La primera pregunta casi cae por su propio peso ¿cómo se te ha quedado el cuerpo después de esto? (risas)
Pues todavía lo estoy analizando porque hace muy poquito que cerramos el disco y ya lo entregué para que volase solo, así que todavía tengo el sentimiento de no querer soltarlo y eso el cuerpo lo retiene. Ese ansia que uno tiene por ese ¡Se le podrían hacer más cosas! Pero es cierto que, después de tanta vorágine que he vivido en los dos últimos años, pues me he quedado un poco cansada, pero orgullosa también de sobrevivir a todo esto y de la manera en que lo he hecho. Así que orgullosa de mí misma podría decir.
Empiezas el disco con “Devota” donde haces toda una declaración de intenciones cuando cantas eso de “lo cuento todo” y realmente ha sido así, lo has contado todo y no sé hasta qué punto este disco ha sido una especie de exorcismo emocional.
La verdad es que sí y es la primera vez que estoy un poco nerviosa porque en este disco he escrito de cosas que no me había atrevido a contar antes, Si hecho la vista atrás, me doy cuenta que en mi primer disco hablaba más de un colectivo, de mi tierra, poniendo el foco ahí, en una sociedad y en un pueblo, como es el mío, desde mi punto de vista. Y en este pues solo he mirado las entrañas. Ese qué pasa con todo lo que te sucede. Por eso tengo ese nerviosismo por haber contado más de la cuenta, pero también con ganas de ver si hay una respuesta por parte del público cuando salga… Porque es verdad que hay una densidad en el disco que tengo muchas ganas de ver qué pasa. Y, ahora, que estoy empezando con las entrevistas, me doy cuenta que no sé muy bien cómo hablar de los temas que me han salido de cuajo en estas canciones, porque son muy íntimas, y alguna incluso un poco dolorosas todavía y eso es algo que estoy intentando aprender a sobre llevar.
"Estos han sido unos años de mucha exigencia, de mucha presión propia y auto boicot"
Claro, es que es un disco de ruptura, pero también de despedida, de desprenderse, de intentar pasar página. Hay un poco de todo eso…
Sí, es la primera vez que hablo de rupturas y de amor… Pero, a la vez, escribiendo estas canciones, me di cuenta que igual lo importante de hablar de las rupturas era mirar cómo salir de esos bucles. Por eso me puse a pensar en qué pensamientos le atraviesan a una. Me puse a pensar en esa mirada a tu cuerpo, a través del espejo, porque alguien ahora ya no está a tu lado y quizás eso hace que te sientas menos valiosa. Y por eso pensé también en ese cómo se enfrenta una a esa realidad solitaria después de una ruptura. Pero no quería poner el foco en la otra persona, sino en la herida que queda abierta y cómo podemos hacer para que no sea tan honda y, también un poco por respeto a la otra persona, me interesaba hablar más de cómo he quedado yo tras la ruptura.
Y… ¿Por qué es tan difícil el quererse?
Eso lo tendrá que responder mi psicóloga (risas)
Lo digo porque es una pregunta que planea a lo largo de todo el disco y hay una canción en concreto, "Tiene que ser más fácil" en la que afirmas eso de que: ‘tiene que ser más fácil el quererse’.
Pues creo que es por un aprendizaje social que tenemos muy inculcado. Yo lo veo desde el prisma femenino, pero supongo que también sucede desde el masculino, porque es algo que está muy presente y es esa presión estética que vives. La presión de estar a la altura de las circunstancias todo el rato. Hay una parte en tu cabeza que, cuando está en acción, cuando estás frente a una cámara o un público, está muy activa y te dice: tengo que dar mi mejor versión, tengo que no decepcionar. Pero después, cuando llegas a tu casa, al espejo de tu baño, te das cuenta que no puedes mantener esas expectativas todo el rato. Es entonces cuando te dices que igual no eres eso que estás vendiendo, que no eres tan bueno… Estos han sido unos años de mucha exigencia, de mucha presión propia y auto boicot y entonces han pasado muchos pensamientos por mi cabeza y no todos ellos bonitos. Eso hace que también te sientas muy vulnerable a la hora de expresarlos porque no soy esa sonrisa que todo el mundo ve todo el rato. Y no lo soy porque no puedo mantenerla todo el rato… Eso es algo que te hace mella. Te da esa contraposición a lo maravillosa que es la vida que estoy teniendo, pero que frente al espejo a veces se cuentan cosas que todavía se tienen que curar.
Por eso había que acabar el disco con una canción como “Sobra decirte”
Totalmente. Estoy muy contenta con esa canción porque, después de todos esos pensamientos intrusivos que componen el disco, de repente te das cuenta que todavía hay cosas por las que vale la pena seguir emocionándose. Y también por dignificar los sentimientos de una, sea cual sea la respuesta. Además tuve la suerte de que Campi Campón, el productor del disco, me ayudó a acabarla para que cerrara por todo lo alto y que fuera una forma de decir que, a pesar de todo lo que han visto y han transitado por la montaña rusa de emociones de Valeria Castro, de repente vamos a aligerarlo y acabar con una sonrisa.
Es que este es un disco de contrastes. Porque por un lado tienes unas canciones de una gran tensión instrumental como “Sentimentalmente” o “El cuerpo después de todo” y por otro tiene otros temas de corte más minimalista como “El tiempo que no estés” o “Debe ser”. ¿Lo has planteado en un sentido u otro en función de lo que te pedía la canción? ¿Cómo ha sido el proceso?
Mira pues ha sido un proceso precioso, y eso que yo nunca había trabajado así, y creo que ya no quiero trabajar de otra forma que no sea esta. Y es que la mayoría de las canciones se han trabajado como si el disco fuera un directo. Hemos montado una banda de estudio en México y otra en Madrid y nos planteábamos las canciones como si dentro de tres días tuviéramos que ir a tocar. Esa era la premisa. Y, aunque todo el mundo sabía que esa versión que estábamos tocando no era la que iba a quedar en el disco, porque luego ha habido horas y horas en el estudio frente al ordenador, sí queríamos saber que pedía cada canción todo el rato cuando hay cinco, seis, siete humanos tocando…
"Hay una mirada oscura propia y también hay la mirada que te impone la sociedad y que tú vas asumiendo"
En el disco hay solo una colaboración que se me antoja muy especial y es la participación de Silvia Pérez Cruz en “Debe ser” ¿Cómo se produjo el encuentro?
Con Silvia había coincidido en México, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde cantamos juntas y después de eso había mantenido el contacto pero, bueno, yo siempre le he tenido mucho respeto y, aunque tenía claro que algún día quería hacer algo con ella, quería que fuera algo que mereciera la pena, no quería hacer algo rápido. Y cuando estaba en México realizando el disco, y estábamos trabajando en “Debe ser”, nos dimos cuenta que era un tema que recordaba a alguna melodía de una canción suya, y fue ahí cuando le comenté a mi manager lo de contactarla y por suerte me dijo que sí, que le había gustado mucho. Además lo bonito es que, siguiendo con este componente humano con el que se ha hecho el disco, decidimos que debíamos grabar las voces juntas en Barcelona compartiendo ambas el mismo micro.
Este disco ¿te va a obligar a que cambies tu forma de plantear los directos, incorporando nuevas sonoridades y nuevos músicos?
Totalmente. La producción de este disco ha estado muy pensada, muy trabajada. Piensa que Campi y yo llevamos un año en el estudio. Primero fue una etapa de seis meses de muchísimo trabajo de campo y además fueron muy bonitos porque Campi ha tenido mucho respeto y mucha consideración a la hora de entender cómo funcionaba mi cerebro y cómo quería que sonara la música. Por eso nos pasamos seis meses escuchando música básicamente para que él pudiera entender qué es los que quería a nivel personal y cómo me podía ayudar. Y en esa producción ha habido instrumentos que no estaban antes como los vientos, que han sido fundamentales en este disco y las cuerdas también. Por eso incorporaremos el violín y los vientos al directo.
Al escuchar el disco una de las primeras cosas que me llamó la atención es que todas las canciones tenía un tono muy íntimo y que no había ningún tema de corte mas social. Y, claro, como venías de hacer una canción como “El borde del mundo” para la banda sonora de “El 47” fue algo que me sorprendió.
A ver, yo la conciencia social la tengo siempre presente y seguiré componiendo en el futuro con un componente social. Pero para mí, y hasta cierto punto, este disco también tiene una parte social, sobre todo porque me he parado a pensar en la presión estética femenina y como la sociedad te impone según que cánones. Hay una mirada oscura propia y también hay la mirada que te impone la sociedad y que tú vas asumiendo, y para mí esto también es social y político. Porque si una no se acepta va a ser difícil que pueda luchar luego.
Resulta curioso que en el disco pongas sobre la mesa toda esa presión que existe sobre el cuerpo femenino y la estética cuando hace tan solo unos días estabas en la alfombra roja de los Goya. Un acontecimiento para el que uno hasta cierto punto tiene que disfrazarse ¿verdad?
Sí, totalmente. Y gran parte de todo lo que sucede es porque una se ve obligada a cumplir con estas cosas y a veces parece que sean el objetivo ¿no? Porque es como que al estar en un escaparate así pues como que llegarás a más gente, pero yo lo paso mal (risas)…
Al final toda esta vorágine me ha obligado a ponerme bajo los focos en algunos momentos y son focos con los que yo todavía no me siento del todo cómoda, porque mi comodidad pasa por los míos, por mi círculo, y por la normalidad de mi día a día que es la de cualquiera. Pero es importante también criticar la realidad que estoy viviendo. Saber que esto no es lo que quiero que me defina y, a la vez, saber que esto no es algo que me pase tan solo a mí, sino que esta presión la habito yo, la habitan mis amigas, la habita mi madre y prácticamente todas las mujeres que me rodean. Entonces, no es algo que me pase a mí por las circunstancias de la vida de un artista, sino que es algo resultante de una serie de cosas que la sociedad ha impuesto.
Y en ese proceso de llegar a más gente ¿Te has planteado cual es tu techo?
Pues intento no pensarlo, porque suficientes ambiciones internas tengo, que me cuento a mi misma, como para encima poner la ambición en el crecimiento. Tengo 25 años y yo sé que esto bajará en algún momento, no puede mantenerse y no voy a llegar a ser Taylor Swift, ni lo pretendo tampoco (risas). Pero intento mirar el valor de lo humano de la gente que te está viendo. Pongo el valor en volver a hacer un concierto en Barcelona otra vez, pero no en el espacio que ocupe. O sea, es muy bonito que cada vez venga mas gente a verte, pero estaría también bien si fuera al revés, porque sigue siendo un momento de conexión humana en la que le estas cantando a un grupo de gente y por eso hay que intentar que no te decepcione si las cosas cambian y bajasen, porque al final con que este trabajo te de dé de comer, y te permita pagar el alquiler, ya quiere decir que estás usando esta terapia que es la música y hacer conciertos para que eso suceda, y para mi ese es el techo y soy feliz, porque en el fondo me da miedo que si me sumara a esta ambición colectiva de más y más y más, no pudiese soportar luego que las cosas fueran para abajo. Por eso hay que tener la cabeza bien amueblada, para que la ambición no te desubique de la realidad tan bonita y del privilegio que tienes, porque al final el poderse subir a un escenario es un privilegio.
"Solo sé que es un disco que se ha hecho a fueguito lento y con un especial cariño y una forma de mucho disfrute"
Y luego está el reto de salir a tocar fuera.
Bueno eso ya… Voy a Europa en septiembre y ya no solo es salir fuera, es que mi hermana vive en Holanda y voy a ir a cantarle a ella (risas). Y luego Latinoamérica que, cuando a finales de 2023 fui a tocar allí, de repente te vas a salas pequeñísimas porque no puedes pretender el llenar un Auditorio, y ahí te das cuenta de nuevo del valor de las personas y que no son los espacios ni el número de gente sino lo que esta sucediendo. El hecho de poder viajar para cantar al otro lado del charco a mi me cambió un poco la vida, porque se viven tantas realidades distintas y tan bonitas, y la gente tiene tanta pasión por lo que ven y que es muy diferente a la de España… No sé, eso es algo por lo que estaré eternamente agradecida que también me motiva a seguir yendo como sea. Me da igual que sea un bar con 20 personas o a un auditorio con mil. El poder viajar con mi música es un objetivo maravilloso que si se cumple es un sueño y seguiremos trabajando para hacerlo con la ambición de vivir y disfrutar el proceso más allá de los números.
Y ¿cómo esperas que la gente reciba este disco?
Pues espero que pueda sanar. Creo que a mi estas canciones me han sanado un poquito, me han reubicado y siento que estoy muy orgullosa de mí después de esto, y espero que pueda ayudar a la gente, que les reconforte y que también les haga pensar, y que lo sientan como un lugar seguro como yo lo siento cuando lo escribo. Creo que es lo mas bonito que puede suceder con la gente. Pero vamos que es algo que está fuera de mi control y no quiero hacerme expectativas. Yo solo sé que es un disco que se ha hecho a fueguito lento y con un especial cariño y una forma de mucho disfrute, y con eso ya estoy muy feliz
¿Crees que es un disco que interpela diferente en base al genero?
¿Cómo? ¿como?
Básicamente que, si por el hecho de ser mujer o ser hombre, se va a recibir de otra manera.
Bueno, creo que hay una visión femenina que puede llegar de una forma a la mujer, pero también he tenido a Campi al lado siempre en este disco y él también me comentaba que le llegaba bien fuerte. Es verdad que yo tengo un corazón muy abierto a mis niñas para que estén bien, para tratar de sanarlas, pero también creo que es algo universal lo que cuento. Y, aunque lo cuente desde mi punto de vista, creo que puede llegar a cualquier tipo de público, y en mis conciertos he visto desde niños a ancianas y ojalá que eso se siga manteniendo y que pueda llegar a ser algo que llegue a mucha gente. Hay una cosa que me dijo mi madre ahora en Navidad, cuando le estuve contando del disco, que fue muy bonito y era: "Valeria escribes de lo que necesito, cuando necesito". Y fue a raíz de que le contara todo ese concepto de poner el cuerpo después de todo y como, de repente, estaba mirando a lo único que está presente siempre que es el cuerpo. Y ¡ojalá! que este pensamiento que tuvo mi madre, sea un pensamiento genérico del resto del público. El poner en valor el cuerpo de una o de uno que al final le responde le avisa, le cuida y le marca el caminito, porque al final es lo que nos queda para bien o para mal.
Y también me gustaría destacar que cuando cantas canciones de desamor y de ruptura, no lo haces desde el punto de vista de alguien que se siente una víctima porque, en cualquier ruptura siempre hay procesos muy complicados y puede surgir el reproche, que a veces puede ser muy fuerte, pero tú no lo has hecho así.
A mi me gusta ser muy pacifista (risas). Mira ahora me ha venido a la cabeza esa referencia a Chavela (Vargas) que hay en el disco cuando digo eso de “ójala que te vaya bonito” que, también es una forma de decir, yo ya he sufrido, ya tengo mis pensamientos propios que me pueda reprochar en algunos momentos así que, lo que le quede al público, quiero que sea algo con lo que me pueda sentir bien cuando pasen los años. Porque al final, en las relaciones humanas, creo que siempre debería quedar algo de agradecimiento, si se puede, igual no tanto a la otra persona como a las cosas que has vivido, y a como eso te ha hecho crecer o evolucionar de una forma u otra. Por eso las canciones están planteadas desde ese punto, poniéndoles el peso justo para que a una no le haga daño cantarlas. Que estar cantando con reproche toda la vida eso de ‘rata inmunda, animal rastrero” igual también lo acabas sufriendo. (risas)
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