Anatomía De Una Confesión Estoy convencido de que uno de los motivos que nos impulsan a intentar dedicarnos a esto de parafrasear sobre discos, canciones y vivencias, es, aparte de la compensación económica, el hecho de poder escribir, no importa el espacio de tiempo que se requiera para llegar a esa situación, de aquél o aquéllos músicos a los que realmente admiramos. ¿Quién dijo que todos los que intentamos hablar sobre música no tenemos ídolos? Es posible que el que se considera, por encima de todo lo demás, crítico (¡que alguien acabe con este vomitivo término, por favor!), sea incapaz de admitir en su oceánico ego un suceso tan simple, lógico y estimable como el sentimiento de idolatría. El resto, la inmensa mayoría, no dudamos en reconocer quién o quiénes son nuestros mayores focos de admiración y respeto. Y a estos últimos, tarde o temprano, nos acaba llegando nuestro particular San Martín. Dice el proverbio: ‘ten cuidado con lo que sueñas porque se puede convertir en realidad’. Cuando servidor soñaba hace años con la posibilidad de cruzar unas palabras con Chuck D, el líder de Public Enemy, uno se agarraba al dicho popular con una fuerza, la que imponen la ilusión, el respeto y la admiración, capaz de traspasarlo el muro más robusto. ¿Es siempre un sueño cumplido un milagro? La voz de Chuck D al otro lado del teléfono así lo certificaba. «¿David? Hi, I´m Chuck D». Seas quien seas: gracias.Haz Lo Que Debas a idea de asistir a un nuevo lanzamiento de cualquier producto relacionado con Public Enemy no tiene parangón posible con el de cualquier otro grupo o músico. Esa ilusión y ese nerviosismo sólo lo infundían e infunden, aún hoy, Public Enemy. Aunque desde hace unos años sabes que nunca volverán a alcanzar la monumentalidad de finales de los ochenta e inicios de los noventa, tu cuerpo sigue guardándose unos cuantos segundos de esperanza; esos segundos que, justo antes de apretar el play en tu compacto o insertar la aguja en el vinilo, te dicen: ¡esta vez sí: éste será el disco que les volverá a poner en su sitio! Después, tras las respectivas decepciones (por riguroso orden: «Muse Sick-N-Hour Message», «He Got Game», «Greatest Misses», «There´s A Poison Goin´ On» y, en menor medida, el disco en solitario de Chuck D), lo único que se podía y se puede hacer es seguir esperando. Y esto es, precisamente, lo que viene a decir su nuevo disco, «There´s A Poison Goin´ On», el primero que se edita fuera de Def Jam, concretamente en Play It Again Sam. Un álbum cuyo contenido sería válido e incluso apreciable en cualquier medianía, pero del todo decepcionante si lo elevamos al nivel musical de Public Enemy. Porque Public Enemy es, posiblemente... no, seguro, el mejor grupo, la mejor expresión estético-musical que nos ha regalado la historia contemporánea, y eso es algo que, aunque ornamenta su pasado una y otra vez, está empanando su presente y nublando su futuro. Pese a todo, «There´s A Poison Goin’ On» es su mejor disco desde «Apocalypse 91...The Enemy Strikes Back». Un trabajo en que se han olvidado del pobre sonido que había galardonado sus últimas obras, han repescado a Professor Griff y han buscado la experimentación como vía de salida. Menos comercial y más inquieto; sí, todavía hay esperanza. «Bueno, «Muse Sick-N-Hour Message» fue un disco divertido de hacer, y, posiblemente, éste fuera nuestro disco más comercial; «There´s A Poison Goin’ On», por su parte, también ha sido un disco divertido de hacer y es un trabajo más experimental que los dos anteriores. El nexo de unión entre todos ellos es la facilidad con la que se pueda realizar y ejecutar el disco. Hacerlo factible, en una palabra». Hacerlo factible sin la ayuda de The Bomb Squad, claro. Las recientes producciones del mítico escuadrón no invitaban a un nuevo encuentro entre ellos y Public Enemy. La decisión de prescindir de su apoyo se me antoja un gran acierto. «Hum, nosotros siempre hemos intentado desrelativizar la figura del productor, restarle importancia: esto es Public Enemy. Y el productor no es relevante; como tampoco lo son las colaboraciones, de ahí que no encuentres ni una en todo el álbum: cuando hablas del álbum tienes que hablar de Public Enemy, porque esto es la verdadera esencia del disco. Yo estoy orgulloso de haber trabajado con The Bomb Squad, pero con The Bomb Squad ‘we faith no more’».
El descarte de The Bomb Squad, la llegada de nuevas generaciones empe-cinadas en hacer de la independencia su único territorio de batalla, el agotamiento de las viejas fórmulas sónicas y la inminente entrada en el nuevo milenio han hecho crecer algo de vida en el interior de Chuck D y compañía. Eso y su particular relación con Def Jam y las nuevas tecnologías. Vayamos por partes. Primero, la música. «¿Company Flow? Me encantan todas estas nuevas bandas. Me gusta mucho lo que hacen Company Flow, lo que se hace en Rawkus, y me encanta formar parte de ese sonido, de esa actitud. Pero todo ese sentimiento de apego a la independencia tiene que crecer gradualmente, de forma pausada si no se quiere echar todo a perder». Algo que, desgraciadamente, perdió Def Jam hace tiempo. Cuando el dinero entró en carretas, el mítico sello neoyorkino empezó a perder identidad y, si se me permite, credibilidad. Antes eran LL Cool J, Public Enemy, 3rd Bass o Beastie Boys quienes posaban en las páginas de publicidad; ahora lo hacen Foxy Brown, Jay-Z o DMX. Demos gracias a Method Man, Redman y EPMD por existir. «Bueno, lo que sucede es que Def Jam ha sufrido diversos cambios a lo largo de su historia, y llegamos a una situación en la que nosotros no compartíamos sus ideas musicales ni su filosofía de trabajo.Ahora funciona como una gran multinacional, ya sabes, prestando poca atención a sus bandas y trabajando de forma mecánica. Play It Again Sam es un sello más pequeño y eso hace que sus esfuerzos se concentren más en los grupos que en el mercado; más o menos como hacía Def Jam en sus inicios».
Cuando Def Jam se negó a ceder canciones nuevas de Public Enemy para ser escuchadas a través del sistema MP3, en Internet, Chuck D lo tuvo claro: Def Jam había dejado de ser su casa. Y Def Jam, un sello ya convertido en empresa financiera de alto voltaje, no puso obstáculo a su marcha: ni las ventas del grupo eran importantes ni el sentimentalismo tenía cabida en una compañía discográfica entregada al poder del dólar. Play It Again Sam, un sello pequeño, les dio cobijo. Un guiño, un regalo al underground que también ha repercutido en su discurso musical. Public Enemy vuelven a ser creíbles. «Musicalmente, seguimos haciendo lo que queremos hacer. Con Play It Again Sam ha ganado libertad nuestra actitud. Con Def Jam podíamos hacer lo que queríamos en nuestros discos, pero fuera de esa parcela, todo eran limitaciones. La gente ha de entender que Def Jam se ha convertido en una major, y un grupo como Public Enemy ya no encaja en un sello de este tipo». Son, precisamente, las compañías de discos y las nuevas tecnologías los dos ejes líricos por los que se mueve «There´s A Poison Goin’ On», un trabajo trufado de alusiones y referencias al nuevo milenio: del título a la cita de portada pasando por la excelente portada. «El título es como un aviso de cara al nuevo milenio. Por ejemplo, la tecnología: si nosotros no absorbemos la tecnología, ésta nos acabará absorbiendo. Ese veneno del que habla el título hace referencia al peligro que tenemos los seres humanos de ser definitivamente controlados por la tecnología si no sabemosutilizarla. «The Millenium For Many Is The Wall» (la habitual cita que cubre el interior de las portadas del grupo) habla de que el paso hacia el nuevo milenio dejará atrapada a mucha gente en el pasado: si no consigues tener los skills que imponga el nuevo siglo, te quedarás en el pasado».Muerte Súbita, quince minutos. No hay tiempo para más. El tintero sigue abarrotado de preguntas, dudas, curiosidades y alabanzas, pero la bocina ha anunciado el final del partido.
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