UN PADRE PERFECTO
EntrevistasBen Harper & The Innocent Criminals

UN PADRE PERFECTO

Redacción — 10-03-2000
Fotografía — Archivo

AUNQUE NOS ENCANTA, NO HABLAREMOS CON BEN HARPER DE SU ÚLTIMO DISCO «BURN TO SHINE». TAMPOCO HABLAREMOS CON ÉL DE SU INTERÉS POR LA BANDA CATALANA GOSSOS (ME PIDE QUE LOS FELICITE DE SU PARTE). A TRAVÉS DEL HILO DE COBRE QUE UNE COLOMBUS (OHIO) Y BARCELONA, COMPARTIREMOS UNAS TAPAS Y UNOS CHATOS MIENTRAS DEPARTIMOS SOBRE LA INFANCIA (BEN ES PADRE DE DOS NIÑOS).

El último disco de Ben Harper, «Burn To Shine» (Virgin, 99), ha sido más bien poco publicitado en España, a pesar uno de los más interesantes de su carrera (por su vertiente más rockera, por el alma de «Show Me A Little Shame», por atrevimientos como «Suzie Blue», descaradamente New Orleans y, en definitiva, por desmarcarse de la peligrosa reiteración). Es por esta razón, y por su inminente visita a España, que volvemos a tener a Ben en estas páginas. Sin embargo, como Enrique Peñas hizo muy bien su trabajo en la entrevista publicada en septiembre, decidimos no hacerle más preguntas sobre su nuevo disco y optamos por invitarle a unas tapas y unos chatos para debatir sobre un tema que le toca de cerca: la infancia y la paternidad (Ben es, hasta el momento, padre de dos pequeñajos). Es sabido que Ben Harper no es amante de las entrevistas y que tiene prohibido hablar de su vida privada (nada más lejos de nuestra intención), así que el hombre se muestra entre sorprendido y reticente ante nuestra propuesta. Será mejor hacer algún rodeo y preguntarle por su propia infancia. «En mi casa no había otra cosa que guitarras, mi madre tocaba la guitarra y mi padre percusión, o sea que nací con guitarras por todos lados». Y, con cinco años, ya apreciaba la buena música. «Empecé a escuchar música antes que a tocar, a los cinco años. Escuchaba de todo, desde Otis Redding a Stevie Wonder y Dolly Parton. Después aprendí a tocar la guitarra viendo cómo lo hacía mi madre». Pero, ¿cómo era Ben Harper de niño? ¿Era tímido o hiperactivo, era deportista o se pasaba la vida encerrado en su cuarto acariciando su guitarra, tenía muchos o pocos amigos, era buen o mal estudiante, andaba merodeando por las calles o era un niño educado y formal? «Era un niño normal. Tampoco estaba mucho tiempo tocando la guitarra, sólo a veces. Pasaba más tiempo con mi skateboard o mi bici, ¿sabes?». Se niega a hablarme sobre su paternidad aunque, de hecho, yo sólo quería saber si el ser padre cambia en carácter, el punto de vista que tiene toda persona ante la vida. De todos modos, sí debe preguntarse qué mundo le estamos dejando a la siguiente generación y, por ende, a sus hijos. «Pienso que hay cosas realmente buenas y cosas realmente malas». ¿Como, por ejemplo, los gangs o bandas juveniles en Estados Unidos? «Creo que hay bandas juveniles en todos los países en los que he estado». Quizás el problema sea que en su país cualquiera puede conseguir un arma. ¿Es éste el gran lastre de Estados Unidos? «Pienso que es un gran problema que hay que solucionar, todo el mundo quiere arreglarlo, pero nadie quiere ver dónde está el problema real. No hay ninguna razón por la que alguien deba tener un arma». ¿Qué hace que en Estados Unidos, un buen día, un niño se levante, coja un arma, vaya al colegio y empiece a disparar contra sus compañeros de clase? «No lo sé, no sé lo que puede llevar a hacer esto a alguien». Quizás tenga algo que ver con la violencia gratuita en la televisión o en el cine. Actualmente los niños crecen viendo decenas de muertes violentas al día y, cuando llegan a la adolescencia ya han visto miles de asesinatos en televisión. «Creo que ahí los padres tienen una gran responsabilidad, los padres tienen cada vez un papel más y más importante a la hora de educar a sus hijos. Los niños tienen que ser fuertes para no dejarse influenciar, pero esta es una gran discusión, no es algo de lo que pueda hablar en un minuto, es un gran problema». Le pregunto sobre la explotación infantil. Sobre qué sucede en el mundo cuando empresas occidentales como Nike tienen fábricas en Asia donde trabajan niños y niñas de sol a sol. «Creo que está relacionado con la codicia de nuestro país. Se trata de una ansia de dominio hacia otros países». Intento preguntarle de nuevo por la paternidad ¿cómo cambia la vida de un hombre que se dedica a viajar por todo el mundo con una guitarra colgada del cuello? La respuesta es tajante. «No hablo de mi vida privada». Vale. Entonces quizá podría decirnos cuál cree que es la cosa más importante que debemos enseñarles a nuestros hijos. «Lo primero es la confianza en uno mismo, la autoestima y el respeto hacia los demás, respetar la Tierra y respetar a la gente en general, respetar a los mayores, a la gente mayor». Seguro que el mundo iría mucho mejor.

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