ice Cream. Acostumbrados a ver más colaboraciones en otras escenas musicales, en el indie Ven’nus echaba de menos estos vínculos: “Cuando haces proyectos de autora, vendes mucho tu cara, te tienes que potenciar a ti misma todo el rato. Tenía ganas de intentar cooperar con esto”. “Melic”, con Palau, se acerca al famoso pop metafísico que el músico de Collbató abandera, mientras que “Mugró”, con Neddermann, va de la mano con la artesanía musical de la cantautora.
En cuanto a las letras, prácticamente verso poético como en su anterior trabajo, sorprende escucharlas canción a canción al lado de la voz modificada con autotune. El listón de la lírica es altísimo: “Creo que lo que me ayuda más a canalizar las emociones es escribir, así que escribo en prosa y poesía y luego me encargo de encontrarle la melodía que le viene mejor. Acostumbro a priorizar la letra porque no sé hacerlo de otra manera. No haré algo que piense que no va a transmitir nada”. Sorprende la mezcla de temáticas oscuras con la felicidad y la alegría que irradia la melodía, trazada por sintetizadores y sonidos electrónicos. ¿Cómo generó ese balance y cómo hizo que diera lugar a las canciones perfecta? “Cuando escribí los temas estaba en un momento mucho más dark, pero cuando lo he ido produciendo me sorprendo de lo madura que fui”, admite Saurí.
Referencias de la tradición catalana con una versión de Raimon con añadidos de versos de Maria Mercè Marçal en “Guerra” que se contraponen a la modernidad con la melodía de la intro de Netflix en “Mugró”. Ven’nus toma distintas influencias que la han rodeado a lo largo de su vida para componer y, como resultado, se eleva a un sonido mucho más reposado y meditado sin perder la frescura que la caracteriza. En cuanto al autotune, un efecto que escuchábamos levemente en “Naixement”, Ven’nus admite que tuvo “una relación amor-odio muy fuerte: al principio fui muy negacionista porque me habían puesto dentro de la cabeza que usarlo quería decir que eras una artista que transgredía los valores humanos y que no sabías cantar, pero un día estaba muy mal de la voz, lo probé y me gustó mucho. Luego ya compuse con el autotune todo este disco, quizás me he pasado”, y se ríe al afirmarlo. Sus directos no serán un producto fiel al que se puede escuchar en sus canciones, sino un proyecto con banda en el que se pueda “valorar la magia de la música en directo, llevando una escenografía que representa el mundo simbólico que queremos generar”.
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