“¿Por qué lanzarme en solitario precisamente ahora? Es una buena pregunta. No lo sé. No tenía ninguna intención. Me encontré solo, componiendo, grabando los temas con músicos de sesión de mi estudio de Nashville, sintiéndome liberado de las restricciones, a nivel de concepto o a nivel de sonido de mis otras bandas y… bueno, no se me ocurrió nada mejor que firmarlo con mi nombre”. En las distancias cortas, Jack White es todo amabilidad, un enamorado de su profesión que no regatea ningún tema y se esfuerza en entender las preguntas y en explicarse lo mejor posible en sus respuestas. Durante la media hora de entrevista, tan solo alzará la voz y realizará un mal gesto al requerirle sobre la banda que en los últimos años ha ocupado el trono que dejó vacante The White Stripes, y que últimamente está gozando de incluso más éxito que el que en su día tuvo el dúo de Detroit. “Ni siquiera conozco a The Black Keys. He oído algún tema, pero poca cosa. Sé que la gente nos compara, pero no puedo decir mucho al respecto. Lo único que sé es que a principios de la década pasada, aparecimos una serie de bandas, como The Strokes o nosotros, que creamos un modelo, un estilo, cada uno a su manera y con sus propias influencias, pero muy diferente a lo que se estaba haciendo en aquel momento. Después de The Strokes llegaron más grupos que siguieron aquel patrón: The Libertines, The Killers, etcétera. Me halaga que también haya otros que siguieran nuestra estela, pero no me voy a estar preocupando de lo que haga o deje de hacer cada uno de ellos”.
“Blunderbuss” supura Jack White por los cuatro costados. Conserva todos los destellos –riffs tan marca de la casa como el de “Sixteen Salines”, ese blues punk tan característico en “Missing Pieces”, la facilidad para la melodía certera en “Love Interruption”- que han hecho de él uno de los artistas más valorados de nuestros tiempos. De la misma manera que también contiene gran parte de los defectos que hemos encontrado en la mayoría de sus trabajos hasta el momento: la sensación que algunos de los temas son más bocetos inacabados que ideas duramente trabajadas o una cierta insipidez en unos cuantos momentos del disco que lastran su impacto y rebajan la euforia que provocan sus mejores temas. Pero eso es y siempre ha sido Jack White. Lo que sí se aprecia es un nuevo paso en ese sendero evolutivo que desde hace una década White va manejando con pautas sutiles pero perceptibles y que poco a poco le han ido transformando en un joven Tom Waits. Sí, Jack White es Tom Waits con treinta años menos. Al igual que él, parte del blues y resto de raíces del rock americano para transformarlas, llevarlas a su terreno y crear un producto con sello propio. Si en el caso de Waits, retuerce y ahoga esas influencias en su propio pantano, White prefiere disecarlas; las vacía por dentro y las vuelve a rellenar con su propio universo disonante. “Joder, me encanta. No lo sé, puede ser. Evidentemente adoro a Tom Waits y es cierto que partimos de unas mismas ideas de base. Lo que más me gusta es cómo se percibe mi música dependiendo de la zona geográfica. No te lo vas a creer, pero eres la tercera persona que hoy me menciona a Tom Waits. Lo hizo justo antes que tú un periodista portugués y esta misma mañana creo que fue un italiano. En cambio, en Estados Unidos, el nombre que más oí fue The Rolling Stones. ¿Te lo puedes creer? Son ingleses, pero todas sus influencias son norteamericanas, así que está bien. Y en Inglaterra me emparejan más con Bob Dylan. Ha habido quien me ha dicho que este disco es mi propio ‘Blood On The Tracks’. Todo me encanta, todo me vale. Me jodería más que todos me compararais con The Kinks, porque significaría que estoy dejando ver demasiado a las claras mis cartas, por lo que mucho mejor así. Lo que sí te puedo decir es que cuando compongo no escucho nada de música, ni actual ni antigua. Intento partir de cero y componer una canción como quien escribe sobre una hoja en blanco. Todo está ahí, claro, pero durante las semanas o meses que utilizo para cada disco, nunca escucho nada más de lo que tengo en mi cabeza”.
El propio White afirmó poco después del lanzamiento del último disco de The Dead Weather que su próximo proyecto iba a ser llamar a Meg y recuperar su faceta más bluesera de The White Stripes. Sin embargo, los acontecimientos fueron muy diferentes y el pasado 2 de febrero del 2011 anunciaban en su web oficial que la formación había llegado a su fin, no por diferencias artísticas, ni por falta de ganas o problemas de salud, sino por una “miríada de razones”. Un año después, la situación no ha cambiado lo más mínimo. “Si quieres que te sea sincero, Meg ni siquiera responde mis llamadas. No sé ni cómo se encuentra. Tampoco es que eso sea raro en ella, así que no estoy preocupado. Ella es así. La última vez que estuvimos juntos en un estudio fue en 2007, con Beck, grabando varias caras B para el single ‘Conquest’”. Cuando le infiero que quizás con el tiempo y la calma, Meg recupere las sensaciones y la necesidad de volver a grabar y tocar en directo –es conocido el alto grado de ansiedad y desgaste que le produjo la larga gira que siguió el lanzamiento de “Icky Thump”-, Jack lanza uno de sus mensajes más tajantes de toda la entrevista. “No. Seguro. No me imagino a Meg volviendo a tocar un instrumento. Y si no es por ella, es por mí. No va a volver a existir algo llamado The White Stripes. Nunca. Créetelo. Bueno, a menos que uno de los dos se quede en la bancarrota y necesite el dinero. Pero eso sería muy triste”. ¿Quizás encontramos entonces en “Blunderbuss” algunas de las ideas o temas que tenía White compuestos para la continuación de “Icky Thump”? “Tampoco. La verdad es que no tenía nada escrito para un nuevo álbum de White Stripes. Ninguna de las canciones de ‘Blunderbuss’ tiene más de unos pocos meses de vida”.
Otra de las razones del éxito actual de White –no olvidemos que hace poco tiempo figuraba, junto a su ex-pareja sentimental, la modelo Karen Elson, dentro del Top 10 de artistas jóvenes más ricos del mundo- es su incursión como empresario al frente de Third Man Records, un emporio musical -sello discográfico, tienda de discos y local de conciertos- dedicado y dirigido a todos aquellos que todavía estiman el valor como objeto físico de la música. Quién iba a decir que en estos tiempos una discográfica hablara de beneficios. “Su éxito me ha superado. Primero, porque no hemos hecho nada para conseguirlo. No hemos necesitado anuncios, ni marketing, ni nada parecido. Ha venido la gente a nosotros. La idea de origen era hacer algo que nos entusiasmara como amantes del vinilo que somos. Productos muy bien acabados como los que nos gusta encontrar cuando compramos un disco, esperando que hubiera gente ahí fuera que también les interesara. La respuesta ha sido apabullante. No buscábamos algo con tantos beneficios, pero desde luego los está teniendo. En solo tres años hemos producido más de 600.000 vinilos. Imagínate”.
White prepara ya la puesta en escena de la presentación de “Blunderbuss”. Juntará dos bandas para la ocasión, una compuesta enteramente por mujeres, y otra enteramente por hombres, nadie de todos ellos ha estado en ningún grupo jamás. Irá eligiendo unos u otros cada noche dependiendo de su estado de ánimo. En sus shows habrá temas, lógicamente, de todos sus proyectos, y contará con la presencia como teloneros de uno de los conjuntos que mayor interés le ha despertado últimamente. “Alabama Shakes son una de esas experiencias sonoras que te dejan noqueado. Solo su cantante, con su presencia y su voz, ya es capaz de embriagarte. Y en directo es de lo mejor que he visto en mucho tiempo”. Asegura que la gira tiene previsto su paso por España hacia finales de año.
Es Alabama Shakes, no Alabama Shakers. Fallo importante.
renovar nuestra confianza? que guilipollez!
ojalá cumpla lo de pasar por aquí.
DIJO EN SERIO QUE LA GIRA PASARIA POR ESPAÑA?