"Voy en busca de cierta frescura”
EntrevistasUnknown Mortal Orchestra

"Voy en busca de cierta frescura”

Nacho Serrano — 04-06-2015
Fotografía — Archivo

“Multi Love” (Jagjaguwar/Popstock!, 15) supone el nuevo movimiento de Unknown Mortal Orchestra. Estará en la calle a mediados de mayo, pero antes aquí están sus observaciones al respecto.

Tienen doble nacionalidad estadounidense (de Portland, Oregon para ser exactos) y neozelandesa, y son una de esas bandas que consigue desarrollar, e incluso camuflar su pasión irrefrenable por la psicodelia sixties en unos artefactos de asombrosa producción, muy envolventes y a la vez expansivos, tan sedosos que rozan lo sexy y con baterías de sonido opaco y ultra groovie. Exacto, como Tame Impala. Pero ¡oh!, a su manera, y con una elegancia narrativa que recuerda a White Denim. Así que corre a escuchar su nuevo “Multi Love” en cuanto salga la segunda semana de mayo. Aunque bien es cierto que este tercer trabajo trae algunos cambios... Su líder Ruban Nielson nos lo cuenta. “Me tomé un año libre sin giras, y lo pasé entero en casa haciendo el disco. Empecé con un presupuesto como punto de partida, cosa que nunca antes había tenido. Así que la grabación fue menos estresante. Con los dos discos anteriores básicamente no hubo dinero, y después los ‘vendí’ a una discográfica. Esta vez quise tener un buen equipo y ver qué podía conseguir con él. En ‘II’ grabé las baterías con una grabadora de cassette colocada delante del kit, pero esta vez tuve dos buenos micrófonos, buenos preamps y una grabadora analógica de cinta, así que todo el proceso fue cuidado con mucho más mimo. Mientras, escuchaba la trilogía berlinesa de Bowie y pensaba en cómo se grabaría un disco que sonara como las obras maestras de los setenta”.

El cambio respecto a sus dos trabajos anteriores es, efectivamente, muy notorio. De hecho, hay cierta distancia con casi todo lo que se hace hoy en día en cuanto a combinación de elementos. “Sería hiperbólico decir que estoy creando sonidos que nadie más ha logrado”, dice Nielson con modestia, “pero sí que voy en busca de cierta frescura”. Y es que estamos ante todo un freak de la composición. “Soy como una de esas ratas de laboratorio, cuyo centro neurológico de la felicidad está conectado a un botón, y por eso la rata no para de pulsarlo una y otra vez. Para mí, ese botón es hacer música. Sé identificar perfectamente cuándo he dado en el clavo porque mi cabeza se inunda de endorfinas, literalmente. Es mucho mejor que la heroína”.

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