“Si pensara que ya no tengo nada que aprender en la música, me aburriría muchísimo”
EntrevistasUoho

“Si pensara que ya no tengo nada que aprender en la música, me aburriría muchísimo”

Sergio Iglesias — 23-05-2022
Fotografía — Eider Iturriaga

Parte fundamental de bandas imprescindibles del rock estatal, como Platero y tú o Extremoduro, Iñaki Antón (más conocido en el mundillo musical como Uoho) da un paso adelante y nos presenta su nuevo proyecto.

Estamos frente a la que será su primera experiencia como cantante: una serie de discos en los que, bajo el título de “Interpretaciones”, repasa los grandes éxitos de su carrera, revisados junto a la banda que le lleva acompañando más de 20 años, y con los que en breve saldrá de gira por toda la península.

Para empezar, cuéntanos cómo se te ocurre volver a revisar estas canciones.
Si te digo la verdad, a mí no se me ocurre. Cuando se canceló la gira de Extremoduro por la pandemia, estuve un par de años sin querer saber nada de la música, y cuando todo pasó y nos volvimos a juntar para tocar, nos ofrecieron una gira con la condición de que yo cantara y tocáramos estas canciones. Al principio, yo me acojoné un poco, pero los del grupo lo tenían claro y me animaron y la verdad es que ahora me está gustando y lo veo un poco como “el disco cero”.

Supongo que era innegociable que la banda fuera esta con la que llevas trabajando un montón de años, ¿no?
Por supuesto. Somos la banda y lo teníamos claro, así que, cuando Jon decidió dejarlo para centrarse en su trabajo de diseñador 3D, en lo que es muy bueno, nos quedamos los cuatro que ya llevamos más de 20 años tocando juntos. Si estás tanto tiempo tocando con unas personas, es porque te encanta, así que poco más hay que decir.

¿Se trataba también de reivindicar, de alguna manera, vuestro papel en la historia del rock?
No es nuestra intención, la verdad. No sé si, involuntariamente, puede ser una forma de reivindicar algo o no, pero nosotros lo único que queremos es tocar y hacer canciones, lo que siempre hemos hecho, lo que sabemos hacer y nos puede dar de comer. El disco ‘Interpretaciones’ igual sí que puede servir para decir que esto lo hemos hecho nosotros y que no es una versión, pero no creo que tengamos que reivindicar nada.

En esos dos años que estuviste apartado de la música, ¿hubo algún momento en que te plantearas la idea de dejar de tocar y centrarte en tu trabajo como productor?
En algún momento, incluso pensé en dejarlo todo, pero tenía muy bien montado el estudio y, además, algo tenía que hacer. Pero sí que pensé “que le den por saco, ya estoy cansado de tanta movida”… son épocas que se tienen y que, en realidad, son muy útiles porque nos ponen en barbecho y, cuando nos vuelven a entrar las ganas, nos viene todo lo acumulado.
Así que, cuando llegó esta propuesta, vimos que era lo que necesitábamos, y ahora nos lo estamos pasando de puta madre. Lo que empezó siendo un compromiso para una gira, se está convirtiendo en algo muy divertido, y espero que en una base muy buena sobre la que trabajar en un futuro la música nueva.

¿Ha sido difícil enfrentarte a temas que ya son, prácticamente, himnos del rock estatal, y llevarlos a tu terreno?
A mí esto me parece más difícil que hacer un disco de canciones nuevas, donde tienes total libertad para hacer lo que quieras sin que lo comparen con nada. Pero un disco que tiene tantas referencias es complicado, a pesar de que he elegido canciones que siento mías o que no son tan evidentes.
Pero sí que es cierto que te sientes más responsable al grabar estos temas, aunque hay pequeños cambios en los textos o en las entonaciones poniendo nuestros retoques. Además, ha habido que adaptarlas porque estaban hechas para dos guitarras y ahora van con una guitarra y un órgano cabreado (risas). Se trataba, en definitiva, de conseguir que sea nuestra interpretación de esas canciones que todo el mundo conoce.

¿Te ha costado mucho ponerte al frente de la banda y coger el micro?
Nunca me ha gustado nada cantar, algo que se demuestra en el hecho de que no he cantado en mi vida. Así que esta propuesta fue la patada en el culo que necesitaba para empujarme a hacerlo porque, si no, seguramente nunca lo habría hecho.
Al principio, me daba un poco de miedo, pero empecé a aprender, le cogí el “gustillo” y sé que terminaré cantando dignamente… el aprendizaje siempre es ilusión, trabajo y ganas, sobre todo cuando llevas tantos años y te das cuenta de que quedan muchas cosas por hacer en esta profesión. Pero sí que es cierto que, cuando empezamos con esto, me ponía en el rincón, y fueron los del grupo los que me empujaron hacia el centro, para que me fuera acostumbrando. Para cuando empecemos con los conciertos, espero estar preparado porque ya no soy el que lo controla todo desde la esquina, y ahora alguien me tendrá que controlar a mí (risas)… pero, como te decía, estoy encantado de aprender otra cosa nueva y ahora la suerte está echada y no hay vuelta atrás, así que allá vamos.

“Ya no soy el que lo controla todo desde la esquina, ahora alguien me tendrá que controlar a mí”

¿Te ha servido esta experiencia para entender un poco mejor a Fito o Robe?
Por supuesto. Tengo la ventaja de haber estado a su vera mucho tiempo y, gracias a eso, ahora me he dado cuenta de que he aprendido mucho de ellos y todo eso lo aprovecho para llevarlo a cabo yo. En ese sentido, a Fito y a mí siempre nos gustaba aprender, ya que en este país muchos grupos empezamos a tocar porque nos gustaba la música, pero donde te haces profesional es en la carretera y aquí seguimos aprendiendo cosas cada día… y que dure mucho.
Al final, no queda otra que seguir aprendiendo para seguir disfrutando de esta profesión ¿no?
Bueno, yo conozco gente que no piensa así y que cree que ya tiene todo controlado, pero yo, personalmente, si pensara que ya no tengo nada que aprender, me aburriría muchísimo… ¡Qué depresión, Dios mío! (risas).

A la hora de sacar el disco, has utilizado una peculiar estrategia de lanzamiento, presentando las canciones en pequeñas píldoras. ¿Es una forma de adaptarte a las nuevas formas de consumir música?
Pues la verdad es que no. Empezamos a dar forma a este proyecto cuando nos juntamos en julio del año pasado para hacer la canción del homenaje a Boni; nos pusimos a ensayar de nuevo y a tocar canciones y a grabar las maquetas para el directo que, finalmente, se han convertido en disco y están sin grabar todavía. Así que, aunque parece una estrategia, ha sido algo casual y lo estamos presentando así porque todavía, aunque sí sabemos cuáles son los temas que vamos a grabar, todavía no sabemos ni cuál va a ser el próximo.

De todas formas, sí que es verdad que esta era tecnológica nos ha dado la oportunidad de publicar nuestra música como se hacía en los años 60, cuando los grupos ingleses como los Who o los Stones publicaban singles y, cuando ya habían editado varios con su cara A y su cara B, sacaban el LP… está muy bien que no te veas obligado a hacer 45 minutos de música para mostrar algo. Además, aunque no soy ningún experto en redes y esas cosas, me consta que siempre es bueno estar presente ahí.

Volvamos la vista muy atrás: ¿Pensabais, cuando empezasteis con Platero y tú, que algún día vuestras canciones se convertirían en auténticos himnos del rock?
En absoluto. Nos conformábamos con conseguir un 5% de lo que nos ha pasado, y soñábamos como algo imposible con un 10% de todo esto. Fito y yo hablábamos mucho de que nuestra meta máxima era poder vivir de tocar y era lo más a lo que aspirábamos. Por suerte, todos hemos llegado mucho más lejos de lo que esperábamos y muchísimo más de lo que soñábamos.

¿Cambiaron mucho las cosas cuando conseguisteis el éxito masivo, primero con Platero y tú y luego con Extremoduro?
Conozco casos de explosiones de éxito repentino que no lo han sabido asimilar, pero nosotros tuvimos la suerte de que el crecimiento fue progresivo y eso nos ayudó a seguir siendo los mismos en todo momento. Al final, fuimos sacando las cosas a base de mucho trabajo, de pedir dinero prestado a los amigos, de tocar en bares para ir pagando amplis, pedales o un charles para el batería… pero bueno, para nadie es fácil y es cierto que hemos disfrutado mucho, también en aquellos tiempos en que tocábamos en bares, descargando nosotros el equipo. Nos lo pasábamos en grande, y la ilusión y las ganas eran lo que nos movía, porque eso es lo más importante en la música.

¿Es más sencillo asimilar el éxito cuando empiezas desde abajo y vas viviendo todas esas etapas?
En mi opinión sí. Cuando te llega de repente y ves que te contratan para tocar en no sé qué festi, tienes el mejor equipo, las mejores guitarras, mucho público… es muy fácil que a tus neuronas les dé un chispazo y te pienses que eres alguien especial, cuando en realidad, no lo eres. Nosotros hemos elegido un trabajo que nos gusta o, mejor dicho, hemos tenido la suerte de poder trabajar en lo que nos gusta, pero no tenemos nada de especial por estar encima de un escenario, y no hay ninguna diferencia con otros curros.

Más de 30 años en este mundillo darán para muchas historias, ¿te atreves a contar cuál ha sido el momento más especial que recuerdas en todo este tiempo?
Hemos tenido tantos momentos flipantes a nivel personal, que es complicado quedarme con uno, pero te lo voy a buscar… por ejemplo, cuando grabamos la maqueta, juntamos dinero entre todos y fabricamos 500 cintas de casete, que Fito y yo íbamos dejando por los bares, y un día, cuando fuimos al que entonces era el Zazpi, nos dijeron para tocar allí… eso sería el año 90, se llenó el bar y flipábamos porque la gente estaba cantando nuestras canciones, fue un momento inolvidable; o cuando nos contrataron para tocar con Su Ta Gar en fiestas de San Vicente y allí había un montón de gente… coreaban nuestros estribillos y eso no nos lo esperábamos. Son momentos únicos e irrepetibles.

¿Crees que hay algún grupo actual que pueda recoger el testigo que dejasteis grupos como Platero, Extremoduro o Marea?
Sí que hay grupos muy buenos… y mejores que nosotros, lo que hace falta es que tengan oportunidades y espacios donde tocar, nosotros teníamos los gaztetxes, que no eran ninguna chorrada, porque siempre teníamos la opción de tocar allí, si no era en un pueblo, era en otro. Pero sí que hay gente joven con mucho talento, aunque, si te digo la verdad, durante años yo también dudaba que en el rock fuera a salir gente interesante… por suerte, me equivocaba.

¿Podrías dar algún nombre?
Bufff! Yo es que soy muy malo con los nombres, pero el otro día estuve viendo a Gilipojazz, y me parecieron muy buenos, son amenos, muy divertidos, con mucha calidad… lo tienen todo, menos alguien que cante, pero es que tampoco les hace falta. Hay mucha gente joven que están empezando y que, con 30 y pico tacos, la pueden estar liando si tienen una oportunidad, porque calidad hay de sobra y sólo falta que se les pueda ver.

Y ahora empieza la gira de presentación y, como decíamos antes, ya no hay vuelta atrás. ¿Cómo afrontas este nuevo reto de presentar las canciones en directo?
La verdad es que con mucha ilusión porque tengo un montón de sensaciones similares a las que tenía cuando empezaba en la música: ¿qué va a pensar la gente cuando me escuche cantar?, la curiosidad, la ilusión, el miedo… todas esas sensaciones juntas que tanto molan. Ya hablaremos más adelante y te contaré cómo ha ido, pero ilusión es una palabra muy acertada para describir lo que siento ahora mismo.

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