Sí, está bien. Se trata de aquellos que dieron forma a aquella versión de «La Bamba» de Ritchie Valens que tan buenos momentos te hizo pasar. Pero de eso hace ya doce años… Desde entonces muy poca gente se ha molestado en seguir la trayectoria de esta banda medio mexicana medio norteamericana. Después de la banda sonora para «La Bamba», cuando todo el mundo esperaba algo parecido, los chicos de César Rosas se destaparon con «La Pistola y El Corazón» un disco tradicional, anticomercial, intimista. Esa fue su sentencia de muerte para el gran público. Poco importó que en 1992 facturaran uno de los mejores discos de la década, «Kiko», ni que cinco años más tarde destaparan de nuevo el tarro de las esencias crossover californianas en «Colossal Head». A pocos parecía interesarles su trayectoria. Tal como ahora a muy poca gente le importa que hayan vuelto con uno de los álbumes más preciosistas y bienintencionados de este año. En «This Time» Los Lobos abordan de manera especialmente nostálgica, pesimista, fatalista el paso del tiempo. ¿Acaso les asalta ya la sensación de ser viejos y de no haber sabido aprovechar bien la vida? «No, no es eso. El disco salió como un consejo sobre la obsesión del tiempo. La gente recuerda mucho el ayer, se preocupa demasiado del mañana, pero olvida por completo el hoy, que creemos que es lo más importante». Es inevitable preguntar si Los Lobos se arrepienten ahora, con la perspectiva que da la experiencia, de haber dejado pasar hace doce años la oportunidad de destinarse a engendrar segundas partes de «La Bamba», haberse dedicar al jolgorio comercial para intentar perpetuarse de esa manera en el éxito, en vez de cortar por lo sano un año después con la edición de un disco tan poco accesible como «La Pistola y El Corazón», siguiendo desde entonces el comercialmente difícil camino de la experimentación. Asegura César Rosas que «justamente esa cuestión nos lo planteamos hace poco. Pero creemos que hicimos lo que entendíamos conveniente entonces. Todo el mundo pensó que estábamos locos (lo siguen pensado ahora). Es cierto que nos podríamos haber dedicado a hacer discos de versiones de Buddy Holly, Big Bopper... Pero nos motivaba más hacer un disco folklórico, por lo que decidimos suicidarnos comercialmente. No nos arrepentimos de ello». ¿Pero les queda la tentación de crear de nuevo algo de las características de la banda sonora de «La Bamba», o bien un nuevo producto en español, que recupere raíces iberoamericanas, para intentar acercarse al mercado hispano, algo que tan buen resultado le ha dado a artistas de corte más mainstream como Gloria Estefan? «Pues lo cierto es que sí. Ya hemos hablado con nuestra discográfica del tema, quizás para las navidades del 2.000, tendremos un disco tradicionalista, recuperando de nuevo nuestras raíces». Muchos de los seguidores de la banda reconocerán en «Kiko» (1992) su obra magna hasta el momento, un disco en el que la mezcla de estilos como el straight rock, el r&b, el soul o el pop creó un combinado de sonidos excepcional pocas veces visto hasta (y desde) entonces. Para Louie Pérez «Kiko» «fue un álbum muy importante para nosotros. Fue como ver despejarse un cielo cubierto de nubes, entrar en otra dimensión musical. Habíamos sido hasta entonces muy tímidos en el estudio. «Kiko» fue nuestro primer gran paso para entrar en la dimensión de la experimentación con todo tipo de estilos». Y así siguen ahora, siete años más viejos pero con la misma vitalidad.
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