Una pareja fatal
EntrevistasNacho Vegas & Christina Rosenvinge

Una pareja fatal

Luis Argeo — 05-11-2007
Fotografía — Archivo

Nacho Vegas y Christina Rosenvinge dedicaron parte del pasado verano a conocerse a fondo, escribir, componer y grabar juntos. De todo ello surgió un “Verano fatal” (Limbo Starr), además de una gira, y un nuevo dúo. Ahí es nada.

Como dos vampiros con gafas de sol, la nueva pareja musical del paisaje indie español se cita a plena luz, en una terraza madrileña. Apenas acaba de salir el disco que comparten y lo están viendo por primera vez. Parece un buen momento para recordar el origen de todo. Empieza Christina Rosenvinge. “Habíamos hablado durante años de hacer algo juntos, pero nunca nos poníamos de acuerdo”. Eso significa que ya os conocíais hace tiempo. “Sí”, añade Nacho Vegas.

"En realidad tenemos una actitud bastante parecida. Por eso no fue difícil"

“Contacté con ella cuando vivía en Nueva York. Le escribí un email. Tiempo después vino a España y nos conocimos en el Primavera Sound. Hablamos de colaborar, pero pasaba el tiempo, cada uno tenía sus cosas… Christina conocía a Jota (Los Planetas), y quedaron en Granada para hacer algo. En ese momento salieron algunas canciones… Fue como un paso previo a esto que hemos hecho. Luego surgió lo de la gira, lo que nos dio un pretexto para ponernos a trabajar seriamente. Coincidió que J estaba de promo con Los Planetas y acabamos haciéndolo nosotros dos”. Así llegó el verano, y para el nuevo cara a cara eligieron Gijón. (Rosenvinge) “En Granada, yo ya había encargado a Nacho una canción que llevara la frase ‘Lo natural es odiarse’. Creo que eso fue el germen de todo. A partir de ahí empezó una especie de partido de tenis en la que nos la íbamos devolviendo doblada. No había una fórmula establecida. Había una canción que yo quería que él cantara. En mi cabeza pertenecía más a su mundo que al mío… En otra canción, él me utiliza como personaje. Es como si hubiera cuatro personas, dos escribiendo y dos personajes actuando. Es un juego muy divertido y que da mucho de sí. Otras veces escribíamos a medias, metiendo durante el día cosas que habían ocurrido la noche anterior, cosas que se habían dicho”. Menudo experimento. La cosa podía haber saltado por los aires. (Rosenvinge) “Pensaba que Nacho iba a ser mucho más desastre de lo que realmente es. Y resulta que es una persona bastante más seria de lo que creía (risas). (Vegas) “En realidad tenemos una actitud bastante parecida. Por eso no fue difícil. Nos juntamos en Gijón formando una banda híbrida con músicos de nuestra confianza. Al principio no fue fácil. Llevó un par de días adaptarse. Y como tampoco nos habíamos creado unas expectativas demasiado concretas, sabíamos que podía quedarse en nada”. En dos semanas frenéticas, aquel juego con alter egos, recuerdos, experiencias y nuevas emociones fue tomando forma musical. (Rosenvinge) “El tema ‘Verano fatal’ salió de un riff suyo. De ahí yo creé una estrofa, donde cuento cómo fue la primera vez que le vi, en el escenario del Primavera Sound. Luego él añadió un estribillo. En esa canción se metió el ambiente que teníamos alrededor. Era verano, Gijón estaba en ebullición, la Semana Grande, las gaitas, litros de sidra… y nosotros totalmente al margen, metidos en el estudio todo el día. Salimos de Gijón como vampiros. Fue el contra verano. Todo eso está en la canción”. Nacho Vegas ahonda en el fatalismo quitándole connotaciones negativas. Él ve este encuentro como algo que tenía que pasar. (Vegas) “Soy muy determinista en eso. No sabíamos qué iba a suceder y nos metimos en el verano así, grabando un disco que al final ha salido. La fatalidad se puede ver como una manera de entender el destino”. Sale a colación Bunbury, el otro partenaire musical de Nacho Vegas. (Vegas) “Esto ha sido una cosa muy rápida, hecha en dos semanas. Con Enrique trabajé todo un año en momentos intermitentes. Aquel es doble, en éste hay siete temas. En aquel presentamos canciones que cada uno habíamos escrito por separado. Con Christina, escribiendo juntos, todo me daba más respeto. Me siento un poco más vulnerable así. En este disco hay cosas que no hubieran existido de no hacerlas con Christina, y eso lo hace muy especial”. Ella ha conocido nuevas formas de escribir canciones, más narrativas, al estilo de él. Él se vio obligado a escribir rápido, a cambiar su modus operandi. Los dos han quedado satisfechos del trabajo, y con ganas de repetir. El juego puede dar más de sí. Habrá que esperar y ver cuál es su próxima fatalidad.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.