Los Magnéticos. Rebuscando en un viejo libro escolar de mi padre, a cada región se le asigna un tópico demencial. Según dice, los valencianos son «audaces e imaginativos». Vaya usted a saber de dónde se lo han sacado, porque yo me he encontrado pocos así. Podría corresponder a los componentes de Los Magnéticos, pero ellos reclaman poseer un pedigrí extraterrestre. «En realidad somos de madre valenciana y padre extraterrestre. Nos encanta el amarillo. El amarillo es el color predominante en nuestro planeta. Un color así como muy loco, muy estridente, optimista». Porque la palabra que los hermanos Tormo (Juan, César y Vicen) e Ismael Rumbeu llevan tatuada en la frente es «optimismo». Sin ese optimismo les hubiera sido difícil mantener la fe suficiente para ver publicado su «Amarillo», primer mini-Lp para Grabaciones En El Mar, con el que están de excursión por la península. «Ismael y yo (César) hemos estudiado Bellas Artes y venimos del mundo del cómic. Además, ya desde pequeños todos los hermanos tocábamos en la banda del pueblo. En directo es como crear una viñeta sobre el escenario y que la gente no pierda lo más importante, que son las canciones, pero que tenga un aspecto visual atrayente para poder estar disfrutando también por la vista». Su equipamiento en las bellas artes les da libertad para montar todo un espectáculo visual atractivo, y su entusiasmo frente a la mala televisión los volvió completamente excéntricos. «Nuestros conciertos son como las pelis de Roger Corman, tenemos montones de ideas que después, según las posibilidades, podemos llevar a cabo, siempre con mucha imaginación. Y lo bueno de ser familia está en que continuamente estamos hablando de ello, haciendo proyectos. Claro, que también podemos estar horas y horas discutiendo cualquier detalle sin cortarnos». Los Magnéticos no son otra banda más de pop, son una banda conceptual (aunque «conceptual» suena precisamente a lo contrario de lo que ellos pretenden ser) basada en una imagen y una manera de ser que hace necesario no contentarse tan sólo con escuchar su disco, sino que resulta imprescindible contemplar cómo despliegan todo su talento en directo. A menos que usted en realidad no pretenda divertirse, claro.
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