En el siempre excitante cometido de entrevistar a un músico, existen distintos caso. Por un lado, aquellas entrevistas que uno hace casi por inercia, porque simplemente toca; por otro, esas entrevistas que suponen un encuentro con el artista admirado y el fan incrédulo ante lo que se le viene encima. En ese momento uno recuerda desde el momento en que descubrió al entrevistado, el momento en el que compró su primer disco, la vez que asistió a su primer concierto… Al principio, la ilusión de entrevistar a DiFranco iba a convertirse en decepción (solamente contábamos con diez minutos), aunque finalmente fuesen treinta los minutos de conversación. Todo cambia cuando DiFranco aparece por las escaleras del backstage, con esa sonrisa eterna, sus zapatos de plataforma que disimulan su altura, esos anchos pantalones de pana, su camisa verde y un entreabierta chaquetilla que deja al descubierto el enorme tatuaje que decora su pecho. Allí, en la intimidad de la sala contigua y con dos botellines de agua y cuatro velas como única compañía, nos enfrentamos a ella. Lleva unos días en Barcelona y se la ve muy feliz. Tras una cuantas visitas a nuestra ciudad, finalmente ha conseguido conocerla a fondo. Se muestra entusiasmada con la arquitectura y con la posibilidad de combinar mar y montaña.
"La verdad es que nada de lo que la MTV pueda hacer, se pueden sacar conclusiones positivas" |
Empezamos con la entrevista. El excepcional "To The Teeth" supuso una pequeña ruptura con el pasado, aunque la calidad no bajase en ningún momento. "Hasta hace bien poco, a la hora de componer me basaba en mi misma. Cogía mi guitarra y en un momento componía una canción, ahora debo pensar más como una banda, en la estructura de las canciones, en cómo puede quedar, en un momento dado incluso en una trompeta o un saxo, y lo indispensable es la libertad a la hora de tocar. Ahora es más como si fuera una jam, todo es mucho más experimental, es un poco el concepto del blues y el jazz el que ha entrado en nuestras vidas". Una de las cosas que más sorprenden de ella es la velocidad con la que graba y publica discos, así como la cantidad de proyectos en los que se involucra habitualmente. "Para mí, toda la vida es tiempo libre. Hago lo que más me gusta y no me supone ningún esfuerzo dedicarme a ello. Siempre tengo algo en la cabeza, sea una colaboración, una proyecto propio, una idea. El aburrimiento no entra en mi concepto de la vida, además me siento privilegiada. ¿Debo quejarme? No creo que fuera justo". El folk nunca se ha caracterizado por ser, ni mucho menos, un estilo en el que tenga un protagonismo la guitarra eléctrica, aunque eso no signifique que sea música carente de fuerza. "La acústica te da muchísimas más posibilidades, es más directa, puedes tocar con mucha más fuerza y sentimiento con ella que con una guitarra eléctrica. Para tocar con ella necesitas un amplificador potente para dotar a tu música de la fuerza precisa, además de limitarte a la hora de darle riqueza a la misma, en cambio la acústica la puedes mimar, acariciar y cabrearla si es preciso". Los unpluggeds de la MTV fueron uno de los fenómenos más importantes en los noventa y nos permitieron gozar de un buen número de grupos en formato acústico, que quizás de otra manera no hubiese sido posible. "La verdad es que nada de lo que la MTV pueda hacer, se pueden sacar conclusiones positivas. Ese fue un filón que utilizaron, igual que lo podían haber hecho con cualquier otro. El folk ya hacía muchos años que se podía disfrutar sin la necesidad de que la televisión americana se metiera en medio de todo esto". Y el papel de la mujer también ha cambiado, aunque la opinión de la señorita, lesbiana y feminista confesa, presenta una fuerte divergencia con la mía. "Todo ha sido producto de la industria discográfica. Tenían que explotar con algo que hasta ese momento no hubiese sido contaminado por ellos mismos. Mujeres interesantes en este mundillo las ha habido siempre, pero ahora se apuesta por la mujer y antes era en menor medida". Dos experiencias han enriquecido su vida en los últimos tiempos, una el homenaje a Woody Guthrie, la otra la amistad establecida entre ella y Maceo Parker. "Lo de Woody fue emocionante a más no poder. Él fue el más grande y auténtico artista folk de la historia y poder rendirle un sentido homenaje con todo ese elenco de músicos y amigos fue un placer inenarrable. A Maceo, lo vi un día en televisión y, me dije a mi misma, yo quiero conocer a ese tipo, es todo vitalidad. Al día siguiente me llamaron para saber si estaba disponible para acompañarle como guitarra en una próxima gira, no necesité ni pensármelo, de inmediato di una respuesta afirmativa. Su colaboración en este último y en "To The Teeth" fue reconfortante". Como para mí estar con ella. Una vez más, gracias.
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